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Jorge Gómez Jiménez
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Letralia, Tierra de Letras Año V • Nº 94
21 de agosto de 2000
Cagua, Venezuela

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Cuatro cuentos

Omar Fuentes

El taxista

No te parece nada divertido salir a dar vueltas por la ciudad jugándote el pellejo a estas horas sin que los demás tan siquiera lo noten y con la sola expectativa de que muchas personas se te suban y te pidan que las lleves a este o aquel sitio en el que seguramente la van a pasar muy bien mientras tú te jodes trabajando porque es viernes por la noche y los viernes por la noche es cuando la gente se suelta el moño y los culos se aflojan y entonces la cosa se pone un poco movida pues tienes que llevar a los motelitos de la intercomunal a parejas nerviosas que dejan escapar en chorritos intermitentes su risa represada y se soban y soban mientras tú los miras discretamente por el retrovisor descubriendo que no son parejas tan parejas puesto que se trata de un señor muy mayor con expresión sádica y una muchachita con los senos recién estrenados pero con cara de diabla o de una señora madura con un muchacho que podría ser su hijo aunque también de dos jóvenes desparpajados a quienes les importa un comino el que tú los estés mirando besuquearse pero nunca nunca de un par de viejos que si nos ponemos a ver también tienen derecho puesto que la sangre sólo se enfría cuando uno se muere y eso lo sabes tú de sobra que ya no eres ningún jovencito y que cuando se te monta una de esas hembras despampanantes de los clubes exclusivos el sexo se te encabrita y se te olvida que sólo eres un simple chofer cuyo único objetivo es trasladar a los clientes hasta donde ellos te indiquen sin interesarte por la vida íntima de ninguno a pesar de que algunos de ellos te puedan arrastrar hasta sus propias tragedias como este tipo que te pide que lo lleves a él solo al Hotel Victoria y te ordena que te estaciones a prudente distancia de su entrada desde donde se pueda ver sin ser visto a todo aquél que entre o salga mientras él se estruja las manos y empapa un pañuelo con los goterones que le resbalan por la calva y tú le preguntas si puedes serle útil en alguna otra cosa y él te responde que tranquilo que no pasa nada y entonces saca una cajetilla de cigarrillos y sin tu autorización se pone a fumar como una puta en chirona y te impregna de humo el taxi y tú no sabes si debes reclamárselo al pobre infeliz que al fin y al cabo la está pasando de perros así que mejor decides quedarte callado y hasta pedirle un cigarrillo en gesto de solidaridad y también para ponerte a hacer algo y no aburrirte puesto que la espera se va prolongando horas sin que pase absolutamente nada salvo las expresiones silenciosas de rabia e impotencia de aquel hombre en tanto tú piensas que tu mujer ha estado algo extraña estos últimos días sonriendo sin motivo aparente y más distraída que de costumbre pero eso debe ser normal y seguro no está pasando mayor cosa hasta que un par de tórtolos irreconocibles en la oscuridad salen restregándose y haciéndose arrumacos antes de encaramarse al taxi que los está esperando pues de seguro ya lo habían mandado llamar y en ese instante te dan la orden de seguirlos de lejos hasta que se detengan lo cual no sucede sino luego de atravesar en zig zag la ciudad entera como si no quisieran llegar nunca y entonces el desdichado comienza a murmurar que no es aquí que qué sitio es éste cuando finalmente se detienen en un lugar muy familiar y él salta como un energúmeno con algo brillante en la mano y corre hacia la pareja que también se está bajando muy calmada hasta que se encuentran frente a frente mirándose pasmados e inmóviles un tiempo sin fin luego del cual tu pasajero decide regresarse no sabes si feliz o decepcionado diciéndote que se equivocó y que no tiene idea de quiénes son esos dos pero ya no le das ninguna importancia a sus palabras porque tú sí sabes quiénes son.


Viejas glorias

Ahora está allí, quietecita. El cristal de la pequeña urna donde descansa no puede disimularle lo vieja. Muy pocos sospecharían que alguna vez fue mucho más que retozona. Las gentes vienen y la miran con afectada admiración porque creen conocer su historia, pero ignoran la mejor parte de ella. Y es que sus innumerables atractivos se extravían en cualquier giro dado al compás de sus rutinas. Como cuando, momentáneamente, era relegada en lo mejor de un episodio. O como cuando, confundida con otras, reposaba en la quietud de aquella estancia del templo donde solían dejarla abandonada.

Podría confundirse con cualquier otra, pero no es igual. Su piel y su corazón están hechos del mismo material que el de las demás, es cierto. Pero no es igual. Y no es que sea mejor o peor. Se trata, en esencia, de un asunto de viejas glorias. No todas tienen la suerte de una historia personal tan afanosa.

Ser acariciada por los más grandes, aunque también vapuleada constantemente por ellos mismos. Rasgar el aire, mortal como un ave de presa. Provocar un jolgorio multitudinario al menor de sus movimientos, tardo o mañoso. Elevarse igual que un kamikaze mientras todos dejan de respirar e ir a estrellarse contra una tribuna atestada de mirones furibundos. Esos eran los motivos de su ser. No esta innoble inmovilidad.

Ahora, inútil dentro de aquellas láminas de vidrio, no es más que una vieja pelota de béisbol. Poco importa que sobre su duro pellejo de amazona Roberto Clemente haya estampado su firma.


Memorias

Esta noche e sentido el impulso de centarme a escribir mis memorias por que es mucho lo que en mis años me a pasado y quiero compartirlo con la jente aunque yo no sea una literata.

Las personas cren que una no siente por que es una mujer de servicio y no es asi, una tanbien tiene centimientos y entiende muy bien como son las cosas, sabe por egemplo que para los dueños de las casas donde trabajamos solo somos fantasmas la mayor parte del tiempo y que solamente nos volbemos reales cuando debemos barrerles sus apuros y plancharles sus desnudeses y esconderles sus sobras para que nadie venga despues a pedircelas prestadas, sabemos que la unica oportunida de ponernos un bestido bien bonito es que a la niña de la casa le aburra alguno de los que tiene en su close y se lo regale a una aciendo toda clase de espavientos para que todo el mundo se entere de que ella es muy buena.

Una debe levantarce bien tenprano todos los dias de la semana por que es muy feo eso de que una domestica se lebante mas tarde que sus patrones y no tenga todo en orden y el dasalluno listo para cuando el señor se valla para su trabajo y la señora pueda tranquilamente irse a la peluqueria a acerse el pedikiur, entonces despues empiesa a correr la vida entre el fregadero y el polvo y el labandero y el lampazo asta que llega la ora de la telenovela que es cuando se nos permite soñar un poquito y pensar que algun dia se nos aparesera un príncipe asul en el camino que nos ayudara escapar de todo esto.

Si una se enferma de verda la señora pone cara de trajedia porque sabe que es muy brabo eso de andar preparando comidas y estar lidiando con la ropa sucia en especial con los interiores cagados del más pequeño y con las medias olorosas del señor, entonces le dan a una una aspirina y un caldo de pollo de los de sobresito seguramente resando para que una amanesca bien el dia siguiente que si no.

Nosotras no tenemos seguro social ni prestasiones ni ninguna de esas cosas que faborecen a los que trabajan por que el govierno tanbien nos considera fantasmas y save que como estamos muy ocupadas todo el dia no tenemos tienpo de andar protestando, asi que por nosotras puede estar tranquilo señor presidente.

Es casi una fija que en cada casa debe aber un hijo que se cre galan y que quiere probarse a si mismo que es muy hombre calentandonos la oreja y metiendocenos en el catre para despues ircelo a contar a sus compinches que tanbien acen lo mismo en sus casas con las pobres incautas que travajan alli.

En una casa de mi pueblo donde estube ace ya bastante tienpo abia un zagaleton que despues de mucho fastidiar se me metio en el cuarto dispuesto a forsarme pero yo no me deje y le di una patada tan fuerte en las que te conte que tubieron que llebarlo al hospital con un testiculo roto, asi que tube que recoger mis corotos en un macuto improbisado y escaparme como alma que lleba el diablo para la capital, como si fuera una criminal.

En verda no se que sentido tiene esta vida en la que apenas si somos un poquito mas que nada y en la que la jente apenas si se detiene a contenplar nuestras miserias y en donde todo el mundo se cre mejor que nosotras.

Me gustaria levantarme mañana con el mundo vuelto al reves y poder disfrutar de todo cuanto me a sido negado asta ahora y que los demas sepan aunque sea un ratico como se siente estar de este lado.

Por los momentos ya me boy a ir a la cama a descansar un poco para poder retomar de nuevo una ves mas mi puesto en esta casa que no es mia pero que tengo que cuidar como que si lo fuera.

Mañana por la noche prometo continuar con estas memorias asta sus ultimas consecuensias, no importa que yo no sea una literata.


¡Qué fastidio!

Qué fastidio el que precisamente cada mañana de los lunes cuando tengo que llegar más temprano al trabajo tenga que despertarme con ese aliento crudo resoplándome en la cara y esas manotas magullándome los pechos y esa barriga cervecera restregándose contra mi vientre justo en el momento en que me vienen unas tremendas ganas de hacer pipí que no son otra cosa que la consecuencia inevitable de pasar toda la madrugada tomando agua de los puros nervios de saber lo que me espera en pocas horas sin tener mayores opciones para evitarlo puesto que una negativa de mi parte podría degenerar en desavenencia conyugal que en este caso supone entre otras menudencias las consabidas sospechas de infidelidad de que tanto gustan echar mano los hombres a la hora de explicar cualquier cambio en la conducta habitual de una esposa decente que se respete y que tenga claro su deber de complacer al marido en cada una de sus necesidades incluida ésta de aplacarle inoportunas erecciones matutinas a pesar de saber a ciencia cierta que la noche es mucho más conveniente para la aplicación de soluciones creativas y contundentes a tal tipo de eventualidades toda vez que como dice Cosmopolitan las condiciones de reposo inminente crean un clima de sensualidad que facilita el erotismo de la pareja sin el cual el sexo se vuelve mecánico y por tanto un tormento que finalmente termina por romper la magia que debe regir toda relación entre un hombre y una mujer enamorados.


       

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