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Norberto José Olivar
“La elección de un corrector es complicada”

martes 30 de enero de 2018
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Norberto José Olivar
Olivar: “Luego de la corrección hay que revisarlo todo, de nuevo, para estar seguro que se mantiene articulado con el resto”.

Norberto José Olivar (Maracaibo, 1964) irrumpió en la escena literaria venezolana con su novela Un vampiro en Maracaibo, publicada en 2008 por Alfaguara y ganadora del Premio de la Crítica a la Novela del Año 2008 en su primera edición y del Premio Municipal de Novela 2010.

No hay corrección perfecta. Nunca se debe aislar lo que estás “arreglando” en un texto, podría desencajar del conjunto.

Sin embargo, para entonces ya había publicado Los guerreros (1999), El misterioso caso de Agustín Baralt (2000), El hombre de la Atlántida (2003, 2018), La ciudad y los herejes (2004), La conserva negra (2004), Morirse es una fiesta (2005), El fantasma de la Caballero (2006, 2015) y Un cuento de piratas (2007). Después de su historia de vampiros, Olivar ha publicado Cadáver exquisito (2011), una suerte de biografía novelada del poeta venezolano Hesnor Rivera con la que se convirtió en finalista del Premio Rómulo Gallegos; El hombre que se ríe de todo (2011), El príncipe negro (2012) y El polvo de los muertos (2013).

Un contingente de obras que guardan entre sí un aspecto en común: el trabajo de investigación. Olivar es historiador egresado de la Universidad del Zulia y cuando afronta la creación literaria lo hace desde la óptica del investigador. Con motivo de la concesión del Premio de la Crítica, en esta entrevista que le hiciéramos en 2009 nos explicó cómo es ese proceso:

Siempre hago una investigación histórica de lo más tradicional: documentos, bibliografía, entrevistas, videos, películas, quizás un viaje dentro del estado, como el que hice a Los Mayales (para el Vampiro), o al Castillo de San Carlos cuando escribí Un cuento de piratas, o al Archivo de Miraflores, o a la Biblioteca Nacional; en fin, cada novela o cuento impone sus requerimientos más insospechados. Una vez fui a dar a un edificio abandonado para que un viejito, descendiente de Ismael Urdaneta, me prestara unos documentos sobre su tío, cuando andaba yo armando Monsieur Ismael. Luego me encierro a trabajar.

Como autor profesional, Norberto José Olivar reconoce el valor de una corrección especializada de sus textos. Por eso ha contratado en dos ocasiones los servicios de Correccióndetextos.org, marca aliada de Letralia, y en esta entrevista nos cuenta su experiencia.

—En Correccióndetextos.org corregimos los libros usando el control de cambios del procesador de textos, que destaca las modificaciones que realiza el corrector de estilo. Además, dejamos comentarios sobre palabras, frases, giros, expresiones u otros contenidos en los que hacemos sugerencias para que el autor tome la decisión final en relación con el cambio que se realizará. ¿Qué te pareció este sistema?

—Es práctico y fácil de manejar. Generalmente  las correcciones “a mano” son un calvario y pueden terminar con más dudas de las que ya existían. Este “sistema” no solo tiene precisión en cuanto al trabajo que hace el corrector sino que, además, el autor después de pensar la sugerencia puede aceptarla o rechazarla con un clic. Uno compara, con solo un vistazo, el texto original con el propuesto, de manera rápida, de modo que el trabajo final de corrección es fluido.

—¿Te ha dejado algún aprendizaje el proceso de corrección desde tu perspectiva como autor?

—Que no hay corrección perfecta. Nunca se debe aislar lo que estás “arreglando” en un texto, podría desencajar del conjunto. Luego de la corrección hay que revisarlo todo, de nuevo, para estar seguro que se mantiene articulado con el resto. El problema es que, en mi caso como autor, creo que estoy leyendo y lo que hago, de verdad, es recitar. Lo tengo clavado de tal forma en mi memoria que acaba siendo dos textos: el que está en mi cabeza y el que está en el papel (o la pantalla). ¡Eso sí que es un drama!

—¿Te generó confianza el poner tu obra en manos de nuestros correctores? ¿Nos recomendarías a otros autores?

—La elección de un corrector es complicada. Si el corrector no tiene conciencia de lo que es un texto literario podría destrozar la obra. Un corrector que solo tenga la “gramática” dura y pura en el entrecejo, que no sea capaz de evaluar los estilos y las intenciones del autor, podría no funcionar. Cuando elegí los servicios que ofreces en Correccióndetextos.org lo hice porque he leído algunos de tus trabajos, sé lo que haces y lo respeto. La confianza ciertamente no parte de elementos como la amistad sino del trabajo mostrado con anterioridad. Eso es indispensable.

—Después de esta experiencia, ¿qué le dirías a un autor que tuviera dudas sobre si dejar su libro en manos de un corrector de estilo?

—Bueno, creo que lo dicho ya puede ayudar a vencer las dudas. Pero en todo caso, pues que te lea, que revise tus webs Correccióndetextos.org y Letralia.com, y vista así tu experiencia, tu militancia fiel en la literatura, como autor, como editor y como promotor, la decisión es muy fácil de tomar.

Jorge Gómez Jiménez

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