Adivinación de París
Todo pasaría
como dicen esas metáforas usadas
bastaba con esperar
uno
o cientos de días
para que la memoria aflojara la mordida
la ciudad estaba allí
sólo debía nombrársela
o dibujarla en un papelito:
los faroles tras la niebla
el río helado pasando debajo de los puentes.
He aquí Montparnasse
Sacre Coeur erigiéndose
entre las calesitas
que giran
las tiendas sucias y desordenadas
llevándote a empujones
y será el invierno
esta estación
en el metro
una japonesa
—delicadísima—
llora sin un gesto
los labios
definitivamente rojos
se mojan entre los anuncios
de esa otra estación
la que llega
el metro atiborrado de postales
si nos hubiéramos perdido
desde hace rato
quedaría más que sombra
unos pocos grados
con qué nombrar al frío.
Abrimos este fondo
largo cansancio
de añorar esos puentes
iluminados en la noche
ahora sé de las ciudades
que se desean como a los amantes
estas latitudes que no logran vencer
luz alguna
hubiéramos llegado a octubre.