(Nota del editor: en su número 56 [noviembre de 2003], la revista Hontanar, editada en Australia por Cervantes Publishing como un medio para fortalecer los vínculos entre la ciudadanía uruguaya residente en ese y otros países del mundo, publicó de primera mano estas dos reseñas sobre las últimas actuaciones públicas del escritor español Manuel Vázquez Montalbán, que reproducimos aquí gracias a la colaboración de su editor, Michael Gamarra. La revista se distribuye en formato PDF y, para suscribirse, es necesario enviar un mensaje en blanco a cervantes_publishing@yahoo.com.au, con la palabra subscribe en el subject).
|
Brillante disertación de Vázquez Montalbán en la UNSW
El 16 de octubre tuvo lugar en la Universidad de NSW de Sidney una
conferencia dictada por el escritor español Manuel Vázquez Montalbán como
parte de una gira por varias ciudades australianas, que comprendió además
Melbourne y Canberra.
Fue presentado por el profesor John Brotherton, director de la escuela de
español de dicha universidad. Un numeroso público siguió con atención la
conferencia que se prolongó bastante más de lo previsto; su brillante
oratoria, salpicada además por toques de buen humor, mantuvo el interés de
la audiencia de forma tal, que lo único lamentable fue que la disertación
llegase a su fin.
Su tema fue el estado de las literaturas regionales de España
(principalmente catalana, gallega y vasca), en el devenir histórico, su
prohibición durante el franquismo y su posterior resurgimiento. Vázquez
Montalbán sintetizó la historia de la literatura en dichas lenguas desde
sus primeras manifestaciones, continuó con su evolución y sus períodos de
brillo citando nombres de poetas y narradores muchos de los cuales eran
desconocidos por la audiencia, pasando luego por el oscuro período que se
inició al final de la guerra civil, cuando dichas lenguas fueron
virtualmente prohibidas en todo el país. Luego se refirió a su recuperación
al retornar la democracia a la Madre Patria, lo que permitió a muchos
escritores catalanes, gallegos y vascos volver a expresarse con libertad en
las lenguas de sus respectivas regiones.
Señaló el disertante que la literatura gallega, por ejemplo, se ha detacado
a lo largo de la historia peninsular por su brillante lirismo, en la que
han sobresalido poetas del calibre de Rosalía de Castro y tantos otros.
También destacó el conferenciante la importancia que en Barcelona tuvo la
burguesía catalana a partir de finales del siglo 19 hasta las primeras
décadas del 20, al propiciar el surgimiento de editoriales, ateneos,
teatro, y eventos literarios y artísticos que crearon un ambiente favorable
al desarrollo de una literatura en idioma catalán con una producción de
gran valor.
La guerra civil, según Vázquez Montalbán, tuvo raíces más profundas que el
mero enfrentamiento bélico entre militares y clero por un lado, y la masa
obrera y campesina liderados por intelectuales republicanos y de izquierda
por el otro. Había un establishment respaldado por la poderosa Iglesia
Católica y por las clases altas, que no miraban con buenos ojos la
influencia de tendencias sociales y políticas provenientes del extranjero
que inevitablemente comenzaban a ser introducidas en España desde comienzos
del siglo 20. "Hay quienes sostienen", dijo, "que ese siglo comenzó en 1917
con la revolución del proletariado ruso, y finalizó en 1980-90, con los
sucesos de notoriedad en Europa y la desintegración de la URSS, por la
influencia que dichos eventos han tenido para aquel continente y el resto
del mundo".
El fin de la segunda guerra mundial con la derrota de los poderes que
habían apoyado al franquismo, impulsó al caudillo a buscar una mayor
aproximación al Vaticano, dijo el escritor, y la difusión del término
"nacional-católico" pasó a ser el sello de su inmediata política. El pueblo
español tenía una larga tradición católica y Franco sabía que el apoyo de
Roma sería una eficaz bandera de lucha.
El asentamiento de la democracia luego de la desaparición del caudillo,
permitió la restitución y revaloración de los idiomas regionales, con el
consiguiente resurgir de sus respectivas literaturas, cuando muchos
talentosos escritores volvieron a usar su lengua vernácula como instrumento
para la creación de sus obras. Esta revaloración, dijo el escritor,
constituye un paso positivo hacia una sociedad que se enriquece al
acrecentar su acervo cultural.
Al finalizar, el disertante respondió preguntas durante más de media hora.
Las últimas horas de un gran escritor
Michael Gamarra
Escribí el simple comentario que aparece en la página 3 de esta edición,
unas horas antes de recibir la triste noticia de la muerte de Manuel
Vázquez Montalbán en Bangkok el viernes 17 de octubre.
Aun sabiendo que de nada sirven las palabras ante lo irreparable, y con la
absoluta certeza de que cuando éstas lleguen al lector, la noticia ya habrá
dejado paso a otras en las páginas de los rotativos y en las pantallas de
televisión del mundo hispano, me siento obligado a expresarlas aquí sin que
pueda explicar el porqué. Pero eso no importa ya.
Conocí al creador de Pepe Carvalho unas 24 horas antes de su última
partida, cuando él esperaba solitario en un salón de la universidad, antes
de regalarnos —a una audiencia compuesta por profesores y alumnos de
español así como por diplomáticos, prensa y público en general— una
conferencia que sólo puede ser calificada de magnífica.
Me presenté y estuvimos charlando. Parecía estar cansado. Apareció luego un
periodista que grabador en mano le hizo una entrevista de 10 minutos frente
a mí. Debe haber sido la última de la vida del escritor. Al finalizar, el
periodista extrajo de un bolso dos libros y se los obsequió. El primero,
una serie de artículos sobre los lazos históricos entre España y Australia.
El otro, una reseña de trabajos premiados en concursos del Club Español de
esta ciudad, exhumados por mi amigo Víctor Ramos de los archivos de la
institución.
De pronto el periodista se dio cuenta de algo: "Bueno... creo que aquí este
amigo le puede decir algo más sobre estos libros".
El escritor me miró inquisitivo y yo dije: "Sí, casualmente fui el editor
de uno y coeditor del otro".
El periodista se alejó a cumplir su tarea y Vázquez Montalbán se abrió un
poco más y comenzaron sus preguntas: ¿Dónde trabajas? ¿Cuánto hace que
vives en Australia? Se sorprendió cuando dije 30 años. Me preguntó sobre
mis libros y le detallé lo que proyectábamos publicar pronto, mío y ajeno.
Le alegró saber que yo había sido cicerone en nuestra ciudad de su gran
amigo el director teatral catalán Ricard Salvat unos años antes. "Lo veré
muy pronto", me dijo; le relaté entonces una serie de extrañas
coincidencias que me sucedieron con Salvat. Hablamos luego de mis dos
catalanas más admiradas: Margarita Xirgu —a quien nunca vi en escena pero
sí tuve la buena fortuna de asistir en Uruguay, siendo niño, a obras por
ella dirigidas—, y Victoria de los Ángeles, a quien entrevisté en sus dos
últimas visitas a Australia no hace mucho. La conversación (casi todo el
tiempo a su cargo) se tornó ágil y amena. Supe que era uno de los jurados
del actual Premio Planeta, habiendo dejado su voto antes de partir, y que
su último libro, Milenio, de unas mil páginas que verá la luz dentro de
unos meses, fue terminado en Australia.
Al llegar la hora indicada la sala se llenó, y debimos suspender la charla.
Me prometió que trasmitiría mis saludos a Salvat, y que se mantendría en
contacto por e-mail.
Un prolongado aplauso lo recibió, y comenzó a hablar. Aquella fue una
estupenda muestra de elocuencia; nadie podría imaginar que esa conferencia
sería su última, y que pocas horas después, en el aeropuerto de Bangkok,
tan lejos de su Cataluña querida, la Moira lo esperaba para informarle que
emprendería allí su último viaje.
19 de octubre, 2003