
La invasión de los algoritmos es algo peligroso, como lo es la inteligencia artificial; puede ser muy cómodo todo esto pero es inquietante.
El ser humano suplantado por máquinas pensantes que nos ahorran a nosotros el esfuerzo de pensar.
Yo me di cuenta de ello cuando leí la noticia de que, habiendo enseñado a jugar a las cartas a los algoritmos, descubrieron que estaban haciendo trampas para ganar.
¿Cómo una cosa tan fría como un algoritmo puede tener la picaresca de hacerlas?; no, no lo encuentro gracioso sino todo lo contrario. E igualmente considero preocupante que una máquina carente de sensibilidad artística se ponga a concluir obras musicales de grandes maestros; lo considero aberrante, una gran falta de respeto. O que la misma máquina, educada por el ser humano, pueda realizar cuadros técnicamente perfectos, todo frío, sin alma.
¿Un símbolo de los tiempos que vienen, cuando nuestros aventajados discípulos nos sobrepasen?
El ser humano suplantado por máquinas pensantes que nos ahorran a nosotros el esfuerzo de pensar, ¿qué haremos entonces, mirar la televisión o entretenernos de cualquier otra manera que no implique pensar mientras la inteligencia artificial va creando formas de vida incomprensibles y por completo inverosímiles?
- La doncella de cristal - miércoles 29 de enero de 2020
- Turismo literario - martes 31 de diciembre de 2019
- El largo camino, ¿sin retorno?, del exilio - viernes 29 de noviembre de 2019