Desde los tiempos de las cavernas hemos avanzado mucho, indudablemente, pero, bien visto el ritmo desenfrenado que lleva la evolución del cerebro humano, estoy dudando de que ese progreso lo sea realmente.
Y mi duda tiene una base real que cualquier persona puede comprobar; hasta hace poco la gran noticia era que pronto el ser humano llegaría a Marte en plan colonizador y todos tan contentos a convertirlo en otro estercolero como la Tierra. Pero el ser humano no se ha detenido ahí, hasta el infinito y más allá. Hace unos días se envió la sonda Parker… al Sol, si los mayas y aztecas levantaran la cabeza, con el objeto de que recogiera muestras solares ¿? convirtiéndolo así en proveedor de energía para la pobrecita Tierra que ya está acabando con la que tenía a fuerza de agotar recursos antediluvianos.
No paramos, somos unos superdotados, avanzamos sin que nada nos detenga, somos los reyes del universo, no importa el precio que se tenga que pagar.
A mi parecer, esa idea genial es sencillamente una barbaridad si empezamos a tener en cuenta que el Sol tiene un millón de grados y la “refrescante” temperatura de la superficie envuelta en llamas, es la de seis mil. No temo por la sonda Parker, estoy segura de que cumplirá su misión como un valiente soldado aunque muera en el intento, pero sí temo por el precedente que semejante hecho significaría porque el ser humano siempre quiere más y más.
No sé hasta dónde podemos llegar en esta carrera demencial; a buen puerto desde luego no, pero el final no parece importarle a nadie.
Hace años se habló de que la luna, la romántica luna de los enamorados y los poetas, podía convertirse con el tiempo en una base convenientemente armada con la cual, la potencia que llegara primero, podía dominar la Tierra a su antojo; ahora parece que el sueño puede convertirse en realidad de la mano y obra de Estados Unidos, o al menos eso se ha dicho últimamente.
No paramos, somos unos superdotados, avanzamos sin que nada nos detenga, somos los reyes del universo, no importa el precio que se tenga que pagar.
En la Tierra hay guerras, en la Tierra hay hambre, miseria, migrantes que se ahogan en el mar por conseguir un sueño, enfermedades incurables, la verdadera justicia no existe, el dinero se tira en alcanzar objetivos egoístas pero ¡hasta el infinito y más allá!
Colonicemos Marte, robemos su energía al sol para hacer vayan ustedes a saber qué cosas destructivas y horribles, convirtamos a la luna en el Gran Hermano orwelliano, todo está permitido en esta feria del disparate.
¿Y a eso se le llama progreso, realmente, somos tan inteligentes?
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