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El universo de José María Merino

sábado 27 de noviembre de 2021
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José María Merino
Hay aspectos claves en el universo de Merino como narrador. Uno de ellos es el cruce entre el mundo ficticio y el mundo real. Fotografía: Antón Diez

José María Merino ha ganado el Premio Nacional de las Letras por una obra que ha dejado huella en muchos lectores, a través de un recorrido por un universo de voces que pueblan sus historias, donde la fantasía y la realidad han convivido siempre.

Nació el escritor el 5 de marzo de 1941 en La Coruña. Su padre, miembro de la Federación Universitaria Escolar, tuvo que abandonar León por sus ideas republicanas y se refugió en Galicia, donde nació el futuro escritor. Tras la Guerra Civil española, la familia se instaló de nuevo en León, donde el padre de Merino abrió un bufete y una gestoría.

Tras pasar la niñez y la adolescencia en León, realizó en Madrid los estados universitarios en Derecho. Su actividad laboral se desarrolló en el Ministerio de Educación.

Su comienzo en el mundo literario fue en 1972 con la aparición de su primer poemario, Sitio de Tarifa, y en 1976 publicó su primera novela: Novela de Andrés Choz, donde ya aparece su particular universo de fantasía y realidad. Entre 1987 y 1989 dirigió el Centro de las Letras Españolas, perteneciente al Ministerio de Cultura.

Fue elegido académico de la Real Academia Española de la Lengua en marzo de 2008, en sustitución de Claudio Guillén, ocupando el sillón m. En el año 2009 fue nombrado hijo adoptivo de León.

 

La idea antropomórfica del mundo es evidente, esa sensación de hallarnos ante seres que se transforman, porque vive en Merino una clara influencia de las leyendas y de la mitología.

La importancia de la fantasía en su obra

En la obra de José María Merino la fantasía ha sido esencial, para crear un universo donde conviven la realidad y lo sobrenatural, porque el escritor entiende la novela y el cuento como espejos de lo onírico, de un espacio por descubrir, de un universo que va trazando poco a poco y que siempre contiene sorpresas y revelaciones. Es ese espacio un lugar donde el escritor ha encontrado su luz, su ventana al mundo, creando personajes que ya son parte de nuestra memoria lectora.

Como escritor de relatos, ha dejado buena cuenta de su estilo en su afán de crear una pieza de orfebrería que busca la perfección a través de la riqueza del lenguaje.

Novelas como la ya mencionada Novela de Andrés Choz o como El caldero de oro, La orilla oscura o Musa Décima, son un claro testimonio de un afán de búsqueda en lo hermoso del lenguaje para trasmitirnos emoción a través de lo fantástico y su simbiosis con lo real.

Hay aspectos claves en el universo de Merino como narrador. Uno de ellos es el cruce entre el mundo ficticio y el mundo real, la aparición de seres sobrenaturales, la inmersión de los personajes desde un espacio donde lo real está presente hasta un espacio donde la fantasía cobra relevancia. La idea antropomórfica del mundo es evidente, esa sensación de hallarnos ante seres que se transforman, porque vive en Merino una clara influencia de las leyendas y de la mitología. Hay en su narrativa un mundo por desvelar, donde los seres que no son de este mundo se nos aparecen en sus concreciones reales, como personajes que podemos conocer y con los que nos podemos identificar. Esta habilidad para crear todo un universo es uno de los mayores hallazgos del narrador gallego.

En El oro de los sueños, donde la literatura juvenil cobra importancia y que ha sido lectura para muchos estudiantes, o el mundo de La orilla oscura, todo es un cosmos donde Merino fantasea y crea su universo literario.

El universo de Merino depara sorpresas, encuentros y sueños que el autor sabe descifrar con avidez y con inteligencia.

Otro de los elementos fundamentales de su obra es el lenguaje, una prosa rica que le emparenta con el realismo mágico y con los narradores del boom hispanoamericano como Vargas Llosa, Roa Bastos, Onetti y García Márquez, entre otros. Esta influencia late en la obra de José María Merino porque en el paisaje de sus novelas y sus cuentos respira la imaginación y un mundo que siempre es sorpresa y creación.

Por centrarnos en una de sus últimas novelas, Musa Décima, Merino reconstruye la historia de Olivia Sabuco, a quien Lope de Vega llamó “Musa Décima”. Esta mujer fue olvidada, pese a todo lo que escribió sobre medicina y sobre otros temas. Una mujer del siglo XX bucea en su figura, en esa especie de encuentro entre el presente y el pasado que ha estado siempre vivo en su narrativa, donde los hallazgos, los misterios, se convierten en un leitmotiv para el avance de la novela y el interés que ésta despierta en el lector.

Al igual que en La orilla oscura, donde el pasado afecta al presente y los espacios confluyen entre León y Centroamérica, el universo de Merino depara sorpresas, encuentros y sueños que el autor sabe descifrar con avidez y con inteligencia.

Nos hallamos ante un narrador de gran capacidad para la imaginación, para crear mundos que convergen y se encuentran en espacios fascinantes. Un premio muy merecido a un gran novelista que ha sabido jugar con la ficción y encontrar en ella un espacio apasionante de creación.

Pedro García Cueto
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