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Fuentes: Fidel morirá en la cama.
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En 1989, la ejecución de Arnaldo Ochoa y Antonio de la Guardia alejó de Fidel Castro a uno de sus
mayores amigos y confidentes, el escritor Norberto Fuentes. Ahora, a quince años de aquel hecho, Fuentes
—quien se encuentra residenciado en EUA— ha publicado un libro que refleja el conocimiento que cultivó
alrededor de la personalidad del líder nacido en Mayarí en 1926.
La autobiografía de Fidel Castro
fue presentada esta semana en España, donde apareció bajo el sello Destino, y ya empezó a causar revuelo
desde el vértigo de su extensión: el primer tomo, subtitulado El paraíso de los otros,
casi alcanza las 900 páginas.
"Fidel Castro morirá en la cama, nadie le sacará del poder", dice Fuentes, quien en este
libro asume la personalidad de Castro para explicar cómo se desarrollaron varios de los acontecimientos
relevantes de la historia contemporánea. No hay nada en el libro que no haya sido vivido o contrastado por
el autor, que mantiene una clara intención literaria.
"El escritor es un explorador que busca descubrir mundos desconocidos. He buscado la verdad y
hacerlo desde el papel de Fidel ha sido un verdadero reto intelectual", afirma Fuentes. El subtítulo
del primer tomo, explica, se refiere a que Castro "no estaba". El segundo es subtitulado Poder
absoluto e insuficiente:
"Fidel ha conseguido todo lo que quería, y cuando esto ocurre se produce un enorme vacío". La
historia terminará con una reflexión del protagonista sobre la muerte y un diálogo con todos sus
fantasmas.
La denominación "autobiografía" hace referencia directa, según explicó, al "método de
investigación" empleado por él para elaborar la información que posee sobre Castro y convertirla en
obra literaria. "Se trata de un método ya empleado por Marguerite Yourcenar en Memorias de Adriano
o por Manuel Vázquez Montalbán en su memoria de Franco (...) el propio Castro comenzó, en los años 70,
una autobiografía a través del escritor Basilio Rodríguez, y se llegaron a documentar unos 60
tomos", circunstancia que convirtió el proyecto en inviable, comentó.
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Fidel, el gran conspirador.
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El autor presenta a Fidel como un hombre muy inteligente, con un enorme sentido del humor "que
practica con él mismo", capaz de justificar siempre sus actos y decisiones. También un gran
conspirador: "Él sabía que el comunismo se sustenta en la conspiración, y convirtió la revolución
en una francmasonería encargada de conspirar y eliminar a los adversarios". Un hombre carismático,
audaz, "pero nunca un suicida", valiente y tocado por la suerte, con "una personalidad muy
poderosa, un encantador de serpientes que sabe utilizar la información que consigue para acaparar
poder".
"Lo más desconocido e importante" que cuenta en este libro sobre Fidel Castro es "su
periodo de formación intelectual" ya que, a juicio de Fuentes, "la Revolución cubana fue
producto de un proceso intelectual" que se desarrolló en la mente del mandatario cubano, a través de
su relación con Flavio Bravo o de la lectura de obras como El Estado
o La Revolución,
de Lenin. "Castro aplicó sus conocimientos en la Revolución como el mejor alumno de Lenin o
Stalin", afirma.
"Fidel decía que en el socialismo podía y debía haber disidencia, pero siempre dentro del
partido", cuenta Fuentes, revelando que mucho de la historia de la disidencia cubana "fue escrita
por el propio Castro, quien, incluso, crea la contrarrevolución, crea a los enemigos, para adelantarse a
ellos". "Miami, sin ir más lejos, ha sido creada por la seguridad cubana (...) todos somos amigos
y enemigos aleatorios (...) todos somos mártires de la Revolución", asegura Fuentes.
Esto es válido también para los que le rodean, quienes serán "utilizados" como amigos o
enemigos "aleatoriamente", dependiendo de las circunstancias y siempre según lo que convenga al
triunfo de la Revolución. "Nadie que pueda resquebrajar el poder sobrevive", advierte Fuentes,
una afirmación que parece que también puede alcanzar al propio hermano del presidente, Raúl Castro,
según cuenta el escritor cubano.
"Raúl Castro tiene un papel fundamental en la Revolución, tanto que puede afectar al papel de
Fidel. Pero, si saca la patica se la cortan y, como el mismo dice: "(Fidel) me hace aparecer como el
malo, cuando el malo es él", asegura el periodista, quien descartó que Raúl pueda convertirse en
sucesor del mandatario.
"Fidel tiene una personalidad muy poderosa y llena de argumentos. Yo tengo amigos que han hecho
cosas horribles y llega un momento en el que tienes que decidir", respondió Fuentes, al ser
interrogado sobre la amistad que aún mantiene el escritor colombiano Gabriel García Márquez con el
mandatario, a pesar de sus numerosos desencuentros. "Fidel le mima mucho y 'Gabo' ha tomado una
decisión valiente al mantener su amistad con él, a pesar de todo lo que ha sucedido", añadió,
reconociendo que "entiende y respeta" el sentimiento de amistad que les une.
Al referirse a la relación entre Castro y Ernesto "Che" Guevara, Fuentes narra su experiencia:
"el Che fue introducido en la Revolución por Raúl Castro, quien se lo presentó a su hermano. Cuando
Fidel conoció al Che vio en él a un extranjero y vino a decirle a Raúl: "No me metas a este
argentino aquí, no me metas el trosquismo en la Revolución Cubana" (...). Tras este rechazo inicial,
Fidel vio la posibilidad de utilizar al Che, que era médico y que se mostraba impresionado por su
personalidad y dispuesto a obedecerle".
"El viaje a Bolivia fue el fin del Che (...) era un viajecito de horas y no pudo regresar jamás al
campamento. El Che se entrega para hablar (...). ¿Quién dio la orden de matar al Che?", reflexiona.
Por otra parte, según cuenta, Castro "conspiró contra el Gobierno de Salvador Allende desde el
principio" porque, según explicó, "el triunfo de Allende, para Fidel, significaba la derrota de
sus tesis sobre la guerrilla y la lucha contra Estados Unidos". "Fidel estaba en Hanoi cuando
estalló el golpe de estado en contra Allende, que sabía iba a producirse porque Castro es un hombre muy
bien informado, vive de la información", dijo Fuentes.
Fuentes, quien afirma que su única militancia fue siempre la de escritor, estuvo muchos años junto a
Fidel. "Tenía un material precioso que había que contar", indica. Una intrahistoria que explica
cómo pasa del gangsterismo universitario a convertirse en un intelectual marxista, o por qué despreciaba
al Che, "pero hacía ver lo contrario". El autor asegura que a Fidel, "un destino y el golpe
de Batista le dieron la oportunidad de llevar a cabo sus planes".
La caída del régimen soviético le dejaría tambaleando, "pero se recuperó. Hoy vive
desconcertado porque se siente incapaz de dar respuesta a lo que ocurre. No se da cuenta de que tiene casi
ochenta años".
Fuentes nació en 1943 en La Habana, donde se licenció en literatura hispanoamericana. Desempeñó el
cargo de secretario de la Unión de Jóvenes Rebeldes de la Escuela San Alejandro y colaboró en la revista Cuba
y en los periódicos Hoy
y Granma.
En literatura, sus obras más conocidas son Condenados de condado
(Premio Casa de las Américas 1968); Reencuentro con Hemingway, Dulces guerreros cubanos, Posición Uno
y El último santuario.
El escritor acompañó a Fidel Castro a la cumbre del Movimiento de Países No Alineados celebrada en
Harare en 1986 y presenció en el terreno el despliegue de la última gran ofensiva cubanoangolana hacia la
frontera de Namibia entre 1987 y 1988. Además, participó en las conversaciones para una solución
negociada al conflicto del África austral, que culminaron con acuerdos de paz y la retirada hacia su país
de los 60.000 cubanos desplazados en Angola.
En 1989 recibió la estatuilla de la "Orden San Luis" por sus méritos como escritor
revolucionario y la Medalla de la Cultura Nacional. Sin embargo, el verano de este mismo año, estalló el
caso Ochoa-De la Guardia, y su nombre fue asociado a los principales encausados —el general Arnaldo Ochoa
y Antonio de la Guardia—, siendo él mismo uno de ellos.
Sometido a permanente vigilancia policial y sin poder publicar, vivió en La Habana como virtual rehén
del gobierno cubano hasta que, en octubre de 1993, fue capturado con su mujer al naufragar la balsa en la
que ambos intentaron escapar de la isla. La noticia de su fracasada fuga avivó un movimiento de solidaridad
hacia su persona entre escritores y artistas de América y Europa —liderado por renombrados novelistas
como William Kennedy o el mismo García Márquez— y, finalmente, fue liberado en septiembre de 1994,
después de pasar 23 días en huelga de hambre en su casa. Desde entonces, vive y se dedica a escribir en
Estados Unidos.