María, apareciste...
Rafael Castellano Paniza
(Nota del editor: hoy presentamos a nuestros lectores algunos textos
de María, apareciste..., uno de los poemarios inéditos del profesor
Castellano Paniza).
Futuro imperfecto
¿Tenderemos por amor, María,
palabras claras
que nos digan
veraces
y puentes indestructibles
y bellos
que nos unan
y aúnen
para siempre?
¿Conjugaremos verbos
únicos
entre tú y yo?
¿Izaremos por amor,
yo contigo para ti,
tú para mí conmigo,
María,
risas libres
y auténticas
como banderas arco iris
de revolución
que nos entusiasmen
y nos alegren la vida?
¿Cultivaremos,
indómitos,
juegos
y alegrías
específicamente
nuestros?
¿Combatiremos
por amor
y por amar,
yo con tus palabras
y tú con las mías,
tú con mis risas
y yo con las tuyas,
juntos,
ambos,
a la vez,
pero con nuestros ritmos,
con nuestros besos
y nuestros cuerpos,
caricia a caricia,
la soledad
de las noches
que nos acucia
llenándonos de vacío?
¿Vestiremos
camisas blancas
de libre esperanza
que sosieguen
nuestras entrañas?
¿Levantaremos
por amor,
por amar,
torres fuertes
que nos refugien
y jardines
que nos ilusionen
junto a este mar
que nos fascina
y alimenta?
¿Sembraremos,
María,
por amor
y por amar
hijos e hijas
que nos mejoren
en ese futuro
que nosotros construimos?
¿Desvelaremos
la lógica de lo inefable
viviente
entre un hombre
y una mujer
que se aman?
Amor de hombre
Hechizado por ti,
María,
incubo metáforas
incandescentes
cuando se me huyen
los ojos
buscándote
en esa calle Larios
tan babel,
tan hirviente,
tan mediterráneamente
andaluza
y malagueña.
Sí, María,
siento crepitar
miríadas de palabras
en mí
como si ríos telúricos
candentes
se pusieran en pie...
y clamaran
mi condición masculina
y de ser humano
a través de mis entrañas
hacia dentro
y a través de mis versos
hacia el universo.
¿En qué poemas
desembocarán,
hijas de lo que creo
que es enamorado
asombro?
¿Serán capaces
de insinuar
lo que este hombre
imagina que ama?
¿Desentrañarán acaso
las maneras íntimas
y sus laberintos
de ese amor posible?
¿Habitarán,
resplandecientes,
versos
que amplíen
mi horizonte
y mi sonrisa
porque te nombran
con ternura
y me nombran,
enamorado,
y nos dicen felices...
y nos describen
auténticos,
libres,
sinceros..?
Pero aún es posible
que se ahoguen
en su propio
fuego:
Tú, María,
aún no me has dicho
nada
como se lo dicen
un amante
a otro amante,
susurrándose
mejilla a mejilla,
pecho a pecho,
esfuerzo a esfuerzo...
ni me has besado
morosamente
poco a poco
poro a poro
como besa una mujer
enamorada
el cuerpo
hermoseado
por el deseo de compañero...
ni has silabeado
mi nombre
desnuda
desnudándome
en mi cama
entreabriendo
todos los labios
de tu cuerpo a la vez
tan femeninas,
tan humanas
entradas
en tu tiempo
y en tu misterio.
Ni yo tampoco,
ni yo tampoco...
te he visto desnuda
y en lo claro
y aromático
del lecho de amor
compartido
e intenso.
Aún pueden ser
abortados
todos esos posibles
versos
posiblemente enamorados
y sean
en vez de palabras
vivas vivificantes
desechos irrisorios
de vísceras,
de soledad vieja
y de hosca memoria
maldiciendo
el lado oscuro
del deseo.
Sí aún es posible
que deba reciclar
todo ese material
sensible
que está por ser escrito
y que crece por momentos
amamantando
por el amor
entre un hombre y una mujer...
y surjan de nuevo
esos agrios versos
grises,
ecos,
ecos,
ecos...
necrófilos
y blasfemos
que tanto desprecio
y ríos de cemento
se me hinquen
como púas
oxidadas
en las yemas
de los dedos
y en la comisura
de los labios
de mi alma
llaguen
hasta
la gangrena
y el neurótico
desconcierto...
Providencia
¿Está de Dios que halle
para siempre
esa llave tierna
y segura
que tu corazón
(¡tan femenino y vivo
se insinúa y vibra!)
supiera abrir
delicadamente
para mí?
Humedad
¿Aparecerá
tu júbilo real
que se llueva
sobre mi soledad
y mi biografía
como fértil rocío
sonriente?
Geografía
En este sur andaluz
que estalla,
estalla,
estalla, en sus diez mil luces
con sus olas plácidas y cálidas,
con sus tierras llenas de buganvillas,
con sus cielos múltiples y divinos
acaso aparecerán
los silencios verdaderos
después de la danza cósmica
de los cuerpos
entre un hombre y una mujer amantes
como tesoros
inteligentemente
escondidos
por quien teje
biografías y sueños posibles
para seres humanos
dispuestos,
poéticos
y libres.
Lencería
¿Maldecirás
el inconveniente
de mi imaginar
haberte amado
en este verano de Málaga?
¿Cerrará
la herida que se me ha abierto
por tus ojos
de mujer morena?
¿Aprenderemos
a saborearnos
muchas más veces,
en muchos más lechos,
entre muchas más sábanas
o nos rozaremos
como barcos
en la noche?
¿Tristeza del recuerdo
serán los versos futuros
o bordaremos
nuestros nombres
en nuestros pijamas
de besos?
Ecos
Durante días
no te he escrito
amanuenses versos.
Me dolías...
me dolías...
Dañino amor.
Te has mezclado
en mis deseos...
Tú no has muerto para mí...
Aunque me rompieras
la cara
con tu desdén
mudo
y certero
contra mi sensibilidad
masculina
y herida.
Te sigo escribiendo
versos embelesados...
¿Enajenadas palabras
camino del vacío?
¿De qué valen las palabras?
¿De qué valen las palabras
certeras
y precisas
y germinativas
en las jodías cadencias
de los cantares
del deseo cierto,
cierto,
cierto
de unos pechos conocidos
que son ansiadamente
ansiados
en los recovecos
de los sueños,
de unas manos amantes
conocidas
que son fantasiosamente
imaginadas
en los laberintos
de los paseos solitarios,
de unos muslos
ya colonizados
y lamidos
y olidos
y poseídos
apenas casi
en la biografía
de los días únicos
donde desnudos
desnudados
en un arco iris
y en una habitación
y en una locura
de plata espumosa
y marfil cálido
y caoba oleaginoso
y melocotón
suave
con el que nos alimentamos
en la subida
y en la bajada
y en los empujones
y en los zigzags
del amor
y sus complicidades?
Quizás sólo sirvan
para que la memoria sepa
que no fue un sueño,
que no fue un sueño
nombrarte,
María,
como te nombré,
y nombrarme,
María
como me nombraste.