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Cantos al encuentro reúne y traduce poemas del autor argentino
Luis Alberto Ambroggio:
“El ser creador y creado está hecho y habita en el lenguaje”

sábado 14 de enero de 2023
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Luis Alberto Ambroggio
Luis Alberto Ambroggio: “La poesía proclama y estimula al azul del ideal, de un mundo en paz, sin guerras, del respeto y de la dignidad humana sin límites”.

La traducción, no cabe duda, es un arte. Quien se adentra en sus aguas no sólo tiene que adquirir un vocabulario completo en una lengua que no es la suya, sino que debe conocer contextos, usos locales, pequeñas variaciones que pueden darle a una expresión un sentido completamente distinto al que nos iluminaría un simple diccionario.

Vivo ejemplo de ello es Cantos al encuentro, un libro muy particular que toma textos de diez libros de su autor, el argentino Luis Alberto Ambroggio, y les da una luz nueva al hacerlos vibrar en una lengua distinta al español en el que fueron originalmente escritos. Ana Valverde Osan, Egla Blouin, Yvette Neisser Moreno, Naomi Ayala y Brett Alan Sanders tuvieron la responsabilidad de emular en inglés el aliento del reconocido autor argentino en textos escritos desde 1987 hasta 2017.

Resultado de la que fue una iniciativa planteada en un principio por Valverde Osan, esta es una obra de colección para los muchos lectores que siguen la carrera del escritor argentino. Un autor, además, que reside desde hace años en Estados Unidos y ha aprendido a conocer el mejor rostro del idioma inglés: el de su poesía.

 

Lee también en Letralia: reseña de Cantos al encuentro, de Luis Alberto Ambroggio, por Alberto Hernández.

Cantos al encuentro, la lectura del Otro por el Otro

—¿Cómo surge la idea de preparar una selección con textos de diez de tus poemarios y traducirlos al inglés?

—La profesora Ana Valverde Osan de la Universidad de Indiana, colega en la Academia Norteamericana de la Lengua Española, tradujo uno de mis poemarios, Homenaje al camino, que el ilustre poeta laureado estadounidense Robert Pinsky exaltó en su prólogo, y quiso juntar en una antología bilingüe los poemas de mi creación a lo largo de los años que más le gustaron y consideró mejor acogidos. Ella es una reconocida traductora de destacados poetas como Clara Janés —Diván del ópalo de fuego (o la leyenda de Layla y Machnún) (2015)—, Anne Hébert —Le Tombeau des rois (2015)— y Félix Grande —Libro de familia. Para mí su propuesta de editar esta antología fue un honor que se hizo realidad en Cantos al encuentro.

—En Cantos al encuentro hay una muestra variopinta de la poesía que Luis Alberto Ambroggio ha escrito entre 1987 y 2017. ¿Qué balance puedes hacer hoy de tu carrera como autor de poesía?

—Como he dicho en otras oportunidades, al releer estas antologías que recogen mis poemas escritos a través de décadas de vida, experimento una verdadera y fascinante lectura del Otro por el Otro, más allá de la concepción de Borges, que comparto, de que toda literatura es al fin y al cabo autobiográfica. Coincido con Paul de Man en que en mis textos, como en el lenguaje literario general, la función cognitiva reside en el lenguaje y no en el sujeto. El ser creador y creado está hecho y habita en el lenguaje. Desde Heidegger el Ser se articula por el lenguaje. Se afirma que el poema, la obra, existe como una escultura y perdura en sí y en los lectores; no por el nombre. El mismo yo poético es un anónimo que sobrevive sólo como voz de la humanidad que expresa, en la concepción de Carl Jung. Allí se centra la mitología personal (no en elogios o repudios críticos), porque la obra tiene su propia vida, a pesar de la admiración o vivencia del creador quien siempre amplía los márgenes de percepción de la realidad y desplaza los límites de apropiación de esa realidad, en un diálogo con la memoria, la realidad, la experiencia, el deseo, los polifacéticos encuentros, independientemente de la veneración o rechazo crítico, acrítico o sectario. Creo que mi carrera como autor de poesía se balancea en estos parámetros.

“Cantos al encuentro”, antología bilingüe de Luis Alberto Ambroggio
Cantos al encuentro, antología bilingüe de Luis Alberto Ambroggio (Casasola Editores, 2020). Disponible en Amazon

—Creo que es importante resaltar el trabajo que han hecho los traductores con este libro. Incluso Ana Valverde Osan cuenta en el prólogo cómo se encargó de ponerle título a la antología. ¿Cómo fue trabajar con estos profesionales?

—Fue un placer y un privilegio. Ya mencioné los méritos de Ana Valverde Osan como lingüista y traductora. Las traductoras Yvette Neisser (Moreno) y Naomi Ayala (con quien ganamos el premio del mejor libro bilingüe en 2013 con el poemario La arqueología del viento) son extraordinarias y reconocidas poetas, además de traductoras como lo es el escritor y ensayista Brett Alan Sanders. De hecho en esta experiencia de copulación con que vivo la traducción me gustan más algunas de sus versiones en inglés que mi original en español. La suerte de dialogar en el intercambio de traductor/traducido, ambos vivos, conlleva muchos beneficios para mejorar el resultado luego de discutir y elegir la adecuada palabra en el prolífico mundo de las connotaciones, por ejemplo.

 

Poesía y paz

—Sobre estos poemas planea la presencia permanente de Walt Whitman. Incluso tienes un libro dedicado al poeta estadounidense, pero me refiero a algo más profundo, a algo que se aprecia en el tono de tu poesía. ¿Puedes hablarnos más de esto?

—Tal cual comienzo afirmando en el libro así titulado, él mismo, Whitman, me prestó este atrevimiento de proclamar que “Todos somos Whitman”, algo que me enorgullece como hispanoestadounidense. Nace de su insistencia de sentimiento y no usurpo nada ni a nadie. De este elemento surgió este experimento en español, de Whitman, de sus Hojas de hierba y su “Canto a sí mismo (de mí mismo o a mí mismo)”. Mi amigo el reconocido crítico literario Fernando Alegría sostenía que la presencia de Walt Whitman en la poesía universal es como la de un duende que se encuentra en todas partes. Pero en mi caso la describiría como una adoración, una admiración, una víctima feliz de su inclusividad, de su militancia por la democracia, la libertad. Él está en mí como yo lo estoy en él. Entró en mi juventud a través de Rubén Darío y su poema “Walt Whitman”, a través de Jorge Luis Borges, de César Vallejo, de mis múltiples lecturas de sus Hojas de hierba, hasta acabar en la traducción al español de 104 ensayos de los grandes whitmanianos Ed Folson y Christopher Merril que me encargó la Universidad de Iowa para su página web. Hablaría horas sobre esta situación, que he documentado en el libro Todos somos Whitman y en el capítulo IV de mi libro Estados Unidos hispano.

—Uno de los temas que aparecen una y otra vez en tu obra es el antibelicismo. Un tema, lamentablemente, siempre en boga; ahora mismo nos asomamos al abismo de una guerra total con la invasión de Rusia a Ucrania y las amenazas recurrentes de ciertas naciones. Ante esto, ¿qué tiene que decir la poesía? ¿Cómo se enfrenta un poeta a la guerra?

—Con el arma poderosa de la palabra, la voz del pueblo, que desea vivir en paz, sin los horrores de las guerras que implican desastres, destrucciones, muertes. He sido nombrado Embajador de la Paz por la organización Paz Pax Arte y Cultura, pero mucho antes estuve comprometido con el activismo contra la guerra de Vietnam a finales de la década de los sesenta en Washington DC. La poesía proclama y estimula al azul del ideal, de un mundo en paz, sin guerras, del respeto y de la dignidad humana sin límites.

 

El hispanismo con su presencia, historia, cultura, idioma es parte vibrante de la realidad actual de Estados Unidos.

La lectura como musa

—Vives en Estados Unidos desde hace mucho tiempo pero no te has desligado de tu lengua materna; de hecho, se te considera uno de los autores hispanoparlantes más reconocidos en ese país. ¿Hay un aliento de resistencia idiomática en poemas como “Paisajes de USA”? ¿Cómo es escribir en español en Estados Unidos?

—Escribo desde mis raíces, pero también arraigado en mi nueva patria que es el segundo país hispanoparlante del mundo. El poema “Paisajes de USA”, con referentes concretos (como surcos, pavimentos, ladrillos de construcción, etc.), precisamente expresa esa fundación y presencia hispana en Estados Unidos, a veces ignorada por la cultura dominante anglosajona. El que no me haya desligado de mi lengua/cultura/patria hispana precisamente lo manifiesto en uno de mis primeros y pocos poemas que escribí en inglés y que luego se tradujo al español y lo volvió a traducir al inglés una profesora de Columbia University, Lory Carlson, esposa del primer premio Pulitzer hispano, Oscar Hijuelos, que se volvió “viral” y se estudia en escuelas y universidades de todo el país en el contexto de la identidad, diversidad, cultura. Lori Carlson le cambió el título por “Aprender inglés” (“Learning English”), y lleva en textos de literatura más de medio millón de copias, treinta mil discos compactos y 20.000 DVD. En mi versión original, antes de las interesantes mutaciones, se llamaba “Comunión” y dice:

Vida
para entenderme
tienes que saber español
sentirlo la sangre de tu alma.
Si hablo otro lenguaje
y uso palabras distintas
para expresar los mismos sentimientos
no sé si de hecho
seguiré siendo
la misma persona.

Creo que esto responde en el persistente contexto de la dualidad a la pregunta, pero el hispanismo con su presencia, historia, cultura, idioma es parte vibrante de la realidad actual de Estados Unidos, como lo presintió el genio de unos de sus fundadores, Thomas Jefferson.

—Imaginemos que un joven poeta te pide orientación. ¿Qué consejos les darías?

—Curiosamente publiqué un libro con el título El arte de escribir poemas. Apuntes para no llevar necesariamente el apunte. Siempre he sostenido lo que dice Julio Ortega de que la musa del poeta es la lectura. Leer y expresar la vida con la visión del corazón, de los sentimientos, con honestidad porque, como afirmaba Rubén Darío, “ser sincero es ser poderoso”. Y también con pasión, utilizando de una manera original los caprichos del lenguaje, como la metáfora, analogía, metonimia, anáfora, etc., que enriquecen las palabras en las que plasmamos nuestra memoria, nuestro presente y nuestros ideales de futuro. Siempre le recomendaría ahondar en el libro icónico de Rainer María Rilke Cartas a un joven poeta, que nos orienta de una forma quimérica a vivir y expresar una existencia de ser humano y poeta.

Jorge Gómez Jiménez

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