
Reynolds Emmanuel Andújar (Santo Domingo, República Dominicana, 1977) es performero y escritor de cine, teatro, cuentos, novelas y ensayos. Es doctor en Filosofía y Letras Caribeñas por el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe (Ph.D., 2013). Su tesis doctoral, Formas del ascenso: estructura mitológica en Escalera para Electra, de Aída Cartagena Portalatín, fue publicada en 2014 por la Editorial Isla Negra y la Universidad Apec Santo Domingo, de la que es egresado de bachillerato en 2000. Es autor de las novelas El hombre triángulo (2005), Candela (2005) y Los gestos inútiles (2015), galardonada con el VI Premio Alba de Narrativa Latinoamericana durante la Feria del Libro de La Habana 2015. Candela, llevada al cine por Andrés Farías Cintrón, fue seleccionada como una de las mejores novelas de 2009 por el PEN Club de Puerto Rico. Por los cuentos de su libro Amoricidio (2008) recibió el Premio de Cuento Joven de la Feria del Libro Santo Domingo 2007. Así también, por sus cuentos en Saturnario (2011) obtuvo en Nueva York el Premio Letras de Ultramar 2010. Fue jurado de novela en 2017 en Casa de las Américas, Cuba. Parte de su trabajo creativo ha sido publicado en Puerto Rico, República Dominicana, México, Estados Unidos, Inglaterra y Guatemala. Desde 2013 ha sido docente e investigador, entre otros, en Morton College (Chicago, Estados Unidos). Él ha contestado todas nuestras preguntas. Todas sus respuestas son para ser compartidas con todos vosotros.
—En 2005 salió publicada su primera novela, El hombre triángulo. ¿De qué trata dicha novela? ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarla?
—El hombre triángulo fue una novela que surgió a raíz de tomar confianza con mis primeros cuentos que resultaron ganadores en varios certámenes. Al llegar a Nueva York con la idea de convertirme en escritor, decidí lanzarme a una narración un poco más amplia que un cuento. Utilicé mucho mi trabajo de performance para poder componer ese texto, de modo que trabajé con piezas intercaladas, con teatro, robé ideas de mis propios cuentos y poemas que había hecho y que nunca publiqué. La novela trata de un juego entre lo práctico y lo metafórico. Lo práctico está representado en la atormentada vida de un policía del bajo mundo, que tiene, entre otras cosas, muchas dudas con su propia sexualidad y profesión. Lo metafórico se representa en la imagen de un poeta llamado Baraka, que enfrenta al policía a un espacio de la vida que por asuntos socioeconómicos está vedada para él. Al principio autopubliqué la novela, y dos años después, el texto fue contratado por Isla Negra Editores y allí se trabajaron y editaron muchos aspectos del mismo.
Aunque necesariamente no escribo autoficción, lo cierto es que todo parte de la experiencia personal.
—¿Qué relación tiene su trabajo creativo-investigativo previo a El hombre triángulo y su trabajo creativo-investigativo posterior? ¿Cómo lo hilvana con su experiencia de dominicano o caribeño y su memoria personal de la literatura dentro de República Dominicana o fuera?
—Siempre he sido un escritor multiinteresado, sobre todo en los aspectos teatrales y performáticos. Mi investigación en ese campo es fundamental para la creación de los espacios y los personajes. En tanto a la experiencia del viaje, yo me he sentido más cerca del Caribe mientras más realizo los viajes y puedo verme o encontrarme caribeño en la distancia. La memoria personal también va involucrada en mi texto. Aunque necesariamente no escribo autoficción, lo cierto es que todo parte de la experiencia personal.
—Si compara su crecimiento y madurez como persona y escritor con su época actual en Estados Unidos, ¿qué diferencias observa en su trabajo creativo-investigativo? ¿Cómo ha madurado su obra? ¿Cómo ha madurado usted?
—Más que madurar, he cambiado debido a que mis lecturas y formas de leer también han cambiado. Ahora bien, te puedo asegurar que hoy día escribo mis proyectos de la misma manera en que hice los primeros. Ahora ha cambiado mi manera de leer, leer con más atención, ampliar mis lecturas y, sobre todo, al vivir en Estados Unidos, leer en inglés y otras lenguas me ha permitido diversificar mis propuestas. La traducción es muy importante para mi obra. En tanto a la investigación, puedo decirte que mi incursión en la academia ha influido en mi trabajo en el sentido de que el pupitre da estructura, y esto me permite tener un sistema de trabajo y escritura que es fundamental para un escritor de cuentos, guiones y novelas.
—¿Cómo visualiza su trabajo creativo-investigativo con el de su núcleo generacional de escritores con los que comparte o ha compartido en Estados Unidos y fuera? ¿Cómo ha integrado su trabajo creativo-investigativo a su quehacer de escritor?
—Me parece que mi obra puede leerse en conjunto con otros autores dominicanos y caribeños que se mueven, que viajan (no necesariamente por placer), pero regularmente no puedo verme o leerme con autores de la diáspora que escriben en inglés, tanto por el asunto del idioma como por asuntos del mercado. Menciono el mercado porque mi trabajo está ligado a la precaria situación editorial por la que pasamos en el Caribe. Esta falta de distribución de nuestros libros nos obliga a ser más creativos y hacer negociaciones con editoriales pequeñas, más concentradas en el trabajo de escritores independientes.
Nuestro trabajo recibe una gran atención por parte de la academia norteamericana, latinoamericana, europea.
—Ha logrado mantener una línea de creación-investigación enfocada en la literatura en y desde Estados Unidos. ¿Cómo concibe la recepción a su trabajo creativo-investigativo dentro de Estados Unidos y fuera, y la de sus pares?
—Creo que la recepción es la adecuada. Nuestro trabajo recibe una gran atención por parte de la academia norteamericana, latinoamericana, europea. Esa atención necesariamente no se corresponde con la comercial, pero eso no determina la calidad de nuestros textos y nuestro trabajo literario y artístico.
—Sé que es usted de República Dominicana. ¿Se considera un escritor dominicano o no? O, más bien, un escritor, sea éste dominicano o no. ¿Por qué? José Luis González se sentía ser un universitario mexicano. ¿Cómo se siente usted?
—Me siento un escritor caribeño, y no necesariamente del Caribe hispano, sino de todo el Caribe. He puesto empeño en comunicarme con otros espacios del Caribe inglés y francés. El ejemplo de José Luis González es muy adecuado.
—¿Cómo integra su identidad étnica y de género, y su ideología política, con o en su trabajo creativo-investigativo y su formación en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe?
—Puerto Rico me dio la oportunidad de entender cómo puede estudiarse la literatura desde un marco sociopolítico. Estoy seguro de que la situación política de Puerto Rico y la preocupación de sus intelectuales por la misma influyó grandemente en mis maneras de leer y entender textos literarios y también los que he compuesto. Mi trabajo narrativo utiliza la crítica a la corrupción como telón de fondo para componer las historias. En ese sentido, el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, y mis interacciones con otros artistas, teatreros, músicos, influyeron y enmarcaron mi obra caribeña.
Puerto Rico me enseñó el arte de la resistencia y me formó como artista.
—¿Cómo se integra su trabajo creativo-investigativo a su experiencia de vida tras su paso por el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe? ¿Cómo integra esas experiencias de vida en su propio quehacer de escritor en Estados Unidos hoy?
—Puerto Rico me enseñó el arte de la resistencia y me formó como artista. Ciertamente yo había llegado a Puerto Rico con algunos conocimientos artísticos, pero es ya en la isla que pude dar sentido y organización a mis intereses. Por ejemplo, es ya en Puerto Rico que decido enmarcar mi trabajo bajo las teorías posestructuralistas. Siempre me gusta decir que Santo Domingo es mi casa, Puerto Rico ha sido mi escuela y Chicago mi taller.
—¿Qué diferencia observa, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a su trabajo creativo-investigativo y a la temática del mismo? ¿Cómo ha variado?
—Ha cambiado en el sentido de que el campo de acción de mi trabajo se ha ampliado significativamente, y esto ha aumentado y diversificado mis lectores. También estos lectores han permitido que mi trabajo sea comparado con las escrituras de mis pares. Tanto el tiempo como la distancia nos han ayudado de manera positiva y puede decirse que, hasta el momento, mis cuentos y novelas han podido resistir la prueba del tiempo.
—¿Qué otros proyectos creativos tiene usted recientes y pendientes?
—En este momento me encuentro terminando la novela El germen de lo fatal, que abre un nuevo ciclo o es parte de una nueva trilogía un tanto diferente a la trilogía anterior compuesta por El hombre triángulo, Candela y Los gestos inútiles. Últimamente, he trabajado mucho en cine, así que esas obras están también pronto a estrenarse.
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