Del 20 al 22 de mayo se realizó en Toledo el II Congreso Internacional "El español, lengua de
traducción", que reunió a cerca de doscientos profesores y traductores y que sirvió para analizar
las dificultades del español de hoy, buscar sistemas de normalización y estrategias para fomentar la
terminología y evitar los anglicismos.
Según explicó Manuel del Cerro, miembro del comité organizador, además se trató de establecer un
foro de debate permanente para analizar los problemas con que se encuentran estos profesionales a la hora de
traducir nuestra lengua, que en su continua expansión ya es hablada por cuatrocientos millones de personas.
A este encuentro, organizado por la Asociación "El español, lengua de traducción", en
colaboración con la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM)
y el gobierno regional, entre otros organismos y entidades, asistieron traductores de cuarenta instituciones
internacionales en las que el español es idioma oficial, como la ONU
o la Comisión Europea.
También participaron especialistas de países tan diversos como Namibia, Nueva Zelanda, Brasil o Estados
Unidos con el objetivo común de dar soluciones a nuevos problemas como la traducción en la red, y el abuso
de anglicismos y barbarismos, tomados mayoritariamente del inglés. En este sentido, del Cerro explicó que
uno de los problemas es la creación de sustantivos en una lengua que produce poco, pero que en términos
científicos es muy traducida.
Del Cerro considera que la principal fuente de anglicismos se concentra en las prisas con que trabajan
los periodistas, que se nutren de las grandes agencias internacionales de prensa y, por tanto, "se
traduce a capón, dando un resultado que no es el adecuado".
Otra de las cuestiones debatidas en este congreso fue la homogeneización de los términos en la
traducción mediante las nuevas tecnologías y los diccionarios digitalizados, además de la
burocratización del idioma en las instituciones donde el español es lengua oficial, como la nueva Europa
ampliada.
Así, el griego Georges Vlachopoulos, que intervino en el acto de apertura del congreso como
representante de la Dirección
General de Traducción de la Comisión Europea hizo hincapié en la "difícil tarea que tiene el
traductor, al ser el encargado de cambiar de códigos sin subvertir el lenguaje". Además, la reciente
ampliación de la UE, donde las lenguas oficiales han pasado de once a veinte, "complica más aun
nuestra realidad lingüística", en la que la traducción permite acercarnos al otro y constituye
"nuestro edificio cultural", dijo.
El presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, que inauguró el encuentro, brindó la ayuda
del gobierno regional a la organización del congreso para que, en el caso de que así lo estimen oportuno,
Toledo sea sede permanente de foro de debate de los traductores del español.