Presentado este 5 de octubre por el Consejo Asesor del Euskera del Gobierno vasco, el estudio "La
calidad del euskera. Razones y objetivos de una definición necesaria", revela que, por primera vez en
la historia, hay toda una generación alfabetizada en euskera, aunque muestra que, a su vez, la proporción
de jóvenes que tienen dificultades para desarrollar todos sus intercambios comunicativos en euskera aumenta
sin cesar.
Entre las líneas de trabajo para hacer frente esta situación, propone que el euskera goce del amparo de
la ley en todo el País Vasco, garantizar la transmisión del euskera de generación a generación, y
establecer una actitud cívico política a favor de la normalización lingüística, según se desprende de
las recomendaciones de Kike Amonarriz, Andoni Egaña y Joserra Garzia, autores del informe.
A la vez que el conocimiento del euskera ha aumentado, ha descendido su calidad como instrumento
comunicativo. Amonarriz explicó que la calidad lingüística se refiere, sobre todo, al uso de la lengua,
no tanto a su uso gramatical, sino a que sea una lengua que sirva para comunicarse, una lengua viva.
El estudio sobre la calidad del euskera señala que crece el número de vascoparlantes, salvo en el País
Vasco francés, debido sobre todo a los niños y jóvenes, y que la práctica totalidad de los jóvenes
vascoparlantes están alfabetizados en euskera.
Entre los vascoparlantes más jóvenes, son cada vez más los de procedencia de padres cuyo primer idioma
no es el euskera y los que residen en capitales y zonas en las que los vascoparlantes no alcanzan a ser el
20 por ciento de la población. Además, hoy en día, el euskera se utiliza con total normalidad en ámbitos
funcionales en los que hasta ahora nunca había entrado. Pero, el estudio señala que, al mismo tiempo, la
presencia de las otras lenguas en ámbitos que hasta ahora eran exclusivos del euskera es cada vez mayor.
"Con todo, el uso del euskera entre los jóvenes no ha crecido en la misma proporción que el
conocimiento", destaca el informe, que explica que la mayoría de las personas atribuyen al castellano
o al francés una función comunicativa y, al euskera, en cambio una función simbólica y política.
"Están a favor del euskera, pero, en la práctica, se acepta el estatus de la lengua vernácula",
añade.
Asimismo, apunta a que el euskera se ha unificado y modernizado, al tiempo que se ha producido su
expansión geográfica y funcional. Señala también que han desaparecido los vascoparlantes monolingües y
que el número de personas y zonas geográficas en las que el euskera es la lengua principal ha disminuido.
Explica que el consumo de productos culturales en euskera no ha crecido en la medida que cabía esperar y
que la presencia del euskera en los ámbitos de comunicación ligados a la globalización y a las nuevas
tecnologías es muy escasa. En suma, según los autores, "nos encontramos ante un proceso global que
actúa sobre la comunidad vascoparlante, modificándola profundamente".
En ese sentido, Egaña aseguró que "la mejor manera de aprender un idioma es usarlo" y
explicó que el estudio señala tres características para poder hablar de un grado mínimo de
normalización lingüística. Afirma que el euskera ha de ser oficial y gozar de amparo legal, la
transmisión generacional del conocimiento del euskera ha de estar garantizada y ha de haber una actitud
cívico-política a favor de la normalización lingüística.
Por último, el estudio proponer incidir en el uso del euskera en la familia y entorno natural, en el
sistema educativo, los medios de comunicación y en las nuevas tecnologías.