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Jorge Gómez Jiménez |
La voz de un gran sentimental
"El humor es el lenguaje que emplean las personas Édgar Neville nació en Madrid, el 28 de diciembre de 1899; su madre fue María Romrée y Palacios, hija del conde de Romrée y de la condesa de Berlanga del Duero, título éste último que heredó el autor; su padre fue un ingeniero inglés que vino a Madrid a finales del siglo pasado. En el Colegio del Pilar hizo sus primeros amigos. Para el teatro de variedades escribió su primera obra, La Vía Láctea, un vodevil que estrenó La Chelito en El Chantecler de Madrid en el año 1917. El joven Édgar Neville había comenzado la carrera de Derecho pero la interrumpe y se alista en un regimiento de húsares para la guerra de Marruecos. A su regreso a Madrid es presentado en Pombo a Ramón Gómez de la Serna, a quien siempre considerará su maestro, y entra en conexión con las corrientes vanguardistas. Sus amistades eran por entonces Tono, López Rubio, García Lorca, con quien estrecha su amistad a raíz del concurso del cante jondo organizado en 1922 en Granada. Colabora en revistas como Buen Humor, Nuevo Mundo, Aire Libre. En 1925 se casa con Ángeles Rubio Argüelles y Alessandri, de origen malagueño, y en 1926 publica la primera colección de cuentos Eva y Adán. Por esos años ya había ingresado en la carrera diplomática. A partir de 1923 comienza a colaborar en la Revista de Occidente y en La Gaceta Literaria, y su relación con Ortega se hace cada vez más profunda y amistosa. La vida del autor transcurrirá de tertulia en tertulia. En 1928 es destinado como primer secretario a la Embajada española en Washington; en Hollywood y durante sus primeras vacaciones comienza una de las etapas más divertidas de la vida del autor. Formará parte del círculo de amistades de William Randolph Hearst y de Chaplin y allí desarrollará una interesante labor cinematográfica. A comienzos de otoño de 1931 está de nuevo en Madrid y allí se publica su primera novela, Don Clorato de Potasa. Sigue haciendo cine, pero la carrera diplomática le requiere y es enviado al Marruecos francés, donde permanece dos años. Estrena para el teatro Margarita y los hombres. Antes de 1936 viaja de nuevo a Hollywood; durante su estancia reencuentra a la mujer que influirá decisivamente en su vida y en su obra: Conchita Montes. En 1936 Biblioteca Nueva edita una serie de novelas cortas con el título de Música de fondo. Édgar Neville llega a Madrid el 13 de julio de 1936. Durante los primeros años de la guerra permanece, tras una breve estancia en Madrid, en Londres, en Bélgica y ya desde San Juan de la Luz, regresa a España. Colabora en Vértice y en La Ametralladora, revista semanal del humor fundada en 1937 por Mihura, Tono, Álvaro de Laiglesia y Neville. En 1941 reúne varios relatos de guerra con el título de Frente de Madrid. En los años de posguerra el autor se dedica con prioridad al cine. En 1946 y con La familia Mínguez, Neville retrata el mundo grotesco de la burguesía madrileña; el vanguardismo inicial se ha resuelto en un costumbrismo irónico aunque sigue utilizando la desmitificación con fines humorísticos. El éxito llegó con el estreno de El baile. Aquí comienza su etapa como autor de comedias. A partir de ese momento los estrenos teatrales se suceden, Veinte añitos y Marramiau, Tiempos mejores, Rapto y Adelita, Prohibido en otoño, Alta fidelidad, La vida en un hilo. El último estreno teatral de Neville tiene lugar el 31 de mayo de 1963 con una obra titulada La extraña noche de boda. Continúa escribiendo relato corto y colaborando como siempre lo había hecho, en publicaciones periódicas y revistas, pero se dedica fundamentalmente a la poesía, género hasta ahora inexplorado por él mismo. Ángel Caffarena Such edita casi toda la obra poética en las publicaciones de la Librería Anticuaria El Guadalhorce de Málaga. Las constantes poéticas del autor serán sentimiento amoroso con diversos matices y Andalucía. El 23 de abril de 1967, un día de primavera, murió Édgar Neville a causa de un paro cardíaco. Tono y Mingote fueron los amigos que lo rodearon en aquellos momentos. "Cuando yo escribí Tiempos mejores —contaba Neville en 1963—, la única manera con que se podían tratar los temas de actualidad era diciendo que sí, y uno tenía ganas de tratar la actualidad diciendo que no, y por tanto, para tener que castrar mis opiniones prefería dejar los temas de actualidad para más adelante". Las coordenadas teatrales de Édgar Neville fueron el humor, la elegancia, el desenfado y la visión humanizadora. Es uno de los creadores de una literatura en la que la evasión, la imaginación y el humor rompen la monotonía del vivir a través de una visión optimista de la vida. La figura de Édgar Neville se nos presenta rodeada de un halo de elegancia, ingenio, generosidad y tolerancia; el encanto de los felices años, junto con un fino escepticismo y una permanente contradicción, están presentes en su vida y en su obra. Aquel "niño revoltoso que se muerde las uñas...", según unos, aquel "remolino de desconcertantes paradojas", según otros, al final de su vida escribía versos como un joven enamorado porque por encima de todo Édgar Neville fue un "bonvivant" elegante, orondo, algo escéptico, pero sobre todo un gran sentimental.
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