Publica tu libro con Letralia y FBLibros Saltar al contenido

Poemas de Ulises Paniagua

viernes 30 de septiembre de 2016
¡Comparte esto en tus redes sociales!

Ulises Paniagua
Ulises Paniagua (Ciudad de México, 1976).

El autor posee, al menos, dos registros: el que se establece por la medida silábica, y el que se construye con base en el ritmo y la versificación libre. En esta última categoría es donde busca variedad. En dos poemas de la presente selección se evoca la imagen del tigre, misma que es una tradición en la literatura. El tigre es el blanco y el poema que se escribe en la hoja; es decir, el tigre es el lenguaje, la comunicación. Este diálogo, el poeta lo establece con sus Mayores, otros dirán influencias. Además, existe una clase de juego en las prosas, que son versos recortados, pausados por paréntesis.

Fernando Salazar Torres
Responsable de la selección

De la serie Voces actuales de México

El poema es el tigre

El poema es el tigre
ese tigre que enluta el hielo
más allá de sangrientos
pulmones hinchados
de metáforas

El poema es el tigre que tritura las imágenes del aire
Es ese goce de fauces entre lumínicos o romos versos

El poema son las zarpas sobre el musgo
el salto entre abrojos
el rugido que repite el eco figurado

Es hígado de lo que quiere pero no alcanza
La mirada que toca la noche y se extiende hacia su centro
Lo imposible en su agitada existencia

El umbral…………..lo turbio presente
La intuición…………aquello que no se menciona en la albura

El poema es el tigre blanco que se interna en la entraña de la nieve.

 

El umbral y la caricia

Lo que se deja en el lenguaje de la llama y la caricia
no es el áspero color a humedad de la entretela
no es la savia de la figura, el recorte de una presencia
el enlace de dos vientres, la persecución
desenfadada ni el vahído, el acercamiento.

Lo que se deja en el lenguaje de los que aman
—cuando en el umbral se aman—
es alba intuición, ese algo, cualquier algo
fragata en hundimiento a la cual asirse con enardecidas zarpas:
lo que semeja al color, a la presencia, a ese vahído.

Un letargo atemporal que florece
que no se palpa con la memoria ni las yemas de lo mirado.
Eso es lo que queda:
el arrullo de luz, el perfume de un halo, la púrpura oscilación en la cuerda.

 

Reversejo

Mírame enfermo (huérfano
metaforizado de espinas
(Reversejo)
aquello soy (que salta y no se mueve
(Rapto y parto de noche)

He leído en Chéjov las líneas del suicida
En Misloz la nostalgia del terruño
Nada ha valido

Mírame ácido
recortando mis venas
(Verserejo)
esto soy (que ladra y no se muere
(Rapto y parto de olvido)

He leído en los clásicos
las líneas del desamor
Nada salva

Mírame aquí
espino
parto (venas (y ladrido y noche

Un derrumbe
pulverizando dagas
al costado de mi voz.

 

La ansiedad, los otros, mi cabeza

(La persiana rota (La ansiedad del sillón (La yerba (Las pastillas que no desayuné (Joyce (Blake (Ginsberg (La mala armonía (El resentimiento (Kafka (Canetti (Cervantes en vuelo (Las traiciones de los que restallan lágrimas (Misloz (Huidobro (Di Giorgio (Mis placas dentales (La envidia que respira fuera (La melodía a solas (Lo muy agrio (Sexton (Plath (Eunice (Espectros de antiguas novias (Sonrisas grises (Esta jaula podrida de mi esqueleto (La tristeza entre perfumes ciegos (El dolor que no cesa (Caer desde el silencio (Los disparos desde el vientre de mi madre (Los Libros (El vino como profeta (La muerte que no abordé (Lo que sueño a través del tacto (Lo que soy (Lo que he sido (La bruma de mi corazón cuesta arriba (Cuántos instantes de soledad y muchedumbre (Cuánto tiempo para odiar (Para beberme con ojos de rabia

……………………………..A pesar de todos
………………………………….y de mí mismo.

 

Soneto negro

A México, violento y dolido…

Negra estirpe que busca la agonía
en cabeza o en cuerpo desmembrado
que blande este cuchillo con maestría
carnicera de muerto descarnado

Como reses se mecen los pellejos
lo que alguna vez fuese carne de hombre
troncos muñones hígados bermejos
mancilla de piedad y de su nombre

Rajamos las heridas, cuota de hambre
Trompeamos tan felices la inmundicia
Trompeamos viejos odios entre sangre

Agrio es este soneto entre mis manos
Torvo carajo harto de malditos
Soneto: puro llanto de marranos.

 

Poema uno

Soy un inútil que apenas sabe girar una tuerca,
colocar una roldana, correr un pasador.
Un atado de letras;
este fantasma tieso que deambula por la casa
rebotando en el lavabo, hinchado de sueño.

Indocto en las funciones del carburador,
el arranque, la balata. Ajeno al misterio
que se punza con las manos, palpando
entre diástoles y sístoles que rabian
desde un motor remiso.
Torpe, simple: ese soy.

Nunca pude reparar
el grifo de la tarja,
develar la terquedad del manual
complejo ni prevenir, a la brava familia,
aquella tarde en que la abuela murió.

No sé cuánto cuesta
el auto de mis
sueños.
Ni siquiera sé si sueño con
autos. Así de fracasado soy.

Pero dentro, en el espacio custodiado
por mis propios grifos,
en los raros mecanismos que gobierna el deseo;
allí, donde prospera la palabra, el epígrafe,
un acento; donde la vida germina desde el paso
imperioso de una frase; desde el umbral
en que los libros construyen ciudades;
mundo. Dentro,
muy adentro, a veces juego a ser Dios.

Y en esos días, en esas horas,
no me importa en lo absoluto
declararme un inútil
que apenas puede girar una tuerca.

 

Vivo solo

Tigre soy, de rudo destino
A nadie debo el fuego de la presencia
¿Que soy salvaje?
Tanto como mis garras enredadas en lo oscuro

Mujo y rujo
y con las zarpas digo sí
digo sí y soy salvaje

¿Qué si soy solo?
¿A quién le incomoda el eco entre la nieve?

Bestia entregada al alfabeto de lo bello
Tigre-sombra de tiempo
Signo claroscuro

Tigre soy, de rudo destino
Digo sí
Digo sí y soy salvaje.

 

Oficio del resentido

Lenta vocación es ésta
Se negrean de rabia los pulmones

Se ensancha el dolor
La memoria es un pájaro acribillado

Duro oficio
cuando ya no gira la fortuna
de derecha a izquierda
ni visceversa

Duro oficio el de ser un resentido

Cada madrugada
con un cigarrillo al pie de la ventana
se van agrietando las quejas
las palabras
el silencio.

 

La resurrección, la zarpa, el amor

Resurrección de polvo eres (del mirlo y la rosa púrpura (repercusión numeral entre herrumbres (Página de heroína sin torre (sin ahorcados (Perfume infiel que evoca (Vocablo de transparencia (Oda de tormentas, de edenes, de muchas y muchos…

Como si no fueras abecedario que se aspira por la piel (Arista (Como si no miraras lo dentro (Tal si fueses o no fueses trampa jugosa (Rezo emplumado hacia el norte y carnalidad a lo sur (Invención (Velo que cubre a todos y al Todo (Cual si fueras sombra (Anhelo (Eco en silencio de brillos presurosos

Como si no fueses, amor, la más dulce zarpa…

 

La ciudad fabulada

Esta es la ciudad del amor, Atentos, Desde las paredes, Entre muros, En besos de tezontle y cantera, Entre perros de ladridos y llamados de gas, Los cuerpos se afianzan, Aferran, Se reconocen en un braille de perfumes, Es la aldea del amor, Las avenidas son brazos en desnudez, Piernas, Corazones que buscan despojarse de sus ropas, Las caricias se propagan en onda, Hace calor en lo vivo, Todos se derrumban sobre sí, Sobre otros, Encima y debajo y en medio de otras, Entre lagartonas, machos mínimos, nocturnos, entre libres, diversos, ñoños o hippies o hipsters, metaleros o amantes del blues, entre podadoras de misterios, misóginos intelectuales y feminazis, Entre los que se refugian del aullido, Los que muerden con ansia, Los que se extrañan, transparentes, En jardines ahuhuetados y floridos espinajosos, Para ellos las ventanas, Las plazas y sus gemidos, Los bares y los dulces insultos, Los anhelos, Los abrazos. El beso y la frecuencia modulada de caricias. Para ellos. Para todos. Esta ciudad. La ciudad del amor.

Ulises Paniagua
Últimas entradas de Ulises Paniagua (ver todo)

¡Comparte esto en tus redes sociales!
correcciondetextos.org: el mejor servicio de corrección de textos y corrección de estilo al mejor precio