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Permiso de residencia temporal, de Ricardo Ruiz Betancourt

jueves 17 de junio de 2021
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“Permiso de residencia temporal”, de Ricardo Ruiz Betancourt
Permiso de residencia temporal, de Ricardo Ruiz Betancourt (Caligrama, 2021). Disponible en la web de la editorial

Permiso de residencia temporal
Ricardo Ruiz Betancourt
Ensayos literarios
Caligrama
Madrid (España), 2021
ISBN: 9788418203176
202 páginas

1

Un tejido de rutas, de caminos, de ciudades y pueblos, acentos y distintos idiomas, dotado de eventos imborrables, anécdotas, declaraciones, citas y sobresaltos en los que la ferocidad de la realidad es la protagonista, descubre el perfil de una primera persona que podría ser de millones de ellas que deambulan por el mundo, obligadas a salir de su país por la perversión de un régimen que se ha entronizado contra la ciudadanía y se ha adueñado de riquezas y conciencias.

No se trata de una hipérbole histórica. Se trata, precisamente, de la historia hiperbolizada por quienes, argumentando falta de justicia en Venezuela, la han convertido en un territorio donde la exageración tiene caras en la miseria, la lástima y el delito, que se han enseñoreado y lanzado a todas las fronteras a hombres, mujeres y niños.

Ricardo Ruiz Betancourt es un venezolano que escribe. Es un venezolano —de profesión auditor— que ha sabido medir la temperatura del país que ha dejado también para instalarse en República Dominicana, desde donde analiza, reporta, relata, describe, narra a través de esa realidad desmadrada con las que sostiene este trabajo en el que nos revela —desde datos y recuerdos— el país que ahora respira desde lejos, ese lejos que duele, que martiriza a los que viven en Venezuela y a los que se marcharon buscando otras posibilidades.

Un largo aliento para decir se conserva en estas páginas. Ruiz Betancourt se vale de la crónica, del reportaje, del ensayo y de la autoficción para elaborar el tejido en el que está envuelta una sociedad destruida, transformada en rostros sombríos, en calles solitarias, en noches durante las cuales impera el miedo al asalto, a la muerte.

Los géneros que utiliza le han servido para redondear todo lo que ha acontecido y acontece en esta tierra de desgracias en las que bien vale contra el tiempo desde la distopía que agobia a ciudadanos y fantasmas. Relatar con la fuerza de los verbos que desgañitan en las calles y se silencian en las casas. O al revés. Con las imágenes que a veces se embellecen con la descripción de paisajes rurales y urbanos que han quedado en el pasado. Los géneros son un buen plato creativo, revueltos como una tolvanera donde la ruptura espacio-temporal se inclina como tentación novelada.

En este libro de nuestro autor encontraremos múltiples ejemplos, relatos que han convertido al venezolano en un ciudadano del mundo.

Y con ellos, con los géneros que usa y asoma nuestro autor, la larga cola, la extensa ruta de escape, los caminos verdes de la desesperanza: los millones de cuerpos y almas que se cuelan por la porosidad de la frontera colombovenezolana y por las otras menos porosas, ahora casi cerradas mientras el ojo de un fusil apunta hacia el miedo de los que intentan cruzar.

Las tenazas de la tiranía rompen huesos, músculos, nervios, espíritus, miradas.

Por esa razón y muchas más, millones de compatriotas tuvieron que someterse al escarnio de la huida hacia diferentes puntos del globo. Muchos al sur, otros al norte. Otro tanto al este y los menos al oeste. La Tierra, el planeta y sus accidentes geográficos, sabe de las huellas que dejan los venezolanos a su paso por fronteras, aduanas, trochas, puentes, maltratos, violaciones, homicidios, y lo han hecho a pie, en autobuses, camiones, gandolas, aviones, lanchas, canoas, urnas y hasta en sueños.

En este libro de nuestro autor encontraremos múltiples ejemplos, relatos que han convertido al venezolano en un ciudadano del mundo, pero en un ciudadano que sufre las consecuencias de una emigración, éxodo o exilio, al que le han amputado todo, como suele ocurrir en tiempos de guerra, sólo que en Venezuela la guerra es de una tiranía contra una población desvalida, abandonada.

Las bombas que caen desde la memoria de las viejas guerras son en Venezuela las políticas criminales de un grupo de sujetos que se enchufó en el poder y no quiere abandonarlo pese a saberse fracasado frente al mundo, aunque ellos, el grupo y sus aliados, esgrimen un éxito que tiene que ver con los despojos, trastos y herrumbres de otras experiencias en países que hoy han logrado salir de ese hueco, con la excepción de Cuba, ruina que somete con su parasitaria impertinencia a los creyentes descarados que aún viven agarrados de las barbas del caimán y de la mirada lejana del Che en aquella fotografía de Korda.

 

2

Mientras se trasladaba de San Francisco de Macorís a Santo Domingo, con la esperanza de obtener el permiso de residencia temporal en República Dominicana, el narrador se pasea por la sobresaltada historia contemporánea de Venezuela. Historia muy reciente, historia que se lleva marcada en la piel, herida abierta. No ha logrado cicatrizarse, razón por la cual quien cuenta en primera persona recurre a los diversos géneros para desdoblarse o multiplicarse en los tantísimos protagonistas de este movimiento telúrico en que se ha convertido el país petrolero de hoy, sumergido en una espantosa miseria.

Ruiz Betancourt cuenta desde su propia experiencia. Cuenta desde los relatos que ha ido acumulando de boca de víctimas que, como él, han tenido que aprenderse de memoria los mapas de los diferentes países donde viven, donde respiran poco a poco el oxígeno del temor, de la incertidumbre, pero también el aire a veces enrarecido, quienes han logrado encontrar lo que buscaban, un espacio para avanzar en la vida y no quedarse insertados en el pasado, en su pasado, en las raíces envenenadas de discursos que han hecho de Venezuela un basurero.

Y así, mientras ve por la ventana del autobús, allá en la isla caribeña, el narrador, envuelto por la oscuridad que resume las calles, cuenta, descuenta, avisa, dice. Despliega su memoria sobre los eventos que han conducido a un país que era próspero a ser uno de los más pobres e infelices del mundo.

Esta es una escritura para no olvidar. Es decir, es un esfuerzo que contiene detalles y datos que mucha gente ha olvidado, y que Ricardo Ruiz Betancourt trae a este presente desde su coherente redacción: desde Caracas, desde Maracay, desde Turmero, Choroní, la costa aragüeña, desde todo el mapa convertido hoy en un papel invadido de alimañas.

 

El libro, que también destaca la presencia de pensadores y escritores, tomados como epígrafes para estructurar el volumen, viaja por todo el cuerpo de la América convulsa.

3

Publicado en España en 2021 por Caligrama, sello de Penguin Random House, este libro conjuga todos los eventos que han logrado doblegar la voluntad de un país hasta el punto de someterlo con el concurso de aliados indeseables internos y externos. La aplicación del más vulgar y maleante populismo ha hecho de este trozo de tierra una pesadilla manipulada por el otrora Chávez y el ahora Maduro y sus compinches.

El libro, que también destaca la presencia de pensadores y escritores, tomados como epígrafes para estructurar el volumen, viaja por todo el cuerpo de la América convulsa, como ha viajado el autor en una demostración de calidad académica.

Entre los autores invitados a formar parte de las líneas de este compendio de imágenes están José Rafael Pocaterra, Mario Vargas Llosa, Adriano González León, Arturo Uslar Pietri, Jean François Revel, Enrique Bernardo Núñez, Mirtha Rivero, Ana Teresa Torres, Héctor Torres, Andrés Volpe, Eugenio Montejo, Miguel Otero Silva, José Emilio Pacheco, Armando Rojas Guardia y Francisco Herrera Luque.

El largo relato, donde abundan los episodios más dolorosos vividos en Venezuela, renueva la memoria, recoge del olvido tantísimas acciones políticas, económicas, culturales y sociales que han abierto una profunda herida difícil de cerrar: son millones los ojos de venezolanos que se han extraviado o instalado en el mundo, en todos los continentes. Desde Colombia hasta Australia. Desde el norte de América hasta el profundo Cono Sur. Desde Portugal hasta Japón. El mundo es hoy un reparto de venezolanos.

 

4

Un epílogo se pasea por la historia del libro, avances y retrocesos para lograr hilvanar el tejido de caminos y rutas tomados para escapar de la miseria y el miedo a la muerte. También el tejido mismo de un libro que juega con los espacios temporales, lo que hace del curioso un testigo de una novela en la que seguramente tiene familia, amigos o cercanos como personajes.

Y un glosario que aclara al lector no venezolano términos tan criollos, tan de uso cotidiano, que son necesarios en el destino de quienes seguirán hablando castellano en cualquier país donde se hable otro idioma y en el que no se desgaste el deseo de retornar al país de nacimiento.

 


 

Alberto Hernández

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