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Poemas de Somos [las cosas perdidas en el silencio] (inédito), de Ana María Fuster Lavín

viernes 25 de enero de 2019
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estadísticas

“el cadáver siguió muriendo” leía el titular
pero ya no pudiste leerlo en la mañana
como acostumbrabas, leer la prensa
a las 5 de la mañana junto a un café con tostadas y miel
pero te fallaron y ni siquiera te nombran
ya el desayuno tiene moscas y herrumbre:
mujer 27 años, piel morena, divorciada
sin hijos, tuvo una hermana gemela que nació muerta

te fallaste
mientras el cadáver vivía,
esa noche comenzaba a acariciar el alba
te encantaba colar café con rocío
pero él te llamó para hablar y exigir perdón
eras cartografía de cicatrices,
mujer de vidrio, mujer ilusión, mujer cama
mujer desgarrada por los dedos de la sociedad
en fin, su mujer
y eres sólo la muerta 24 del año o la 34 o 53
según las distintas estadísticas oficiales
viva la diversidad

ella lo provocó, dijiste una vez
sobre su ex anterior, nosotras también nos fallamos,
puto péndulo decisional,
te maquillas para tapar sus reclamos
te embufandas cada vez que te arrancó hasta el aire
te enmedias hasta la cintura cada vez que te pateó el camino
te falló todas las veces que lo condonaste
sus lo siento, no volverá a pasar
y el cadáver sigue en el fondo de tu nombre:
pareja consensual del victimario, sin hijos ni empleo

residente del barrio membrillo arriba
te recogió, te pidió perdón, te puso la mano entre los muslos
se la retiraste, me das asco, déjame ya
te dijo, eres mía, dame eso, si se lo das a otro, te mato
el cielo se rajó azul casi negro en cataratas bermejas
te golpeó con el 8 negro que llevaba de trofeo la vez
esa vez que te clavó delante de tu ex marido
tus padres y hasta tus maestros te fallaron
durante los meses posteriores al huracán nadie actualizó los registros
en tiempos de crisis los muertos son incómodos

vivimos en una isla crisis
y tu cadáver espera de ese abrazo
te volvió a golpear
te arrojó por un barranco de sombras
tus pensamientos chapoteaban lo que todos callaron
mientras caían pequeños trocitos de ti al vacío
fueron demasiados los vacíos
vas muriendo, morir es liberarse de él
también de otros él
morir es también mudarse
y llegar a ese umbral que devora
los límites de la nostalgia y la esperanza
el destino también te falló
la mujer estaba viva cuando llegó su hermana
te quiero cristina, vine a buscarte para llevarte lejos de él para siempre
miraste sus ojos la reconociste y te dejaste ir
al menos, ella no te falló

 

Como voces abrazadas al grito

“Allí cuentan al juez-macho cómo su esposo la golpeó a puños hasta quedar tendida en el suelo (…). Las mujeres van con la frente en alto pese a tener todo el sistema en contra. Yo salgo después de horas y lloro por el camino de rabia y coraje por un sistema que no es ni siquiera acogedor para las mujeres”.
Mariana Nogales-Molinelli

—maté a mi esposa, ella está adentro
la amaba, se me metió el diablo aquí:
no soy malo, la maldita me tentó, olvidó sus prioridades—

cierras el maletín,
acomodas tus gruesos lentes hartos de tantas excusas
el amor para tu clienta es un largo péndulo de posesiones
como voces abrazadas a la supervivencia y al miedo,
un largo pasillo de pisadas crujientes la llevó a ti
uno de costillas rotas como huellas de humo;
para su él, el amor es una mujer obediente
que, sin quejarse, maquilla sus dolores,
friega las cicatrices del insomnio
y se depila el perdón hasta la próxima tortura.

—la muerte entra en palacio
cada vez que una ella saluda al viento,
y un él vociferante le apunta la luz:
perversa, adúltera, puta, mírame, eres mía—

—y la juzgarán: ¿lo provocaste?
¿por qué te quedaste a su lado?
no seas vengativa, el perdón es sagrado
piensa en los hijos, piensa en dios,
mejor no pienses en nada, que él decida—

cierras tu chaqueta negra,
te levantas sin titubeos ante el hastío cultural
tu amor hacia tantas ellas es una mano de lágrimas
de justicia, de ruptura, de te entiendo
como voces abrazadas en silencio
en el instante previo de emprender vuelo
y volar hacía el puente grito, puente lucha,
con la cabeza en alto, como se alza la paz,
rompes ese callejón de los tormentos
ella es una de tantas, lo sabes…, pero viva.

—¿y qué harás ahora sin él?
jugar a los rompecabezas y a la querencia
reconstruir cada pedacito de ti,
sembrar tu nuevo destino—

cierras el expediente
abres firme la palabra y el corazón
el amor tiene nombre de mujer, equidad, valor
es rompeolas para las convicciones, es justicia
como voces abrazadas al grito
mañana llegará otra y otra y tu voz será coro
cada día que salvas a una hermana es un paso
por ti, por mí, por todas, por las que vendrán
que no nacimos para vestir de rosa y ser esclavas
tampoco para depilarnos la personalidad mientras nos abrimos
mucho menos para rompernos ante su imagen y semejanza
aunque vista de toga color buitre o que se llame papá
y te señalarán como exagerada feminista, se reirán de mis argumentos
señalarán burlosos a la que abandonó al maltratador,
tildarán de absurdos nuestros reclamos, porque “son casos aislados”
y el gobierno elimina por dañina la perspectiva de género
mientras todos gritan gol o husmean miss universo en la televisión
otra mujer muerta yacerá en un fardo de plástico.

 

Del olvido y la tristeza

“Yo me levanté de mi cadáver, yo fui en busca de quien soy.
Peregrina de mí, he ido hacia la que duerme en un país al viento”.
Alexandra Pizarnik

despertar de mi cadáver
descubrir mi reflejo cada día más joven
escuchar risas que muerden mi pecho
hasta llorar sin saber por qué
es como el olvido del amor, casi azul
es un manojito de recuerdos perdidos
antes de darme cuenta de que fui feliz

escúchame, ¿fue la herida o el poema?

buscar quién soy, qué fui,
tal vez el vértigo que se escapa
de cada palabra desertada de mi diario
del arte de vivir, o morir,
que son lo mismo que ser sombra
cuando la mente se vuelve espuma evaporada
minutos antes de recuperar un zigzag de cordura

disculpa, ¿sabes quién soy?

cada día despierto niña
en una habitación de nubes
mi soledad es una jaula sin pájaros
donde peregrino desde mí misma
mientras los versos se suicidan
en cada olvido en cada tristeza
voy muriendo sin adjetivos sin abrazos
hasta quedar dormida en una isla de humo

ya te vas, ¿te acordarás de mí?

 

somos

“nos quisieron enterrar
pero no sabían que éramos semillas”

Acción Poética

al otro lado,
somos nadie, también multitud
de efímero prestigio y sutil respeto
como el silencio de las mariposas al morir
veinticuatro horas después de su primer vuelo libre
y, como ellas, caemos en picada una y otra vez
a veces demasiadas, con la voz desollada,
arrugada como la ropa que debes planchar
señalada, escupida, pateada, insultada, mutilada
eres mujer y aguantas, soportas, callas
porque es tu carimbo de mujer
pero el estallido es inminente

a su lado,
somos la ama de casa, la azafata, la enfermera,
la poeta, la abogada perseguida por feminista
y tildada de feminazi, despedida, insultada en la prensa
obligada a ser copia barata de lo que pretenden que seamos
o, con suerte, ser deportista que no gana un carajo
pero debe agradecer que “hace la diferencia”,
que debe casi arrodillarse para obtener un uniforme
o una cancha para practicar, si ellos no la necesitan
someterse a que, de vez en cuando, retraten su carita o culito
o ser escritora y presentar un libro,
que pocos leerán ni siguiera los aplaudidores
y mucho menos reseñarán, por ser mujer o no amiguita de…,
mientras te gritan vete a tu casa a cuidar a los niños,
a fregar hasta tu vida, porque eres mujer
a freír tus sueños hasta evaporarse
y que el marido, novio, amante,
o cualquier otro título de propiedad
te grite “¿cuáles son tus prioridades?”
que, inevitablemente, serán las suyas
pero tan sólo son laberintos de cristal

a cualquier lado
eres mirada eres flor eres jardín universo
también rostro difuminado pisoteado
pero maquillado, a dieta, con una sonrisa
bienvestida te deshojas, te desalas, enmudeces
te arrodillas frente a su imagen semejanza
y haces todo, todo como sueño de la familia, sociedad, religión,
quizá seas puta zombi sirvienta hasta el final de los tiempos
o mueras de adjetivos ultrajados, desmembrados
como el amanecer en película de terror
donde la mujer es víctima hasta de su grito
pero no vamos a enmudecer

a nuestro lado
no es solución arrojarse al mar
sino al horizonte hermanadas brillando
que somos grito morado de palabras libres y puños rebeldes
¿de qué lado estás?
aquí donde seguimos siendo las locas inconformes
mientras todos escuchan el ruido de las mentiras caer
¿de cuál lado estás?
del coro cómplice que hiede, aplaude, se repite y prolonga
como titular de prensa interminable anónimo y violento
o del que se protesta a pesar de la interferencia
aunque nos cueste el trabajo de mierda,
pero satisfechas contundentes paso a paso
y eso les duele más

¿de qué lado estoy?

no hay lados para las mariposas
me paro y me levanto,
te paras y te levantas
ambas de la mano en vuelo alto
todas

¿dónde?

aquí, allá, pasado y futuro
del lado de donde nos asesinan, violan, torturan
o del lado de huir o de acusar
infaustas alternativas
pero ahora nosotras decidimos

¿de qué lado?

del que no hay que pedir permiso
nos reproducimos sólo si queremos
ser río ser tierra y aire
amor lucha vida puente orilla denuncia camino

¿dónde?

aquí, donde
somos mujeres unidas, sobrevivientes, vivientes, vivas
somos aquí y allá, él, ella, tú, yo, nosotras nosotros

¿arribaremos?

lo haremos
incorporadas incorporados
desde nuestro lado
el nuestro, el único,
sin dejarnos morir
somos semillas, vida, fortaleza
y salir de las mazmorras
reescribir nuestra historia
reconstruirnos, trabajar, ser
que somos iguales, seremos mejores,
somos lucha camino alas
somos somos somos
hoy y mañana

Ana María Fuster Lavín

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