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De ministro a viceministro

martes 7 de marzo de 2023
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Cuando lo leí en El Periódico quedé estupefacto. El viceministro designado para el Ministerio de Finanzas Públicas de Guatemala era nada más y nada menos que Vidal. ¿Sería el mismo? ¿El fundador de la Primera Iglesia de la Verdad Absoluta? ¿Aquel que predicaba que la vida es la convivencia con los demás, los traguitos a tiempo, la lucidez que nos da el humo de los cigarrillos, el sexo que es mandato de nuestro Señor? No podía ser que el ministro Vidal cayera tan bajo aceptando un viceministerio destinado a apretar al más pobre, a recaudar lo más posible para el país aun a costa de cualquier sacrificio de la clase más necesitada de asistir a la Primera Iglesia de la Verdad Absoluta que tanto le costó fundar y, no sólo eso, sino captar fieles para su causa.

No pude esperar. Para salir de dudas llamé a Juan, su fiel compañero de andanzas, el seguidor incondicional del Maestro, del ministro que promulgaba a los cuatro vientos que la Biblia es la palabra del Señor que señala el camino, que indica que todos debemos arrepentirnos de nuestros pecados, del poco ejercicio sexual, de las Coca-Cola Light ingeridas sin la más leve pizca de alcohol, como si no supiéramos que eso es dañino para la salud, y que el improductivo trabajo y la vida ordenada no dejan nada bueno…

Simón, me dijo Juan, incluso ya está trabajando antes de tomar posesión. Ya me convocó a un par de reuniones a pesar de que estoy de vacaciones. Pero, le dije, ¿no nos había echado tierra desde que se salió del Grupo Técnico de Tributos Internos? Sí, dijo Juan, desde que fue asesor del ministro anterior se volvió importante. Menospreciaba nuestra actuación en el grupo al que él asistió durante dos años, se apropió de los viajes de doña Rosita, criticaba todo lo que hacíamos, dijo que el Grupo de Tributos Internos no daba ningún resultado, en fin, se convirtió en asesor estrella del ministro de Finanzas de Guatemala.

Pero, ¿y los cuates?, dije, ¿no somos lo más importante? ¿En dónde queda la solidaridad de los hermanos de la Primera Iglesia de la Verdad Absoluta? ¿O es que predicaba, pero no se convirtió? Acordate de las veces que compartimos habitación en los hotelitos de Centroamérica, de los pedos que le aguantaste, las borracheras que nos poníamos, las mujeres que “veíamos”, las parrandas como la de “La Ruta Maya”, la vez que parecías lagartija en ceiba en aquella gran cama en lo que nosotros intentábamos dormir en pinches camitas, y un gran etcétera.

A veces el poder cambia a la gente y no siempre se sostiene la amistad.

Pues sí, me espetó, pero a veces el poder cambia a la gente y no siempre se sostiene la amistad. Ya ves que hablaba tan mal de la Sieca y después fue a trabajar a esa institución. Y lo peor, haciendo una evaluación de la integración centroamericana y la unión aduanera que tanto despreciaba. Pero también hay que tener en cuenta que la necesidad tiene cara de chucho y todos tenemos que trabajar en algo.

Pero entonces hay que tener cuidado ahora que lo degradan a viceministro, le dije, porque si de asesor hizo lo que hizo, de viceministro “dios nos libre con dios nos guarde”, como decía mi abuelita. ¡Ah!, la verdad que lo prefiero como Maestro de nuestra iglesia, como ministro de nuestra orden religiosa.

Bueno, me dijo, de que hay que trabajar hay que trabajar. No nos queda de otra. Con doña Rosita ya nos hicimos el “coco wash” y ahora que será el jefe pues hay que hacer lo que diga. Si quiere que lo acompañe a algún viaje, pues ahí iré. Si eso implica aguantarle sus pedos, pues ni modo. Lo que sí, voy a cenar pesado para tomarme la revancha. Y a lo mejor lo convenzo de retomar el camino y lo hago tal y como él hizo alguna vez con un patojo mocoso que nos acompañaba, cuando golpeó con su Biblia al bisoño regordete en la frente haciéndolo caer de espaldas mientras gritaba ¡Entrega tu espíritu a Dios! ¡Señor, recíbelo! ¡Haz que su vida cambie! Que se meta de lleno a tu Reino, Señor, disfrutando del placer ineluctable de la vida, del sexo, el alcohol, el tabaco, las drogas…

Espero que su viceministerio sea el comienzo de su arrepentimiento y vuelva por sus fueros con amigos y hermanos en la fe, porque ¿qué hará su pobre alma siendo un pinche viceministro sin el disfrute pleno de las cosas que el Señor nos ordena disfrutar?

Antonio Cerezo Sisniega
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