Trompo a la impaciencia
Daniel Rubén Mourelle
cara de perro
tierra áspera
ruda
flores ambiguas
estridentes
sin opiniones a la vista
desafío que quiere
sostenerse en el futuro
acorralado
fuckin' games' end
cantar cae por afuera
la enciclopedia no nos fotografía
este juego
escénico
va tan abajo
que
la gravedad no
lo alcanza
nadie nace persona
cada desconocido
reclama el podio
para sí
cree que el público
lo está esperando
nadie abandona
un diamante por estar
pulido
una que otra detonación
sacude los pasos
el estúpido
olvida sus fortunas
cristal invisible
salvo
por lo sucio
trompo a la impaciencia
la muerte
usa los gestos de la vida
Roberto Juarroz, Octava poesía vertical
la escritura es un gesto
admirable
en el comienzo
tranquilizó al poderoso
después
hizo que la sangre
cantara
hoy
los reclamos por la claridad
hilan palabras
cuando la mueca
resentida
irrumpe
el aire se envenena
pero no se conmueve
escribir como se piensa
se puede
hacer del espacio blanco
un arcón de dinamita
obligar al distraído
a perder el pie
saltar por los aires
mano desesperada
copiar un ancla
entre la estrategia del vapor
se puede
volver a cero
denunciar que hemos sido
engañados
permitir que permanezcan
los mejores pases
también
un montón de fanfarrones
agitando los brazos
hilo de tinta
nace de un tronco
seco
destella en mí
se tarda
gira
sobre su centro
cambia
se desenvuelve
sin antecedentes
mi espejo crece
hacia atrás
refucilo pampa de otoño
la respiración
espera
su oportunidad
su indicio desesperado
acelera inadvertida
capaz
de la máxima
quietud
estirada
cambiante
línea
desplegada de ojos
más que abiertos
insurrección
mirar el centro
desagradarse
hacer un rumbo
reverenciar lo efímero
esquivar la primera decisión
intolerable
atacar
lo necesario
dar la espalda
a su tiempo
vendedor ambulante
nada de lo dicho
se obliga
el terreno abandonado apoya
postes
en sus destrezas
y no está nada mal
gritar a los cuatro vientos
la medida de lo exacto
la justicia es una palabra traidora
río de larvas
extático
trazado feroz
voluptuoso
el enemigo
mata
el camino
esparce
su llamado
indeseable
cuando longevo
what a day
jack salta de su caja
en medio de una pantalla
vacía
jack is dead my friend
las paredes laterales
necesitan pintura
sin desaprovechar
cada pulgada
la bala empuja
salió pensando que regresaría
la corbata cuelga en la pared
clavo certero
cuadro decadente
el ogro sopla
y espera
su palabra soporta
un pedido
por el tiempo
lo inestable
una exigencia
un reposo
señala a quienes
confunden sus sangres
fin de exilio
la ira funda
esa lógica que desciende
atender no alcanza
hay que dejarse llevar
ser una suposición
en la cruz del sur
tres lobos comen
los restos de esta noche
sin nosotros
hace rato
clavan uñas
en las debilidades
de la madera
sus voces roncas
insisten
no quieren rendiciones
ni propias
ni ajenas
personajes superpuestos
su pensamiento actúa
dice su cimiento
no está lejos
la tierra flota
sobre una historia que anhela
resurrecciones
péndulos
mis oídos
aprenden
una racionalidad
no es lo único
cada lógica
quiere
su cama opaca
el fuego no alcanza para otro tabaco
avanzan escrituras
apuntan bien
para terminar diluidas
se escurren
tocan palabras inadecuadas
tuercen su voz
hacia los ecos de otros ecos
se conforman fácil
dicen arrebatar
sin misericordia
inmediatamente pagan
la fianza
jamás han visto una reja
conocen los metales por sus nombres
mucho antes que por su caricia
pienso en quedarme con lo que apunta
hay una cueva con mi nombre
trabajo día a día
este camino que me aleja
de ella
por las noches
guarda mi sueño
mi nombre es una cueva
las rocas cambian
su perfil
con movimientos sutiles
pienso en quedarme
con lo que apunta
y saltar
mi público no termina
de acostumbrarse
al modo irónico
como se clava
en la montaña
manuela núñez
en el décimo ángulo de 1968
una guitarra espera
su estreno
bajo el cordón de una piedra
robo todo el tiempo
soy uno de los mejores
ladrones de mi barrio
quien me atrape
será colgado
con mis medallas
recuerdo encubridor
tengo errores
que harían resurgir
babilonias
nada de traspiés
sin importancia
una hecatombe
por los menos
lo que se rompe no calla
aquí
los minutos
no quieren
destinarse
el final pasa
y qué
el terror es mi dibujo
convivo entre pronósticos
tiemblo
me acerco
me harán volar
en pedazos
no hay freno
que una palabra
por sí sola
pueda poner
sobre esta mesa
the roar of number
habitamos una pintura
no hay número más bajo
ni más poderoso
bueno el uno
bueno el dos
mis mareas traen
estas canciones
en los muelles
del verano y las noches
el asalto es un tres
justo entre las cejas
the was not hawk
Apareció un pájaro en los cielos... altísimo e inmóvil...
¿Habrá sido un buitre, un halcón o un águila?
No, un gorrión seguro que no era,
pero por el solo hecho de no ser un gorrión
se convertía en un no-gorrión
y por ser un no-gorrión
era también un poco un gorrión...
Witold Gombrowicz, Cosmos
territorios donde
nacer
conversaciones donde
adoptar
una forma
los idiomas
nos contrastan
deslindan rodeos
cajas rotas
cartones doblegados
mal uso
viejas costumbres
en ojos velados
telas rígidas
plegadas con aplicación
para encerrar
unas pocas horas
de los sesenta
las sirenas de la prensa
finales ambicionados
malezas
nunca jardines
qué habría sido del futuro
sin esta arquitectura
de campanas aturdidas
exhausta
abandonada en la madera
antes del adiós
epilepsia
listen what
the sparrowhawk
gives a call to
donde una línea
es dibujo
hiero
un color
evito
la descomposición
del fondo
Studebaker
la máquina levanta
la tierra dueña
del surtidor
nadie sacó
dicen
estas fotos
escenas privadas
por millones
censuras de unos
para con otros
hacen como
si una voz fabulosa
les diera lo que poseen
el pie sabe de memoria
la fuerza
necesaria
ejecuta
apenas queda tiempo
para un segundo tiro