Antiguamente en el estado de Zheng había un hombre irritable. Cuando erraba en el tiro al arco rompía la diana; cuando no ganaba en el juego de weiqi mordía las fichas. Alguien le dijo: “No es que la diana y las fichas tengan la culpa. Por el contrario, ¿por qué no reflexionas?”. El hombre irritable no entendía razones. Finalmente enfermó de enojo y murió.