
Carlos Magariños Ascone, un autor de raíces uruguayas y una vida marcada por la exploración de diferentes campos del conocimiento, acaba de publicar la novela Dulces sueños: lo que la imaginación provoca. Nacido en Montevideo el 25 de diciembre de 1942, Magariños Ascone ha trazado un recorrido que lo ha llevado desde la Facultad de Odontología de la Universidad de la República, en Uruguay, hasta el terreno de la neurociencia en Londres. Sin embargo, su pasión por la escritura ha sido una constante en su vida, que se ha entrelazado con su carrera científica y musical.
A través de esta entrevista, exploraremos las inspiraciones detrás de esta novela coral en la que los personajes cobran vida en un entorno ficticio en el norte de España. Magariños Ascone nos desvelará cómo su rica trayectoria, marcada por experiencias en diversos países y campos, ha influido en la creación de esta obra literaria.
Además, profundizaremos en los desafíos que enfrentó al dar vida a personajes convincentes y cómo abordó temas universales como los celos, las envidias y los desgarros sentimentales en su narrativa. Acompáñanos en este viaje literario a través de las palabras de un autor multifacético que ha dedicado su vida a explorar tanto las complejidades del cerebro humano como las profundidades de la imaginación literaria.
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Carlos Magariños Ascone y el reto de la novela
—Dulces sueños: lo que la imaginación provoca es una novela coral en la que vas pasando el foco de la historia sobre diversos personajes. Me gustaría que me hablaras de lo que te inspiró para escribir la obra. ¿Hubo alguna experiencia personal o inspiración particular? ¿Qué desafíos representó para ti esa estructura coral?
—Bueno, mi vida ha sido rica en experiencias diferentes. He residido en varios países con lenguas diferentes (Holanda, Inglaterra, Italia y España) en los que me tuve que adaptar con rapidez. Cada uno dejó un reguero de impresiones enriquecedoras. La novela comenzó con unas pequeñas líneas con la pretensión de ser un cuento. A medida que iba añadiendo detalles, los personajes comenzaron a tomar forma por sí mismos. La aparición de nuevos ingredientes fue haciendo de levadura que impulsó a unir los protagonistas hasta conseguir una historia con características propias. Como novela costó que tuviera un eje sobre el que girara el todo sin que se perdiera el interés.

—Eres natural de Uruguay con muchos años viviendo en España. Tu novela presenta un pueblo imaginario en el norte de ese país. ¿Con qué elementos creaste este entorno ficticio? ¿Cómo seleccionaste esa ubicación geográfica en particular?
—Llevo muchos años viviendo en España y mis hijos son españoles, por lo cual me pareció la forma más natural de integrarlo todo en el lugar en que llevo viviendo tanto tiempo. La imaginación hizo el resto.
—Los personajes de tu novela parecen ser el corazón de la trama. ¿Qué ha sido para ti lo más difícil de darles vida de manera tan convincente y lograr que los lectores se interesen por sus vidas y experiencias?
—He sido muy observador. Cada persona que he conocido (fueron muchas) dejó una fuerte huella enriquecedora. La soledad en que uno se encuentra una vez dejado detrás su país, familia, amigos y su lengua, fueron el ingrediente más fuerte. La coraza con que uno llega de otro continente y la soledad se quiebran rápidamente en cuanto te enfrentas a lo desconocido a sabiendas de que nadie detrás de ti te echará una mano.
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Dulces sueños: lo que la imaginación provoca, retratos de familia
—En tu novela, exploras temas como los celos, las envidias, las separaciones y los desgarros sentimentales. ¿Qué te atrajo de estos temas y cómo los abordaste en tu narrativa?
—Cada familia que he conocido, la mía inclusive, ha tenido un sinfín de elementos con tragedias propias, enredos, deslices y “travesuras”. Sólo he ido plasmando sobre el papel aquellos acontecimientos propios, a veces ajenos. En algunos casos me divirtieron; en otros la tristeza y melancolía quedaron de manifiesto.
—Alcides y Delia son personajes centrales en la trama, y su relación evoluciona a lo largo de la historia. ¿Cómo manejaste el desarrollo de su historia?
—No ha sido fácil. A medida que iban apareciendo personajes distintos traté de que tuvieran un papel determinante, diferente y a la vez entremezclado para dar la idea de unidad novelesca.
—Silverio Ortuño experimenta un cambio significativo en su personalidad a lo largo de la novela. ¿Qué te inspiró para esta transformación y cómo la incorporaste a la trama?
—Le tomé mucho cariño a Silverio Ortuño. En cierto aspecto significó el vuelco que experimenté en mi propia vida. Pasar de la inocencia, falta de valor y candidez a cambiar y hacerse respetar para poder sobrevivir.
—Sonia, Delia, Julia, Aurora Varela y otras mujeres tienen un peso específico en la novela. En estos tiempos en que asistimos a una resignificación y revaloración de los géneros, ¿cómo te planteas el desarrollo de un personaje femenino?
—Siempre creí en el valor y la grandeza que lleva dentro de sí cada mujer. He admirado a mi madre y a mi abuela, sin desdeñar el genio musical de mi abuelo materno y el respeto a mi padre. Las mujeres son la esencia de la vida. Los hombres muchas veces olvidamos quién nos ha parido, su dedicación y esfuerzo por darnos su ejemplo y la nobleza de nuestros abuelos, en especial en América, engrandecida por españoles e italianos.
Mis cuentos fueron una experiencia enorme y enriquecedora que catapultó lo que luego plasmaría en una novela.
El cuento que creció
—Tu obra abarca una variedad de géneros literarios, desde cuentos cortos hasta poesía y, ahora, la novela. ¿Cómo ha influido tu experiencia en diferentes formas de escritura en la creación de Dulces sueños: lo que la imaginación provoca? ¿Crees que estos diferentes géneros se han enriquecido mutuamente en tu proceso creativo?
—En verdad así lo pienso. Mis cuentos fueron una experiencia enorme y enriquecedora que catapultó lo que luego plasmaría en una novela. Comenzó siendo un cuento, quizás largo, para transformarse en una novela. Me dejó muy satisfecho una vez terminado.
—Sé que descubriste tu pasión por la escritura hace algunos años. ¿Puedes contarnos más sobre tu proceso de convertirte en escritor y cómo llegaste a la creación de esta novela después de tu experiencia previa con cuentos y poesía?
—De pequeño estuve muy interesado en escribir. A fin de cuentas mi familia poseía un periódico, El Diario Español. Allí comencé escribiendo artículos y entrevistas, y desde España mandé historias incipientes de lo que luego sería terminar escribiendo, con la firmeza que da el encontrarse a uno mismo.
—Te conocemos por el poemario Poesía y algo sobre la vida, el amor y la muerte, del que publicamos una muestra hace algunos meses. ¿Qué proyectos literarios tienes en mente para el futuro? ¿Puedes adelantarnos algo sobre tus próximos escritos?
—Sí. Tengo dos novelas ya terminadas, una de carácter romántico, la otra de tipo autobiográfico, que en algún momento espero salgan a luz. Hay que corregirlas y eso lleva un tiempo indefinido, es mucha responsabilidad que salga como uno quiere.
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