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García de la Concha al lado de los Príncipes de Asturias, durante la aprobación del Diccionario.
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Entre el 12 y el 14 de octubre se desarrollaron, en el Salón de la Lengua del Monasterio de Yuso, las
jornadas de trabajo en las que representantes de todas las Academias de la Lengua Española aprobaron el
Diccionario
panhispánico de dudas,
lo que pone fin a una labor de cinco años.
Las jornadas se iniciaron con las intervenciones de Pedro Sanz —presidente de la Fundación San Millán
de la Cogolla y presidente del Gobierno de La Rioja— y Víctor García de la Concha —director de la Real
Academia Española (RAE)—, y en ellas participaron delegados de las diecinueve academias
hispanoamericanas, la estadounidense y la filipina, además de la española.
Este diccionario, como su propio nombre indica, será la referencia a la que será obligatorio acudir a
partir de su aprobación definitiva para aclarar las dudas que surjan a la hora de utilizar el español, una
lengua supranacional en la que no resulta siempre fácil determinar cuál es la base común, por la
multiplicidad de particularismos regionales y los condicionamientos que impone el modo de expresión (oral o
escrito). Contiene 7.000 entradas en las que se solucionan problemas relacionados con la acentuación,
dicción, sintaxis y uso de vocabulario, entre otras cuestiones.
Sin embargo, la expresión culta de nivel formal, y especialmente la escrita, presenta un alto grado de
homogeneidad en todo el ámbito hispanohablante. Es, por tanto, la que constituye el "español
estándar": la lengua que todo el mundo aspira a emplear para expresarse con corrección, según
explica la propia Real Academia Española.
El propósito del diccionario, el primero del mundo de este tipo, es orientar al lector para que pueda
discernir, entre usos divergentes, cuáles pertenecen al español estándar, la lengua general culta, y
cuáles están marcados geográfica o socioculturalmente. Rechaza, por tanto, los que van contra el sistema
y son incorrectos. El diccionario estará siempre abierto en Internet —se le puede visitar desde un enlace
en el sitio de la RAE— y prestará especial atención a
los neologismos que vayan apareciendo.
Este diccionario ofrecerá en el plazo más breve posible una respuesta única que además estará
consensuada por todas las Academias de la Lengua Española, y en colaboración estrecha con los grandes
medios de comunicación del mundo hispanohablante, que también hicieron sus aportes. De hecho, San Millán
fue también un lugar de encuentro para todos los directores de periódicos y medios de comunicación del
mundo hispanohablante, una cita que se repitió en Madrid este fin de semana como preparación antes de la
sesión plenaria de San Millán.
En el monasterio emilianense se abordaron los detalles concretos para la edición del diccionario, una
vez ya cerrado su contenido, un cometido para el que se ha invitado a los representantes de la Familia Real.
No en vano, el Príncipe está estrechamente vinculado a la Fundación San Millán, de la que es presidente
de honor. A la vez, la fundación siempre ha ido de la mano de la Real Academia Española desde su
nacimiento y le ha brindado en varias ocasiones la que fue cuna del castellano para diferentes cónclaves,
según recordó el presidente riojano.
Entre las intervenciones destacadas en San Millán estuvo la del director de la Academia Norteamericana,
Odón Betanzos, quien afirmó que "el idioma español está en grave peligro" debido a "la
invasión de anglicismos innecesarios", por lo que reclamó "un trabajo común para frenar esta
tendencia" en el mundo.
"Se está creando una lengua franca, pero nosotros tenemos un idioma superior, que debe hacer frente
al inglés", subrayó Betanzos en este sentido, quien separó esta situación que vive el español de
un fenómeno idiomático relevante en su país, el "espanglish", que "es una cosa
provisional", ya que "se debe a personas que vienen de fuera sin conocer el inglés y españolizan
palabras de las que sí saben el significado".
La Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española presentarán el
diccionario en el III Congreso de la Lengua, que se celebrará en noviembre en Rosario, Argentina. La
ambiciosa obra será presentada en forma de prepublicación, con la versión prácticamente definitiva que
estará en las librerías hacia mayo de 2005.
Los académicos dijeron tener la intención de que esta obra sea un organismo abierto en el que los
periodistas puedan dar a conocer de primera mano sus principales preocupaciones idiomáticas. Una de ellas,
puesta sobre la mesa durante las jornadas, fue la reivindicación en defensa de la presencia de correctores
y asesores lingüísticos en los medios de comunicación, un intento de llamar la atención ante la
desaparición de esta figura, sobre todo en Hispanoamérica.
Para la aprobación del Diccionario panhispánico de dudas
se celebró una ceremonia presidida por los Príncipes de Asturias, don Felipe y doña Letizia. El príncipe
citó a George Steiner y señaló que "España vive el gran milagro de la lengua española, que vuelve
de América Latina como un bumerán".
El diccionario resuelve múltiples cuestiones —acentuación, dicción, sintaxis, uso de mayúsculas y
otros rubros— y ofrece notables sorpresas. Por ejemplo, entre los algo más de 130 extranjerismos de uso
habitual en el idioma, se ha decidido españolizar los más cotidianos (así, campin, yacusi, pirsin,
ranquin, baipás o vedet...) y respetar los que no tienen equivalente, aunque recomienda escribirlos en
cursiva (como jazz, blues
o ballet).
Establece igualmente que las letras del abecedario —o alfabeto,
pues admite ambos términos— son veintinueve, contándose como tales la ch
y la ll,
que en realidad han sido aceptadas de esta forma desde 1803, cuando se aprobó la cuarta edición del Diccionario
académico.
Ambas letras son dígrafos —signos gráficos compuestos de dos letras— y pese a lo anterior, en el X
Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española (1994) se acordó adoptar, a petición de
varios organismos internacionales, el orden alfabético latino universal, en el que no se consideran letras
independientes. "En consecuencia", aclara la entrada respectiva, "las palabras que comienzan
por estas dos letras, o que las contienen, pasan a alfabetizarse en los lugares que les corresponden dentro
de la c
y dentro de la l,
respectivamente".