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Colombia y sus masacres

martes 21 de mayo de 2019
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Colombia y sus masacres, por Carlos Alberto Agudelo Arcila
Ilustración: “La masacre de los inocentes” (1611-1612), Peter Paul Rubens

Escribir en crisis. 23 años de LetraliaEscribir en crisis. 23 años de Letralia
Este texto forma parte de la antología publicada por Letralia el 20 de mayo de 2019 con motivo de arribar a sus 23 años.
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Masacre uno

Miro la casa. De nuevo observo y es la casa. Sin embargo es sólo su nombre. Me embruja. Penetro en ella y termino sintiendo lo inmemorial del tiempo. Nadie la habita. Pertenece a la brega del recuerdo. Anciana de madera con ojos que son clavos, sosteniendo años de entradas y salidas. Su mundo es cadáver de luciérnaga sin sepultar. Casa donde los recuerdos son semillas arrojadas a diestra y siniestra sobre el suelo, con huellas de pasos despavoridos. Semillas que germinan en el reflejo roto, bajo el techo en ruinas por donde exhaló su alma la ceniza. Por donde flotan ánimas de nubes, estrellas y firmamento. Casa de trajín sin meta alguna. El fantasma de la abuela, canguro saltando el recuerdo de sus hijos y sus nietos. Pasan espectros, el perro, el hermano cojo, el mundo que vivió. La habitan miles que ingresaron a ella. Tropiezan. Uñas invisibles escarban el hombre que fueron. Casa construida con sombras de memoria, a la deriva por sus pasillos. Muertos por todo lado, rebujo de dioses. Muertos que brotan de las paredes y cuelgan como cuadros sin sentido alguno. No hay quien rezume una gota de sudor. No hay manos que sangren nostalgias. No hay quien empuñe esperanzas de nuevos amaneceres. La casa… sólo paredes que son de una casa. Una casa de una casa la casa. ¿Dónde está la casa?

 

Me pregunto por mí, me contesto que he muerto. No me creo, me sonrío.

Noticia 1
Rutas del conflicto

“Municipio: Ituango. Vereda o corregimiento: El Aro. Departamento: Antioquia. Grupo armado: Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (1994-1997). Fecha: octubre de 1997. 150 hombres de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu), conocidos en la región como los ‘Mochacabezas’, llegaron al corregimiento El Aro, en Ituango, el 22 de octubre, y asesinaron a 17 personas. Los ‘paras’ permanecieron 7 días en el lugar durante los cuales torturaron públicamente a las víctimas. El propietario del único establecimiento de abarrotes del caserío fue atado durante todo un día a un árbol y luego los ‘paras’ le sacaron los ojos y el corazón. Luego de la masacre los paramilitares quemaron 42 de las 60 casas del caserío, se robaron 1.200 reses y ocasionaron el desplazamiento forzado de 702 habitantes de la región. La fuerza pública dejó desprotegida a la población durante todo el ataque. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó al Estado colombiano a pagar una indemnización cercana a 3.400 millones de pesos a favor de 123 familiares de las víctimas”.

 


 

Masacre dos

Tocan a la puerta. Abro, entro. Me invito a un café, lo saboreo. Me pregunto por mí, me contesto que he muerto. No me creo, me sonrío. Me siento en la cama, donde pronuncio el amor. Un hijo flaco, como el destino que ahora cumplo, aparece en mi memoria, le digo que no se altere, que antes del juicio final las tormentas, de todos los tiempos, florecerán en su cuerpo seco, que no tome en serio la sustancia de nada. Desde el otro extremo del mundo se siente olor a cordero asado, mi primogénito estira su olfato hasta el humo que lleva en su designio el alma del borrego, ríe, ríe, ríe, ríe, temo que despierte a los muertos que la humanidad aporta. Palpo el vacío mío, en la silla donde escucho un canturreo de hormigas. Derribo puertas, encuentro a mi padre, mi hermano, mi madre, me miran de frente, no dicen qué hace usted aquí, me pregunto por qué examinan la casa como lo hacen los muertos, me confronto, miro cara a cara lo poco que queda de mi familia, observo un semblante de sol en la ventana. Rostros de moscos, que deja el pan de cada día, me insinúan que no son los mismos insectos de la última Navidad en que brindé por la vida, me dirijo al espejo y observo en el fondo del cristal asientos viejos, la alcoba desarmada, polillas que leen miles de páginas que nunca escribí, palabras que nada dicen, mi cuerpo que no se refleja, palidezco, me lo comunica la concavidad de mi silueta, indago sobre mi ser, de pronto alguien manifiesta los fantasmas sí existen, desaparezco confuso entre el cortinaje de la última sombra.

 

Noticia 2
Verdadabierta.com
Capítulo I: La masacre de un pueblo el 17 de enero de 2001

“La masacre de enero de 2001 en la que paramilitares asesinaron a golpes de mazo a 27 pobladores del otrora pueblo alegre de Bolívar pudo haber sido evitada por la fuerza pública pero no sólo no lo fue, sino que las fiscales del caso, una, Yolanda Paternina, abandonada por sus propios jefes, fue acribillada, y la otra, Mónica Gaitán, amenazada, tuvo que exiliarse”. Reportaje especial de la periodista colombiana Ana Carrigan.

“En las frescas horas anteriores al amanecer del 17 de enero, 50 miembros de las Autodefensas Unidas de Colombia entraron a este pueblo de agricultores de aguacate. Sólo el ladrido de los perros, desacostumbrados a la oscuridad producida por una extraña falla eléctrica, perturbó el silencio de la montaña. Durante una hora, bajo las instrucciones de una mujer conocida como Comandante Beatriz, las tropas paramilitares arrastraron a los hombres de sus casas, comenzando por Jaime Merino, de 37 años, y a tres labriegos. Los reunieron en dos grupos, arriba de la plaza principal y al otro lado del rudimentario puesto de salud. Luego, uno por uno, asesinaron a los hombres, aplastándoles la cabeza con piedras pesadas y un mazo (…). Al salir, la tropa incendió el pueblo” (Washington Post: “Chronicle of a Massacre Foretold”).

 


 

Según los hallazgos de la justicia, las víctimas eran desmembradas vivas. En ocasiones amarraban con alambres de púas los cuerpos de civiles.

Masacre tres

En aquella anciana observo a mi madre muerta. Tiene la misma contextura. Igual mirada. La ternura exacta. Sus movimientos son de hojas perdiendo su verdor. Hojas llevadas por la mano del viento a un lugar desconocido. El árbol está desnudo, me paro bajo su leño. La lluvia no cesa. Observo a mi madre partir, dándome su adiós desde su amarillento mundo. Aquella anciana es mi madre, ejerce la muerte por segunda vez.

 

Noticia tres
El Espectador
Manual de tortura paramilitar
Judicial
28 Jun 2016 – 12:32 am
Juan David Laverde Palma

Las autodefensas cometieron torturas en 15 departamentos del país, documentó el tribunal.

13. Desmembramiento: “Quienes eran tildados de ser guerrilleros sufrían esta forma de tortura la mayoría de las veces. Según los hallazgos de la justicia, las víctimas eran desmembradas vivas. Una modalidad aplicada por el Bloque Norte en Bosconia (Cesar) y en Remolino y Chivolo (Magdalena), donde en ocasiones amarraban con alambres de púas los cuerpos de civiles. En el Bloque Mineros, con cuchillos, descuartizaban a quienes desafiaban la autoridad de Ramiro Cuco Vanoy. Casos similares se presentaron en Meta y Vichada. Hubo motosierras en Nariño, Puerto Boyacá, Atlántico, Cesar y Arauca”.

 


 

Masacre cuatro

La muerte con sabor agridulce en la reflexión del desahuciado. La muerte con sangre de Borges en sus entrañas. La muerte con los siete viajes de Simbad en sus labios. La muerte decidida cuando fisgonea al hombre desvelado. La muerte incuba, hombre a hombre, sus denuedos. La muerte dándole la última oportunidad al gallo de recordar su primer canto, de antes de cantar tres veces el gallo. La muerte de la hormiga con la evocación de la hoja a cuestas. La muerte mía con todos los pronombres a la deriva. La muerte tuya haciendo presencia en el espejo, donde aún no te ves como fantasma. La muerte nuestra de cada día, como la vitrina donde otros miran pasar de prisa el pan de cada día. La muerte del verbo. La muerte del sustantivo y su música malgastada.

La muerte y su alter ego omnipresente en la fresa,
en la uva con el borracho en el lodazal del vino.
La muerte porque son las once en este instante gótico,
como el rocío pendiendo del verde moribundo. Ella la muerte, mi muerte, tu muerte, nuestra muerte.

 

Noticia cuatro
Revista Semana
Masacre en La Gabarra a manos de la guerrilla

“Miércoles 16, 8:00 horas. Presuntos guerrilleros del Bloque 33 de las Farc asesinaron a 34 campesinos que trabajaban en cultivos de coca de las Autodefensas.

”Durante la madrugada del martes, cerca de 50 hombres armados llegaron hasta la finca conocida como El Águila, en el corregimiento de La Gabarra (Norte de Santander), los amarraron y asesinaron con tiros de gracia, bocabajo.

”Entre las víctimas hay dos menores de edad y los demás se encuentran entre 18 y 45 años. Cinco de los campesinos quedaron heridos y dos lograron huir.

”Los hombres eran raspachines, es decir recolectores de coca, que trabajaban para el Bloque Frontera de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, en la zona ubicada en la región del Catatumbo, a cuatro horas del casco urbano de La Gabarra”.

 


 

El 13 de abril del 2000 paramilitares del Bloque Montes de María asesinaron a 13 miembros de una comunidad evangélica.


Masacre cinco

Este es el pueblo de la muerte, donde se toma el mejor tinto del mundo. Sus habitantes no tienen amarguras. Son serenos. Sus miradas brotan de agujeros ásperos. Se les observa sin prisa. Cada paso por darse lo consultan con el oráculo. Desconfían de la aurora. Sus memorias olfatean alguna sopa vinagrosa, un pan descompuesto, una carne putrefacta. Se regocijan, se dirigen a la mesa del largor del mundo, donde se observan otros comensales cuando vociferan la ultranoche. En esta comarca hay un resquicio, por donde se vigilan algunos visitantes. Los pobladores de este territorio temen, porque pueden llegar a ser aplastados por la indiferencia de esas vidas.

 

Noticia cinco
Verdadabierta.com
Hato Nuevo sigue siendo un pueblo fantasma
18 abril de 2015

“El 13 de abril del 2000 paramilitares del Bloque Montes de María asesinaron a 13 miembros de una comunidad evangélica en el corregimiento de Hato Nuevo en el Carmen de Bolívar, entre ellos el pastor de la iglesia. 15 años después un sobreviviente narra los hechos que causaron el desplazamiento de casi toda la población.

”Estos hombres armados a donde llegaban quemaban viviendas y desplazaban a toda la gente del pueblo”.

 


 

Masacre seis

Dios también muere y como es Dios lo hace un día cualquiera. O un día innombrable. O un día cuando la vida concibe, de náusea en náusea, su destino. O un día cuando el día roce con la penuria de caderas y pechos deslumbrantes, al lagrimear ante cuatro ojos de alguna ebriedad eterna.

O en el vértice donde acontece la mirada delirante, de esa vida, de esa muerte. Alguien con sigilo cierra ventanas del tiempo, encerrándose en el firmamento del silencio, un alguien entre Dios, el hombre y la nada. Dios también muere, mientras en otra estancia el alba irrumpe la hermosura de un hombre después de degollado. Hombre olvidándose un día de Dios, sepultado —como a un bicho— en sus entrañas, para luego rezar un padre nuestro. A punto seguido Dios también reencarna en su propio misterio,
mientras la mirada de un ateo observa las alas de un ladrido.

 

Noticia seis
La Opinión
Hallan hombres torturados, degollados y maniatados en San Faustino

“En medio de un sector montañoso, en límites entre el corregimiento San Faustino (zona rural de Cúcuta) y el territorio venezolano, conocida como vereda Los Negros, fueron hallados el miércoles los cadáveres de tres hombres torturados y degollados.

”El coronel Javier Barrera, comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta, aseguró que estos homicidios son producto de la disputa a sangre y fuego protagonizada por el Clan del Golfo y Los Rastrojos, para dominar las trochas, donde constantemente pasa contrabando y drogas provenientes desde el vecino país”.

 


 

Masacre siete

La cabeza del decapitado descansa sobre una piedra en el camino, da sus primeros pasos hacia el mundo de los sueños, anhela un cuerpo. Poco a poco su sueño en el sueño se hace realidad. Él se piensa como hombre y aquella nueva vida se torna carne de mujer. La cabeza del decapitado estancia en otra semblanza, se ruboriza ante su desnudez. El resto del cuerpo, de la cabeza del decapitado, se puso la cabeza de una mujer decapitada. Ahora la cabeza de la mujer decapitada se mira en el espejo, se asombra de pertenecer a alguien.

 

La muerte tierna. Puta. Trascendental. Feroz, capaz de gesticular el mundo por sus siete orillas.

Noticia siete
Por: Redacción El Tiempo, 31 de diciembre de 1998, 12:00 am.

“CONFIRMADOS 19 MUERTOS. Oficialmente 19 personas resultaron muertas en los enfrentamientos entre paramilitares y guerrilleros del frente 18 de las Farc en El Diamante. Al hospital San José de Tierralta llegaron entre el lunes y martes 12 cadáveres, entre los que se encuentran tres menores de edad”.

 


 

Masacre ocho

La muerte tierna. Puta. Trascendental. Feroz, capaz de gesticular el mundo por sus siete orillas. Perversa. Inconsecuente. Elitista. Florida. Sagaz. Furibunda. Inconcebible. Procaz. Astuta. Resbaladiza. Ardiente. Estética. Asombrosa. Luciferina. La muerte, a las tres de la mañana, bajo la mirada amenazante del humo, sindica al tiempo del tiempo manipular la nada a sus anchas. La muerte de ella, mía, de alguien semejante a firmamento poblado de artilugios, blandos como la lluvia, dando un eterno descanso a cada uno postrado a la diestra de la silla, donde la última gota de sudor da sus postreros estertores, bajo el sol penetrando la noche. La muerte…

 

Noticia ocho
Masacre de El Salado

“La Masacre de El Salado fue una masacre cometida en la población colombiana de Villa del Rosario-El Salado entre el 16 y el 22 de febrero del 2000, aunque otras fuentes hablan de que la masacre se alargó durante dos semanas. El asesinato masivo fue cometido por el Bloque Norte y Bloque Héroes de los Montes de María de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que comandaba Rodrigo Tovar Pupo (alias ‘Jorge 40’) y Rodrigo Mercado Pelufo.

”La acción criminal consistió en torturas, degollamientos, decapitaciones y violaciones de un número aún sin determinar de campesinos indefensos, entre ellos una niña de seis años y una mujer de 65; en un principio se habló de entre 30 y 60 personas asesinadas,? pero en junio de 2008 la Fiscalía determinó que fueron más de 100, asegurando que podía haber sido la matanza más grande de los paramilitares en toda su historia”.

 


 

Masacre nueve

El monstruo del sueño muere, para que despierte el soñador. El soñador agradecido conduce el cadáver del monstruo al solar de su memoria. Allí entierra el sueño y al monstruo, para luego despertar sobre una bicicleta, rumbo a la oficina. Pronto serán las seis exactas de un siglo, cesto roto para arrojar la muerte.

 

La muerte espera, con su serena palidez, la llegada del hombre en el camino.

Noticia nueve
El Espectador, 3 de julio de 2018. 8:05 pm
El horror no se va del Cauca: masacre en Argelia

“Los cuerpos de siete personas fueron hallados en la vereda Desiderio Zapata, en Argelia (Cauca). Según las primeras versiones, los cadáveres presentaban tiros de gracia y algunos signos de tortura. La zona fue de influencia de las Farc y lo sigue siendo del narcotráfico.

”Argelia es un municipio del Cauca, a cuatro horas de su capital, Popayán (AFP). El municipio de Argelia, al sur del Cauca, amaneció ayer conmocionado por el hallazgo de siete cadáveres en la vereda Desiderio Zapata. Según versiones de los campesinos, hacia la una y media de la mañana dos camionetas incursionaron en la vía que conduce al sector de El Plateado, y de ellas fueron sacados los cuerpos sin vida de siete jóvenes entre los 25 y 35 años. Todos los cadáveres presentaban tiros de gracia y algunas señales de tortura. En principio, las autoridades expresaron que las víctimas no pertenecen a la comunidad”.

 


 

Masacre diez

La muerte espera, con su serena palidez, la llegada del hombre en el camino. Ante el paso del caminante junto a ella, ésta palidece aún más, cuando observa el hambre del viajante, como fisonomía de una muerte injusta.

 

Noticia diez
Caracol Radio, 28/11/2007, 15:47 COT

“Un grupo de paramilitares incursionó el 16 de julio de 1997 en Mapiripán, departamento del Meta. Varios hombres armados, supuestamente con el apoyo logístico y la colaboración de unidades militares, asesinaron a sangre fría a 27 campesinos. El grupo responsable de la masacre fue asistido por miembros del Ejército desde el momento en que salió del Urabá hasta que llegó a San José del Guaviare, en el oriente del país, indicó la investigación de la Fiscalía”.

 


 

Masacre once

Me produce miedo si tus fantasmas se llegan a enamorar de mis fantasmas. De los fantasmas que puedan nacer de ese amor. Terror de ti. Horror de mí. A tu hermosura no le tengo miedo. El hombre que soy no me espanta. Tengo temor a los fantasmas que originas al no amarme. A los fantasmas de no poderte amar y que los fantasmas nacidos de este amor imposible nos odien.

 

Noticia once
Eje21
Bahía Portete: Mujeres wayuu en la mira

“El 18 de abril de 2004, cuarenta paramilitares aproximadamente entraron a Bahía Portete, alta Guajira, y con lista en mano torturaron y asesinaron a por lo menos 6 personas, cuatro de ellas mujeres. Profanaron el cementerio, saquearon y quemaron varias casas, lo que generó el más grande de los desplazamientos forzados de la población wayuu a Maracaibo, Venezuela. Este caso ilustra un patrón de violencia y tortura sexual contra las mujeres como mecanismo para arrasar y doblegar a miembros de un grupo étnico”.

 


 

Masacre doce

El vacío. Siempre el vacío, como tiempo entre el agua evaporada. O la hondura del viento. O el recodo donde se marchita el infinito. O la polvareda impalpable en la cúspide del horizonte, donde refulge la perplejidad por la vida agonizante. El vacío, superficie de la muerte.

 

Pienso en la muerte, cierro las cortinas al viento. La corriente de aire, dentro del cuarto, estremece las alas de pájaros de cristal.

Noticia doce
Revista Semana, Nación, 30 de julio de 2018, 7:33 pm
La atroz masacre a plena luz del día en El Tarra, Norte de Santander

“La masacre ocurrió a plena luz del día. Según las versiones iniciales, un grupo de hombres armados irrumpió en un billar del barrio Villa Esperanza, en la zona urbana de El Tarra, disparando contra varias personas”.

“El pueblo se llenó de zozobra. Voceros de la organización Cisca (Comité de Integración Social del Catatumbo) hicieron un llamado inmediato sobre la grave violación a los derechos humanos que había acabado de ocurrir: ‘Urge que las autoridades expliquen cómo es que con su alta presencia en el casco urbano de El Tarra suceda una masacre en pleno día. Los hechos confirman que la alta presencia militar no garantiza la seguridad de la población’”.

 


 

Masacre trece

Pienso en la muerte, cierro las cortinas al viento. La corriente de aire, dentro del cuarto, estremece las alas de pájaros de cristal.

 

Noticia trece
Revista Semana
La escala de la violencia y sus responsables
Las responsabilidades

PARAMILITARES: 8.902 asesinatos selectivos, 1.166 masacres con 7.160 muertos, 371 casos de tortura y sevicia, más de 1.000 niños reclutados y despojo o abandono de cerca de 800.000 hectáreas de tierra.

GUERRILLAS: 24.482 secuestros, 3.900 asesinatos selectivos, más de 700 víctimas civiles en acciones bélicas, 854 ataques a poblaciones, 77 atentados terroristas, 343 masacres, más de 4.323 ataques a bienes civiles y despojo de cerca de 800.000 hectáreas de tierras, casi 4.000 niños reclutados.

FUERZA PÚBLICA: 2.399 asesinatos selectivos, 158 masacres con 870 muertos, 182 ataques a bienes civiles, 71 muertos civiles en acciones bélicas, un número por determinar de casos de detenciones arbitrarias, torturas y desapariciones forzadas.

Carlos Alberto Agudelo Arcila
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