Los conceptos
subjetivos
La belleza, el éxito, la cultura, la política, por ejemplo, son conceptos
subjetivos; es decir, que dependen de una medida o de una meta propuesta.
Así, cuando queremos medir estos conceptos no decimos en concreto algo,
mucho, suficiente, bastante o necesario, sino decimos "es relativo",
"esto es relativo". No obstante, si algo es relativo tendría que
serlo siempre, racionalmente. Sin embargo, decirle a Ángel Nieto "Tu
éxito ha sido relativo" es incorrecto, irracional; pues, si el éxito
fuese relativo, sería admisible y racional decirle eso, y no es así, al
cuestionarle "su éxito". Por igual, si el amor fuese relativo,
tendría que ser admisible y racional decirle a Vicente Ferrer "Tu amor
ha sido relativo", y no es así, al cuestionarle "su amor".
Con poco de reflexión estas respuestas son inapropiadas, que no llegan a
concretar algo, que no llegan a informar de un contenido mínimo. O dicho aun
más claro, si a mi perro que ha sido envenenado, ya en su convalecencia por
vencer a la muerte y que lo ha logrado bien, le dijese "Tu éxito por
vencer a la muerte ha sido relativo", no sería correcto, y más cuando
se ha recuperado del todo. Así, queda demostrado que el éxito no es
relativo.
Ningún concepto subjetivo es relativo, porque sencillamente, racionalmente
o científicamente si una cosa es relativa —es decir, no absoluta— debe
serlo siempre y no pasarse como un tonto por su casa de relativo a absoluto y
viceversa cada dos por tres. Dicho aun más claro, si se demuestra que el
tiempo es relativo deberá ser el tiempo relativo para siempre —de lo
contrario no existe demostración. Dicho aun más claro, si se demuestra que
un ser humano es un ser vivo, esa verdad debe ser para siempre —de lo
contrario no existe demostración.
Ningún concepto subjetivo es objetivable y, por eso, es sólo subjetivo;
es decir, que cada cual lo vive absolutamente a su manera —persiguiendo
"su ideal"—, y no de una manera fija para todos, aunque compartan
algunos aspectos; y pasados mil años seguirá existiendo a la manera
subjetiva de cada cual. Lo que es subjetivo contraviene sólo a su aspecto
objetivable, pero no a su aspecto existencial. Por ejemplo: el amor de una
madre no es objetivable, no es valor medible, pero existe absolutamente; o la
esperanza que el ser humano siempre tendrá. Será distinta de un ser humano a
otro, pero siempre —absolutamente, porque es un valor intrínseco a él—
la tendrá.
Algo distinto pasa con los conceptos objetivos, únicos para todos: somos
seres vivos, los cuerpos tienen una atracción entre sí —la fuerza de la
gravedad—, yo escribo esto, su madre le parió y miles de cosas que son
absolutas con un punto de referencia o con cinco. Sí, los puntos de
referencia son bases de lo que le ha ocurrido o lo que le ha hecho a una cosa,
pero es tan metafísico esto extendiéndose hacia atrás que pueden ser miles
y miles. No obstante, es muy preciso diferenciar dos tipos: puntos de
referencia de los conceptos subjetivos —que pueden ser infinitos e
imaginarios— y puntos de referencia de los conceptos objetivos —que son
los que son.
A veces, cuando se hace una pregunta que tiene muchas respuestas, sólo se
contesta con "Eso es muy relativo"; pero no con "Concrete su
pregunta", "Concrete en lo que realmente quiere" o
"Dependerá de lo que realmente desea". A veces, cuando se hace una
pregunta cuya respuesta se desconoce descansa decir "Esto es muy
relativo" en vez de decir "Hay que averiguarlo" o "Aún no
se sabe"; por ejemplo, ¿cómo será la Tierra dentro de un millón de
años? A veces se hace una pregunta inapropiada como ¿cuándo muere un ser
humano?, no concretando si se habla de la muerte cerebral o celular. A veces
se hace una pregunta sobre algo que no existe o es inescrutable.
En fin, el recurso fácil de "es relativo" es irracional, no
conlleva sino un pasmo, una provocación gratuita o una carcajada. Algunos se
escudan en que lo dijo Einstein; pero no dijo eso ni mucho menos, ya que todo
lo que dijo lo basó en conceptos absolutos: el movimiento, la constancia de
la velocidad de la luz, la absoluta indestrucción de la energía, etc.
Nunca he objetado al adverbio "relativamente" —como opción
libre de cada parecer o imaginación. También, debo señalar que algunos
dicen que no están seguros de nada para confundir; pero seguro que cuando se
tiran a la piscina aseguran —muy bien asegurado— que tenga agua. ¿A que
sí?
Menos hipocresía.
Apropiación de las primeras necesidades
Desde el colonialismo que favoreció la revolución industrial el mapa del
ventajismo económico casi no ha cambiado y la mayoría de los países siempre
estarán "en vías de desarrollo" a remolque de quienes lo sustentan
o lo controlan; siempre estarán supeditados a los tejemanejes de quienes les
sobran medios —porque siempre tendrán más que los demás— para
especular, negociar con lo que ven que es de obligada necesidad, con lo que
nunca será prescindible para sobrevivir.
Así, las fuentes de energía, la medicina, la vivienda y las patentes de
las nuevas tecnologías siempre serán el objetivo de la urdimbre
especuladora; es decir de donde se puede hacer más dinero, engañar,
manipular con el beneplácito o con la impotencia de toda justicia de turno.
"Donde manda patrón, no manda marinero"; es decir, que ellos ya
tienen la dirección, el negocio total de tal usura, la explotación segura o
infalible a largo plazo la cual no permitirá ningún estorbo, ninguna
vicisitud de idealistas proclives a ser derrotados sin remedio.
Entonces, lo primero que de África importa es el amor por sus fuentes de
energía y por sus metales preciosos —poseerlos o controlarlos a toda costa—,
aunque se le soborne con un desarrollo "colateral" que siempre será
el mínimo, de seguir hacia delante —pero supeditado y bien atado.
Y es que lo más "sagrado" es que se mande sobre las directrices
mismas del gran negocio, pasando por alto esa poca vergüenza de que unos
tienen demasiado y siempre tendrán demasiado mientras que otros de
desesperanza se pelean o se mueren, porque las primeras necesidades no son
suyas o ya "otros" más astutos las han negociado para que no estén
a sus alcances.
De esta forma descabellada, con este modelo de explotación, los países
ricos siempre tendrán que hacer frente al acoso de la inmigración, al acoso
del fundamentalismo libertador de los pueblos —que es una inadaptación— y
al acoso de algunas desobediencias más agresivas.
Sin embargo, por otra parte, dentro de algunos países desarrollados, se
cumplirá cierto amaneramiento por controlar también los bienes de primera
necesidad —para robar sin que se den cuenta—; pues, de una vivienda —que
es como el pan con lo que no se juega— se la suben de precio a un
trabajador, para que tenga que trabajar tres veces más o cuatro para poseerla
dignamente.
Este es el caso de España, por ejemplo, donde la vivienda —por
especulación— ha triplicado su precio por encima del sueldo medio. Pero,
ante esto como respuesta, Aznar se va del lado de Bush que le gusta mucho,
subvenciona la fundación del dictador Franco y destruye poco a poco los
sectores económicos más desfavorecidos.
Él es así.
Pensamiento coherente sobre la realidad
Si una cosa la podemos soñar, no significa que sea un sueño; si una cosa
la podemos dibujar, no significa que sea un dibujo; si una cosa la podemos
comparar, no significa que sea una comparación; si una cosa la podemos
imaginar como estática, no significa que sea estática —"limitada"—;
si una cosa la podemos negar, no significa que sea una negación, que no
exista.
Porque todos sabemos que la mente tiene su juego propio, indispensable para
sobrevivir, para satisfacerse; incluso de una forma insumisa ante la razón,
ante la realidad. La mente desafía, "apuñala" la realidad siempre
que tenga una oportunidad —aunque no siempre con coherencia—, pues quiere
controlarla, moldearla, anularle los "fríos" códigos que la
sustentan si no le interesan.
Así, no desperdiciará teorías anímicas que se extrapolen de lo más
elemental, de lo coherente.
Ahora bien, con los pies en el suelo, lo absoluto es lo ilimitado, sin
restricciones, que se puede relacionar pero no es relación "per
se", que existe y de una forma cambiante en sus formas —ni siquiera el
cuerpo humano es fijo, fijo—, aunque con unas "leyes" fijas —principios
fijos que permanecen.
En determinación, todo lo existencial lo es porque posee esas
"leyes", y las posee porque todo viene de algo, es producido, tiene
sus causas. Por lo tanto, considérense esas "leyes" como causas,
sustentos reales, axiomas existenciales.
Ilimitado es el tiempo, el espacio, la realidad en suma, en su contexto
real —existente— y siempre limitada a su contexto irreal —inexistente.
De ahí que en un anterior artículo tratase de los límites de la realidad:
sí, ante la inexistencia, en cuanto a que la realidad sólo tiene capacidades
limitadas ante lo que no es probable, que forma parte de la fantasía o de
cualquier deformación de lo real.
No obstante, cuando creemos que la vida es limitada, en poco nos damos
cuenta de que no es así, que ha ocurrido y puede ocurrir infinitamente en lo
que transcurre —sin limitaciones reales. El ser humano, al analizar las
cosas, las detiene, las hace dibujos, y comete el error de que las limita a
ese instante, las somete a un valor o a un concepto aislado, vulnerable a la
máxima del transcurrir de todo. El ser humano se decepciona al comprobar con
ingenuidad que ese valor paralizado, limitado téoricamente, se desvanece con
sus oportunistas puntos de referencia atribuidos a su esencialidad fija —porque
los puntos de referencia son útiles sólo en lo teórico de lo ilimitado, y
éstos son asimismo ilimitados, no oportunistas, no codificados a una
conveniencia racional, sino a la coherencia racional.
Por ello, cada cosa es ilimitada en sus infinitas posibilidades (no hablo
de capacidades); por ejemplo, un ser humano tiene infinitas posibilidades
sobre lo que le pueda ocurrir. También cada cosa es independiente de otra
cosa, no puede ser esa otra cosa a un mismo tiempo.
Reaccionariamente —para su conveniencia—, la mente no quiere lo
ilimitado, sino limitar y controlar, y sobornar a la realidad. Los conceptos
subjetivos igualmente son ilimitados, absolutos; porque el amor, la esperanza,
la tranquilidad, etc., no tienen limitaciones: siempre hay una esperanza mayor
—algo que demuestra que es absoluta. Sin embargo, alguien dirá que su amor
no lo es, pero ¿puede cohonestar la realidad?, ¿puede negarse ante él,
puede limitarlo, puede no admitir que está a expensas de todo el amor
posible?
¿Puede arrancarse a sí mismo o a la vida eso?