Algún día escribiré un poema que huela a ti,
un poema con el ritmo de tus pulsaciones,
con la intensidad estrujada de tu abrazo.
Algún día te escribiré un poema, el canto de mi dicha.
Darío Jaramillo Agudelo.
Preludio
Parque sentimental; senda escondida
donde encontré sus labios.
Leopoldo Lugones
Algo entre nosotros acaba de nacer
Un inventario de transparencias
Un relámpago perpetuo
que nos envuelve y nos divide
para unirnos nuevamente
Soñados en sucesivas emociones
iniciamos este viaje
esta recuperación del instante infinito
Esta libertad suprema ganada en el esplendor
Esfera terrestre del amor
El mundo es como lo inventamos, es lo que inventamos.
Luis Cardoza y Aragón.
El mundo es también lo que compartimos
a ras de esta vida detenida en los espejos:
un sonido de campanas al vuelo
en mitad del silencio velatorio
noche abierta sobre los volcanes
dardos como lágrimas
fosilizadas en lo impreciso
amapola de hielo que florece
sobre un nido de brasas acústicas
la certeza de un cielo abierto
frente a la incertidumbre de la piedra
sentido y vivacidad de las cosas yertas
su nostalgia del futuro / nuestro anhelo del tiempo
y este pan compartido en sagrada comunión
(Para Mariángel)
Pavana para la Infanta dormida
Dormida junto a mí
su otro tiempo duerme silencioso como ella.
Jorge Nunes
I.
Hoy canto para verte cerrar los ojos
e imaginar que sueñas ser la princesa
de un palacio de arena azul
donde soldaditos de chocolate
vigilan para que nadie te moleste
cuando cierres tus ojos
O tal vez
para que en medio de tus sueños
te propongas ver
cómo llueven flores tan diminutas
que perfectamente cabrían
trescientas cuarenta y ocho
en una sola mano
II.
Por la noche partirán las barcas
hacia valles esteparios
donde una luna de galleta azucarada
ilumina a los paisanos
que bailan canciones
compuestas por el viento
Si cierras los ojos
una golondrina de oscuro plumaje
vendrá hasta tu ventana y te contará
cómo las hojas que caen de los árboles
se convierten en laboriosas
abejas multicolores
que te darán una rosa nacarada
que es mi forma de estar en ti
y en tus cosas más silenciosas
III.
Si hoy canto
frente al alba de tu sueño
es para no olvidar
que una vez te sentí reina.
(Para Cecilia Andreína)
Efímero fulgor de permanencia
Estarme dormido —íntimo—
en tierno latir ausente
de honda presencia secreta.
Emilio Ballagas.
I.
Venerable sílaba de pies desnudos deshoja la pálida marea del encuentro
desgaja el tiempo amarillo de las enredaderas asciende a la altura de los ojos
La mirada extendida sobre el estremecido cristal de los amaneceres desolados
De los pensamientos en perpetua fuga hacia el tatuado corazón de la tarde
II.
Sed metálica de aromas compartidos
¿Hacia dónde arroja la tarde
esta confusión de gestos
de ansiedades y aprensiones
de eternos furores de la carne?
Hirviente diáspora de flotantes cabellos
acunados en el tiempo
Dóciles deseos que aún giran
como aspas resecas
en el penúltimo ciclo de los días
Manecillas ebrias de movimiento infinito
que penetran la piel del sueño sucesivo
III.
Yacente en ti doy testimonio del abrazo
madurado entre vértigos taciturnos
¿Cómo nombrarte fuego insaciable?
Honda presencia secreta
mordedura de silencios
marzo dibujado
en el pliegue de tus labios
Innumerable sombra extendida
sobre la frágil alternativa
de los días que restan por vivir
(Para Beatriz Espinoza)
Respirable presencia serenamente crispada
Una mujer o su sombra de yedra
llena esta soledad de lámparas vacías.
Xavier Abril.
I.
En soledad conmigo
doy cabida a todos los dones
A la realidad del deseo
A la permanencia
de los sentimientos
A la mujer centro vital
de este estremecido impulso
Múltiple
y a la vez unidimensional
II.
Hasta en el último gesto
Ella guarda el brillo turbio
de los signos indescifrables
Transparencia de soles y nuestro alimento cotidiano
III.
Cada palabra que la nombra
si aparece fugitivamente desnuda
verbo estremecido
por lo incomunicable
recupera enseguida su misterio
La mano que esboza el poema
dibuja entonces el destello danzante
de nuestro amoroso delirio
IV.
Sólo por Ella el amor
le permite a nuestro ser
retirar su máscara
Abandonar el nombre con el rostro abierto
mostrando nuestra verdadera desnudez
Única prueba real de nuestra existencia
V.
Ella traza el inevitable camino
la certeza del hallazgo
el reencuentro con las imágenes veneradas
memoria que fijamos en nosotros
y en los otros
VI.
Sólo en su presencia
es posible invocar esta libertad
Nuestros sueños vulnerados
Embriagados en la realidad
de las palabras
El vértigo y la transparencia
La inocencia y el deseo
Estela de edades y nombres
verificables por la imagen
Innumerables elementos órficos
señalándonos una vía respirable
Única posibilidad de habitar
más allá del esplendor
(Para Beatriz Peñaloza)
Ardiente presencia
Tu rostro del día en que te conocí
ya no me pertenece, pero lo tengo.
Homero Aridjis.
Cómo se traduce
la palabra nostalgia
la palabra ausencia
Cómo rehacer este apetito
de sueños inconclusos
de imágenes divididas
entre el furor y el misterio
Este abandono de mí
grieta grabada en lo remoto
piedra vacía
colmada de llanto y de sombra
Sendero que no conduce
a ningún reino
Tristeza en mitad de la frase
ardiente presencia
en medio de las palabras
Cómo revivir tu rostro
bajo la luz de la décima
luna de enero
Cómo rehacer
nuestro primer encuentro
premonición de una vida por vivir
en el violento rigor de la transparencia
(Finalmente para Ana María Moreno,
con todo el amor que el tiempo nos ha regalado)
Pavesas
(Tres anotaciones)
amé
¿y acaso qué he guardado?
Reynaldo Pérez So.
He vivido a partir de tu gesto
límpido como el reflejo del agua
***
A tu lado
soy como una hoja seca
ocupando un espacio de luz
***
Una ausencia te funda
llena de nostalgia
y furtivas imágenes de olvido
en el brillo inefable
…………………………….de tus ojos
(…y a los amores imaginarios)
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