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Centenario de la emisión Parlamento y Cosecha

viernes 7 de abril de 2017
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Centenario de la emisión “Parlamento y Cosecha”, por Juan Franco Crespo

Parece que fue ayer, pero hace un siglo que apareció la bella emisión monocroma conocida como Parlamento y Cosecha. En aquellos sellos a un solo color no se podía apreciar, en todo su esplendor, la belleza del histórico edificio, del que ya hicimos alguna reseña. Personalmente fue una de las edificaciones que más me cautivaron cuando la contemplé por primera vez en 1976 gracias al primer concurso que gané —de esta categoría— en Radio Budapest, que emitía diariamente en la lengua de Cervantes, y en aquel entonces el certamen trató sobre el mundo del deporte y el papel de los atletas húngaros. Hoy estos sellos se recuperan y reproducen para celebrar su centenario.

Una emisión que nos devuelve a una época turbulenta y que inmoló a millones de personas en la vieja Europa.

Se trata de una emisión acifrada y los sellos citados aparecen reflejados en una viñeta sin poder liberatorio que acompaña al sello de la tarifa básica aprovechando el cambio tarifario producido el 1 de octubre de 2016 (el sello comenzó a circular el 3 de octubre), y es un efecto para cubrir la tarifa básica dentro del territorio húngaro, 115 florines en el momento de la emisión. La impresión se realizó en offset y se imprimió en hojas de 35 ejemplares (5.000 hojas de tirada) y, evidentemente, el díptico es utilizable tal cual, la viñeta por sí misma carece de valor postal.

La diseñó Imre Benedek y fue impresa por Pénzjegynyomda Zrt. La emisión inicial apareció a comienzos del XX y vino a cambiar la tediosa rutina de los sellos húngaros del momento. De hecho prácticamente todo el orbe estaba cortado por similares patrones y sería, hacia mediados del XX, cuando las administraciones postales vieron la filatelia como una mina a la que ya prácticamente han dejado seca; un problema que sin embargo no les amilana a pesar de ver cómo año tras año bajan los abonados, desaparecen los comerciantes y, los sellos, salvo honrosas excepciones, se acaban convirtiendo en quincallería que ni gratis la quieren. La estolidez de los prebostes postales llegó tan lejos que hoy una oficina de correos parece un supermercado, y si buscas sellos muchas veces tienes que irte sin conseguirlos.

Los sellos de aquella primigenia emisión de 1916 fueron puestos en circulación en céntimos (2 a 40 filler, hoy se recuperan el de 4 y 15 filler), y en coronas el valor más alto y más grande en formato horizontal donde figura precisamente el Parlamento. Esos sellos fueron los ganadores de un concurso de diseño que se hizo en 1909; el campesino con guadaña segando y la mujer en plena cosecha corresponden a Ödön Tull y el del Parlamento lo diseñó Vilmos Brandmayer, que obtuvo la tercera plaza en dicho certamen. El primer sello de esa serie vio la luz el 1 de octubre de 1916 (Cosecha, 15 filler), el del Parlamento, que como ya indicamos tenía el valor más alto de la serie y era el de mayor tamaño, apareció el mes de noviembre de 1917. Digamos de paso que la última impresión del primer motivo fue el facial de 4 filler emitido el 26 de agosto de 1918.

Una emisión que nos devuelve a una época turbulenta y que inmoló a millones de personas en la vieja Europa. Hoy parece que los malos tiempos nos acechan, apenas un siglo después, Europa sigue con sus contradicciones, se esconde bajo una etiqueta de buenismo y banalidad; todos callan mientras el día a día se hace cada vez más difícil para el común de los mortales. Lo peor de todo: a esto le llaman progreso y yo me acuerdo de Carlos Puebla y su grupo cuando actuó en Barcelona por primera vez y que, alborozados, coreábamos la celebrada canción, con risas, faltaría más, sobre la OEA.

Juan Franco Crespo
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