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La confabulación y otras minificciones
(selección)

martes 25 de mayo de 2021
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“La confabulación y otras minificciones” (selección), de Nesfran Antonio González Suárez
La Olivetti estaba lista para recibir de manos de su dueño las quinientas cuartillas proyectadas.

El arte de la lectura, antología digital por los 25 años de Letralia

Este texto forma parte de la antología publicada por Letralia el 20 de mayo de 2021 en su 25º aniversario

El primer paso

El olor de la hoja de papel bond lo sumergía en un estado de éxtasis. Con la perilla hacía girar el rodillo, movimiento que permitía a la hoja ser absorbida por el carro de la máquina de escribir. Los personajes se preparaban para un viaje en el que todos los detalles estaban preestablecidos y salvo algunos percances tendrían un destino asegurado. Los márgenes se ajustaban según lo acostumbrado, tanto el superior como el inferior y los laterales; la barra pisaba el papel, se verificaba el estado de la cinta y se pulsaba la barra espaciadora de forma compulsiva hasta percibir el repicar del timbre marginal. El argumento y la técnica eran muy novedosos, un planteamiento que le había llevado años de continuas reflexiones. Para sentirse más seguro colocaba sus dedos sobre la mayoría de las teclas y veía con regocijo cómo se levantaban los portatipos. La Olivetti estaba lista para recibir de manos de su dueño las quinientas cuartillas proyectadas. El primer paso estaba asegurado.

 

El Poeta

Desde sus primeros años, Alberto Hernández vivía, según los mayores, montado en una nube. En la medida que iba creciendo daba la impresión de que caminaba en el aire, levitaba, la gravedad no existía para él. En su juventud alguien se aventuró a llamarlo Poeta. Mientras flotaba, leía a la gran mayoría de los exponentes de la poesía clásica y contemporánea. Intentaba escribir poemas con su pluma pero sus trazos los hacía como quien enhebra una aguja y las páginas terminaban en blanco. Frente al teclado del computador sucedía lo mismo. De igual manera su fama y popularidad como poeta crecían como la espuma. Ya en sus años postreros le concedieron el premio Nobel de Literatura. En el acostumbrado discurso, los presentes no hacían sino admirar al galardonado, aun cuando Alberto no había pronunciado una sola palabra.

 

En la noche abrió el libro y empezó su lectura con poco entusiasmo. Después de varias páginas su cuerpo temblaba de emoción.

Tribunas solitarias

A Antonio María Suárez

Rubén Traviezo había convocado a la familia entera. Nada mejor que las redes sociales para tal labor. Todos en torno a una parrillada con música y cervezas. Cada uno tenía entre sus manos un ejemplar de Tribunas solitarias, el último libro publicado por el reconocido y nominado al Premio Nobel de Literatura Jorge Gómez Jiménez. Tres años atrás Rubén sorteó con dificultad los cinco anillos de seguridad que protegían al escritor conformado por editores, periodistas y estudiantes de letras, y pudo acercarse a él para manifestarle su admiración y sus criterios tras haber releído en más de una ocasión cada una de sus obras. Como el tiempo para la charla era breve y antes de recibir un empellón para que su sitio fuese ocupado por otro, le entregó un paquete con una suma considerable de dinero para que lo nombrase en la dedicatoria de su próximo libro. Jorge intentó devolver la dádiva pero éste no aceptó y se esfumó entre la multitud. Con Tribunas solitarias en mano, Rubén sintió que el mundo se le venía abajo cuando no encontró su nombre por ningún lado, ni en el espacio de las dedicatorias, en la contraportada o debajo de la solapa. Deprimido y estafado despidió a sus familiares. En la noche abrió el libro y empezó su lectura con poco entusiasmo. Después de varias páginas su cuerpo temblaba de emoción al descubrir que la novela giraba en torno a un tal Rubén Traviezo, fiel lector de todas sus novelas.

 

La estrategia comercial

Leonardo Maicán, en un intento arriesgado y temerario, le propone al dueño del restaurant donde almuerza con regularidad escribir un cuento que describa en medio de la trama los platos suculentos que allí se ofrecen. El hombre, sonriente, se rasca la cabeza y acepta cambiar el cuento por el equivalente a siete sopas con sus respectivos secos, jugos y café. La historia se publica tanto en la prensa regional como en blogs y páginas web literarias. En pocos días las ventas de El Rey del Cruzado, nombre del local, se triplican debido a la popularidad que había adquirido el cuento de Maicán. El hombre, gordo y de baja estatura, le comenta a su amigo, propietario de una farmacia venida a menos, el aparente éxito que había tenido “su estrategia comercial”. Juntos convencen a Maicán de trabajar en un cuento tan bueno como el anterior que involucre a la farmacia a cambio de vitaminas y seis cajas de pastillas para controlar la tensión arterial de su estimada madre. En menos de un mes, y sin importar lo mal ubicado que estaba el expendio de medicinas, comienza a reportar ventas considerables; el dueño, un señor pálido y de contextura delgada, comparte “su estrategia comercial” con muchos de sus amigos. Tiempo después los escritores de Maracay firmaban contratos de exclusividad con empresas que deseaban crecer en medio de la adversidad. La voz se fue corriendo por el resto del país. Las casas de estudios graduaban licenciados en Letras mención Publicidad. Unos pocos, tradicionales y puristas, levantaron su voz de protesta ante la industria que se estaba gestando. La mayoría no pudo evitar la tentación de convertirse en artistas reconocidos por multitudes. Desde el exterior comenzaron a solicitar profesionales venezolanos expertos en el ramo. Ser precursores los llenaba de orgullo.

 

El sueño de un televidente

A Yoglis Chourio

El mayor del ejército sintonizaba con fervor la telenovela de mayor audiencia, aquella en que la protagonista, quien había sido reina de belleza, encandilaba a una nación con su cabello de una sola capa a los costados y una pollina hasta las cejas. Algún día serás mía, se dijo a sí mismo. Cuatro años después fracasaba en un intento de dar un golpe de Estado. Luego sería presidente por la vía democrática. En su período de catorce años acumuló tanto poder y dinero que provocó la llegada de ese día a la reconocida actriz. Fuertes rumores lo confirmaron.

 

Vuelo secreto

Los días húmedos nos regalan amaneceres espléndidos. Así pensaba Víctor mientras se asomaba por la ventana del taxi acompañado de Leticia, la nueva víctima de su empresa dedicada al secuestro y a la extorsión. Leticia, aunque no poseía las cualidades de una mujer hermosa, sí lo era para Víctor, quien veía en ella la particularidad de parecerse a las féminas que había amado en silencio a lo largo de su vida. Esta era su oportunidad. Tras delatar a sus secuaces con las autoridades, le prometió la libertad a su Dulcinea sólo si lo acompañaba en un viaje al exterior, un viaje que ella aceptó como medida desesperada para resguardar su vida. El taxi estaba por llegar al aeropuerto. Víctor veía en los tickets del avión su pasaporte a una felicidad antes negada, un viaje a Estocolmo, una ciudad en donde las privadas de libertad se enamoraban perdidamente de sus captores.

 

Despertó al escuchar una voz extraña en un idioma desconocido.

Universo paralelo

A Cheo Guarirapa

Antes de sentarse en la butaca del odontólogo colmó su mente de pensamientos positivos. Todo era cuestión de pocos minutos para que le fuera extraído el colmillo superior derecho. Atrás quedaron los malos presagios. Sintió un leve cosquilleo cuando recibió la dosis necesaria de anestesia. Cerró los ojos. Mientras el canino bailaba en las pinzas del especialista, la raíz arrastraba algo más que nervios y tejidos, su ojo derecho era absorbido hacia el centro del cráneo, luego su ojo izquierdo, nariz, orejas y cabellos. Todo su cuerpo era atraído por un agujero negro ubicado en la base de la pieza dental. Su esencia, espíritu y conciencia cabían en una minúscula gota de sangre. Despertó al escuchar una voz extraña en un idioma desconocido. Al verse en el espejo, aparte de notar la ausencia del diente, se encontró con una persona completamente diferente.

 

La confabulación

A Manuel Cabesa

Me apresuré en quitarme la camisa y revisar con detenimiento la presencia de la mancha marrón ubicada en la parte baja de mi costilla derecha. No estaba. Había desaparecido. Afuera estaba un señor idéntico a mí que se hacía llamar Julio Iglesias, no como el cantante, sino como yo. Mi mujer lo interroga hasta el cansancio y al parecer el otro Julio sabe más cosas de ella y abunda en detalles que yo siempre consideré innecesarios.

Muy confundida le pide que se desvista. Yo la miro con cara de asombro. Él muestra con orgullo y decoro el lunar marrón en la parte baja de su costilla derecha. Ambos se abalanzan sobre mí tildándome de impostor.

Ahora vago por la periferia de la ciudad. Reconozco que me dormí en los laureles. Debo prepararme con ahínco si es que deseo conseguir otro hogar.

 

El inicio

Desde que Adán sintió noción de la realidad comenzó a apreciar un cielo donde brillaba un sol en el día y resplandecía una luna en la noche. Cuando mordía alguna manzana, hacía eclipses con ambos astros. Su apariencia difería mucho de sus parientes y ancestros neandertales.

Su rutina de vida estaba signada a cambiar drásticamente cuando recibió el llamado. Tras muchas jornadas de seguir la senda que le indicaba la Voz se encontró frente a un jardín espléndido y maravilloso. El Creador le daba la bienvenida al primer Homo sapiens.

 

La revelación de Carl Sagan

—El universo es obra de Dios —sostuvo el ángel.

—Somos polvo de estrellas —replicó el alienígena.

Se hicieron ojitos, bajaron la mirada y siguieron sus respectivos caminos.

 

Con pocas horas de oxígeno, un grupo de científicos celebra con júbilo en su búnker construido a trescientos metros bajo tierra.

Apocalipsis rewind

Un guijarro a gran velocidad impacta en el parabrisas de un camión cargado de combustible. El vidrio se fragmenta provocando la colisión del enorme vehículo y la posterior explosión, lo cual ocasiona serios daños en una base militar secreta. El gobierno del país lo asume como un ataque sorpresa de su más férreo enemigo. Se activan las alarmas de una guerra entre dos polos con ideologías distintas. Dos meses después se extingue la raza humana y la mayor parte de las formas de vida en el planeta.

Con pocas horas de oxígeno, un grupo de científicos celebra con júbilo en su búnker construido a trescientos metros bajo tierra. Los mismos aseguraron durante muchos años, con la desaprobación del gremio, que la vida habría surgido de una causalidad y se extinguiría por una mera casualidad.

 

¿Por qué sonríe el hombre de la avena Quaker?

—Acostumbraba a verlo por las tardes divisando el paisaje desde el primer piso de su casa cuando bajaba por la calle a hacer el mandado de mis tías. Me llamaba la atención la sonrisa perenne que mantenía en su rostro, como si fuese el chamo más feliz sobre la tierra. Una semana atrás comencé a soñar con él, ahí se repetía la escena en que lo veía con su risa diminuta mientras yo iba al supermercado. Pero su felicidad se debía a que una de mis primas le bajaba el cierre del pantalón y le brindaba placer con su boca. Entiéndame, fueron cinco días consecutivos con el mismo sueño, cinco días en que esa imagen no se borraba de mi mente. Antier fue la última vez que lo vi y me limité a gritarle que era un desvergonzado, se lo dije hasta casi quedarme sin voz.

—…

—¡Sólo le dije eso, que era un desvergonzado! ¡Créame!

—…

Las personas sentadas detrás de la pared de vidrio se limitaron a hacer un gesto de desaprobación.

 

Jennifer Lawrence

La lluvia, en principio, fue mi mayor cómplice. Jamás imaginé que nuestras correrías ancestrales nos iban a llevar al mercado libre de Maracay. Yo, un fauno. Tú, la más bella ninfa del río. La lluvia te dejó empapada y para colmo ibas sin sostén. Mi saliva corrió como gotera de casa antigua por mi mentón y mi barba enmohecida. No dudé en hacer sonar mis cascos y emprender la ansiada búsqueda, corrí por el pasillo de las frutas, la venta de quesos, las vitrinas de pollo, carne y pescado, y al final te me escurriste entre las ventas de tela y hierbas medicinales. Me equivoqué al creer que te encontrabas en la salida al estadio de beisbol. Una vendedora me indicó con una mueca que te escondías en el área donde expenden desayunos y almuerzos. Mi deseo llegaba al límite, mis piernas desmayaban porque sabía que no habría una segunda oportunidad, ya eras Mystique, una y todas las ninfas al mismo tiempo, una belleza múltiple, azarosa, polinómica, y con el fracaso a flor de piel te pude encontrar en unos archivos ocultos que mi versión más irrefrenable optó por hackear y compartir, sin ningún remordimiento, con el resto del mundo.

 

La armonía imperaba en una casa que se refaccionaba en el día y se estremecía en las noches.

Anna, una fruta con veneno

Hilario, conocido por el apodo de Mandingo, experimentaba una nueva razón de vivir en Bruselas, respiraba un aire diferente en esa ciudad gracias a esas turistas que conoció en Choroní. Eran tres hermanas y comprendieron que necesitaban un ejemplar exótico para que las ayudase en los menesteres del hogar. Anna, la única que no fue partícipe del viaje y de la idea de traer un extraño para reparar la casa que habían heredado de sus padres, evitaba el contacto con Hilario. Éste, de igual manera, había recibido instrucciones de no establecer afinidad con la menor, producto de las correrías de su difunto padre cuando estuvo en la guerra de los Balcanes. Anna solía espiar a Hilario en las noches que se turnaba para compartir el lecho con cada una de sus hermanas, un día para cada una, con el vigor y la euforia que le brindaban sus genes tropicales. La armonía imperaba en una casa que se refaccionaba en el día y se estremecía en las noches. La temperatura del cuerpo de Anna fue subiendo en cada avistamiento. Una mañana, en la que casualmente no estaban en la casa más que ellos dos, le pide que la acompañe a su habitación para que le ayude a ajustar unas tuercas de la cama. Hilario pensó que había llegado la hora de disfrutar de la más chica. Anna le pidió que se acostase en ella y percibiera la vibración, situación extraña porque la cama estaba en perfectas condiciones. Hilario cede al juego y como un niño con juguete nuevo complace a la chica. Anna sentía que el momento se acercaba, el de abrirle paso a la metamorfosis asociada con la herencia milenaria que provenía de su madre, una que podría ser liberada cuando el éxtasis llegaba a su punto más alto. Hilario había sido advertido. Un par de colmillos se desincrustaban del cuello de un frío y rígido Mandingo.

 

La pitonisa

En las últimas semanas he visto crecer la barriga de mi mamá tanto como un balón de fútbol, supongo que debe estar embarazada. Dice que mi sobrepeso le está afectando la pierna por mis sesenta kilos a pesar de tener tan sólo diez años. Ella es la atracción del circo y necesita tenerme sentado en su regazo para conocer los secretos mejor guardados y acontecimientos en el devenir del público asistente. Cientos de personas hacen largas filas en la salida de nuestra carpa y el dueño, muy contento, disfruta los réditos que mi mamá le proporciona. Mi historia da un giro radical cuando nace el bebé. Un señor, alto y jorobado, me lleva de la mano a una carpa donde están confinados varios jóvenes, adultos y ancianos que dicen llamarse mis hermanos. Todos me reciben con los brazos abiertos.

Nesfran Antonio González Suárez
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