Este texto forma parte de la antología publicada por Letralia el 20 de mayo de 2019 con motivo de arribar a sus 23 años.
Me enfrento al papel desnudo, dispuesto a una batalla de símbolos y fuegos:
Intento descifrar los enigmas que se esconden detrás de cada letra,
comprender el encadenamiento de cada frase, descifrar el mecanismo que integra
cada estrofa. Busco desencadenar la fuerza de una palabra clavada en una piedra.
Construyo sortilegios con los signos que señalan la ruta para salir del laberinto.
Ariadna es mucho más que una sombra. El hilo de su voz me convoca
a un encuentro perdido entre los siglos sigilosos que me acompañan.
Hay ecos que resuenan en las raíces: invento convenciones
que me resignifican al amparo de los restos de mi identidad perdida.
Cada encuentro deja una marca —huellas estampadas en los rincones—,
fantasmas que nos recuerdan el pasado y nos invitan a conmemorarlo.
Mi verso intenta vencer al silencio que habita las paredes polvorientas de las casas muertas
En estos tiempos los rompecabezas juegan con nosotros: perdemos las piezas,
Las figuras cambian de color, las formas dejan de encajar, las reglas se vacían de contenido.
Pensar cura el alma, aunque las viejas heridas nos remuevan desde adentro.
Los bardos cantan desde el exilio. La diáspora se dispersa por múltiples caminos.
Cruzamos los Andes con un ejército de voces enmudecidas por el frío de una noche
que se ha hecho demasiado larga.
La palabra se vuelve silenciosa cuando el interlocutor es el miedo.
Yo ato mis recuerdos y los guardo entre las páginas del viejo
cuaderno que uso para escribir. Mis pedazos son parte de una danza
de frases que buscan dónde anidar.
Yo sigo a pie, intentando conjugar un verso escurridizo.
- Extravíos - viernes 26 de mayo de 2023
- El accidente - sábado 17 de diciembre de 2022
- Tres poemas para el olvido - viernes 24 de julio de 2020