Una producción
de Editorial Letralia
Cagua, Venezuela
Jorge Gómez Jiménez
Editor

Conviértanos en su página de inicio

Alojamiento:
AbracaAdabra.Network

¡Obtenga su propio buscador GRATUITO!

Letralia, Tierra de Letras
Año VIII • Nº 104
5 de enero de 2004
Cagua, Venezuela

Depósito Legal:
pp199602AR26
ISSN: 1856-7983

La revista de los escritores hispanoamericanos en Internet
Letras
Dos cuentos
Ricardo A. Kleine Samson

Comparte este contenido con tus amigos
Mi prunus

Ahora mismo son casi las 8 de la mañana. Estoy aquí, parado frente al inmenso ventanal del living de casa. Afuera hace frío; es obvio, estamos en invierno. Hay una bruma muy densa y amenaza llover. El cielo está rojizo, como si fuese a nevar. Puedo ver claramente el cerco de cipreses al final del parque. Delante de ellos el bosque de 27 abedules del que ya tanto les he hablado. Ya desprovistos de sus hojas, sus troncos blancos contrastan nítidamente con el fondo de los cipreses, mientras que sus entretejidas ramas lo hacen con el gris del cielo. Toda una imperdible delicadeza. A este bosque recurro habitualmente a orinar cuando el baño de casa está ocupado. No es recomendable convivir con 6 mujeres en un mismo techo y un solo baño. Si bien la casa es grande, un baño se hace poco. A veces me pasa que creo que los abedules están tan lindos gracias a este fertilizante natural con que los abono. Pura arrogancia. Lunita, la perra, también me copia y colabora en este quehacer cotidiano. Es más, a veces compartimos este baño. Antes me daba vergüenza, ahora ya no, en eso me copio de ella. Cuando terminamos de orinar ella me mira como diciendo "Viste, es normal" y se va como si nada. La quedo mirando un rato...

Una rápida mirada me deja ver y contemplar al resto de los arboles. Los fresnos dorados y los europeos, el laurel, el crataegus, el ombú, el manzanito, en fin. Aquí, a la izquierda del ventanal, del lado del parque, está el arce sacharinum, una belleza de árbol. Patricia insiste en que hay que podarlo porque les dificulta a las chicas salir al frente de la casa con sus bicicletas. Yo creo que no es para tanto, pero no se lo digo, aprendí a no contradecir a las mujeres, mientras tanto las chicas crecerán y dejarán de usar las bicicletas. Sus ramas son tan lindas, grises y muy suaves. Frente a mis ojos y también del lado de afuera está el prunus mumme, le dicen damasco de flor. Ahora mismo y desde hace ya varios días que está lleno de flores intensamente rosadas y dobles. Se destaca del resto del escenario por su alegre colorido. Es un pequeño arbolito de no más de dos metros y medio de altura. Muy ramificado, con una corteza casi rojiza. Sus ramas son muy estilizadas y etéreas, al punto que si no fuera por sus flores parece que no las tuviera. Algunas de ellas casi tocan el vidrio del ventanal y da la sensación de entrar en casa. Esto es lo que más me gusta de mi casa, que parece estar afuera. Es más, le voy a contar algo, resulta que en el verano solemos abrir las ventanas para refrescar la casa. Desde afuera entran todos los olores imaginables, a césped recién cortado, a agua de riego, a lluvia, a jazmín, a glicina. Inclusive, ya nos ha pasado en tres oportunidades, que se nos meten pájaros en el living, sobre todo el venteveo. Y bueno, gran alboroto. En primer lugar el pájaro se asusta e intenta salir pero al no encontrar la ventana se desespera y vuela desconcertadamente por el living. Patricia también se desespera, se pone nerviosa... Digamos histérica, es más ilustrativo. Le reprocha al pájaro que se pose en el sillón recién tapizado, le exige que se vaya. Más asustado que obediente, el venteveo vuela hacia lo alto del techo y de allí a la mesa de algarrobo, en donde, producto de sus nervios, hace caca en el mantel. Patricia y el pájaro están desesperados. Uno queriendo irse, la otra queriéndolo matar. Alertadas, llegan las nenas, las cinco, toman conciencia de lo que pasa y enternecidas le piden a Patricia que lo perdone. El alboroto vuelve a alterar al pájaro y Lunita que estaba durmiendo entra en escena. Le ladra. No entiende bien qué pasa y nos mira buscando aprobación. Salta. Salta y ladra. Ya no da para más. Entonces agarro una escoba e intento orientar al venteveo hacia la ventana. No es fácil pero ya lo hice y me salió bien. El pájaro se va. Patricia jura no volver a abrir las ventanas, las nenas comentan entre sí, Lunita vuelve a dormir... Pero volviendo a lo nuestro, lo singular del prunus en esta época del año, con estas condiciones tan difíciles, son, sin dudas, sus flores. A veces, estúpidamente me pregunto: ¿qué clase de neuronas circulan por su savia para desafiar al invierno de esa manera..? Pero, ¿por qué florece en pleno invierno? Pues no lo sé. Lo debería saber porque fue lo que estudié, pero no me interesa... Lo que sí me interesa es su maestría, la habilidad; su sencillez y elegancia con la que desafía al invierno, a las heladas, a la niebla y, hasta inclusive, la nieve que a veces le cae. A decir verdad sospecho que el prunus ignora que lo estoy viendo y de saberlo dudo que le importe algo. Porque no florece para mí. Lo hace porque en la vida hay que hacer algo para vencer los desafíos, no para triunfar, sino para estar y pertenecer, con sencillez y elegancia como lo hace el prunus. Y sino, mírelo por usted mismo... Ahí lo tiene...


Me siento un marciano

Mire yo, soy de la época en que había dos tipos de arroz, uno bueno y otro no tanto. Cuando te mandaban a comprar arroz era fácil, de acuerdo a la guita que te daban ya se sabía qué arroz comprar. En cambio ahora es un quilombo. Hay diez mil tipos de arroz. Blanco, dorado, grano largo, grano corto, grano fino, integral, que no se pasa, con bolsita hervidora... y qué sé yo. Es para volverse loco. ¿Alguna vez se paró frente a la góndola del arroz..? No se puede creer. No se sabe cuál llevar. Yo me mareo. No me dan ganas de comer arroz. Ya ni siquiera sé si lo que como es arroz... Lo mismo pasa con nosotros. Antes estábamos nosotros y los trolos... Los putos para ser más claro y disculpe la expresión. Ahora se acabaron los putos. No hay más trolos. Ahora hay gays, bisexuales, heterosexuales, homosexuales, transexuales, travestis, ortodoxos y los que van para los dos lados... ¿Cómo se llaman los que van para los dos lados? Piñón fijo creo que le dicen... Bueno, no importa, no hay por qué saberlo. El tema es que hay una diversidad sexual que ni le cuento. Y ojo, no es fácil identificarlos... Para colmo, fíjese, uno les dice "putos" y se enojan. "Yo no soy puto", te dicen así con la muñequita torcida. "Soy gay", o "Travesti", te contestan con orgullo. Vaya a decirle "puto" a alguno de estos...Te pegan...¡Te matan!. Antes por lo menos se avergonzaban. Además se pelean entre ellos. Si entre ellos se pelean y no se ponen de acuerdo para ver quién es uno y quién el otro... Qué nos queda a nosotros... Como que la cosa siga así los que vamos a desaparecer somos nosotros. Y encima con esto de la clonación medio que estamos al pedo... Los machos estamos en extinción. Vamos a terminar siendo una curiosidad biológica. A veces me siento un marciano... Para colmo, lo peor de todo, es que todos estos tipos tienen el "pajarito" colgando. Tener lo tienen, al pedo pero lo tienen. Si me dijera que se lo cortaron, lo rifaron o lo donaron a la parroquia... Pero no, lo tienen. Yo no sé dónde vamos a terminar... ¡Qué ejemplo..! "Ahora se puede disfrutar libremente de la sexualidad sin culpabilidad". Las boludeces que hay que escuchar. Mire, mis hijas me dicen que yo discrimino, que soy injusto, intolerante, pero como yo les digo, "Si yo hubiese sido un trolo de éstos no hubiese nacido ninguna de ustedes". "Agradezcan que nací bien machito"... ¡Pero mire usted los planteos que me hacen! Y entre nosotros, le digo que esa cara de alegría que tiene mi mujer no es justamente del sueldo que cobra, no va a pensar... "Que hay libertad de pensamiento". "Que hay libertad sexual"... Y encima escuche las pelotudeces que se les ocurre... Ahora quieren que la justicia los autorice a adoptar chicos... ¡Se da cuenta! Ellos quieren adoptarlos pero el "pajarito" no lo van a poner, que lo ponga otro el "pajarito"... Ellos ponen el "nidito", el "pajarito" lo pongo yo. Nos usan estos cretinos. ¡Nos usan! Así cualquiera es trolo... Yo no entiendo más nada, qué quiere que le diga... Mire con lo que me salió un amigo... Un amigo de toda la vida. Un tipo bárbaro. Re laburador, responsable. Un tipo serio. Resulta que la semana pasada me sale con que va a empezar yoga... Escuchó: ¡Yoga..! Este tipo está en pedo, pensé yo. "Vos estás loco", le dije. "¿Qué te pasa..?". Y me sale con que el yoga es bueno para respirar, para la relajación, para la postura... ¿...?. ¿Sabe lo que pienso yo? Que si hay que ir a yoga para aprender a respirar, entonces estamos cagados, hermano. Yo aprendí a respirar apenas nací. O aprendía o me moría. No había mucho para pensar... A respirar no se enseña, se aprende. Mire si uno va a ir a aprender a respirar... El yoga no es para nosotros. No es un deporte... "Me voy a yoga y enseguida vengo"... Como si fuera a fútbol o a tenis. ¡La gente está en pedo! En cualquier momento aparece en la página de deportes de los diarios. Ya me imagino leyendo un titular: "Primer torneo de yoga. Dos categorías: principiantes y amateur. Auspicia Banco de la India y Río de la Plata"... ¡Vamos, viejo! Estamos cagados... El yoga es para la armonía, para la sabiduría. El yoga es el vacío. El vacío... y nosotros no podemos ver nada vacío. Nosotros somos del quilombo, del despelote. Vivimos discutiendo y no hacemos nada. Ahora vamos a yoga y después nos vamos a comer un sandwichito a las apuradas de parado en la barra de un bar porque no nos queda tiempo para nada... Ahora, eso sí: ¡aprendemos a respirar..! Yo me imagino sentado en una mantita de lana con las piernas cruzadas y las manos en las rodillas haciendo Ommmmm... Ommmmm... con cara de pelotudo... ¡Qué quiere que le diga..! Yo me siento un marciano...

 


       

Aumentar letra Aumentar letra      Reducir letra Reducir letra

Predicado.com, la comunidad de la letra

Letralia ha sido seleccionada por Novedades ICTNet 2.0

Letralia participa en el Stockholm Challenge 2003/2004



Creada el 20 de mayo de 1996 • Próxima edición: 19 de enero de 2004 • Circula el primer y tercer lunes de cada mes