
La venganza y otros textos
Marcial Fonseca
Novela y artículos
2022
ISBN: 979-8408965724
140 páginas
“No pudimos lograr que lo recordara”.
Jorge Luis Borges: “La otra muerte” (El Aleph)
1
Este es un libro de dos lecturas. O para dos lecturas. La primera, una novela; la segunda, un grupo de artículos de opinión publicados en el diario caraqueño Tal Cual. De manera que el lector tendrá la posibilidad de entrar en un tema donde se podría afirmar la poética del fracaso o el de la incertidumbre, toda vez que la venganza resulta en un acto fallido en el que nadie gana. Todos pierden.
Pero ¿qué buscaba el autor al organizar un libro mellizo en el que se encuentran dos maneras de decir, dos maneras de afrontar al lector? Queda la respuesta para una posible entrevista con Marcial Fonseca, padre de este volumen donde una novela corta suscita mucha tensión en quien la lee, y reflexiones extraídas de la realidad convocada por el responsable de esas páginas tituladas La venganza y otros textos.
La venganza ha sido y seguirá siendo un tema literario. Desde los primeros relatos hasta el día que nos acontece, es una herramienta que el ser humano siente para quitarse un peso de encima o para agregarle otro al que ya venía sufriendo producto de una acción criminal —de cualquier calidad— que haya pasado por su existencia.
Caín mata a Abel por celos. De allí en adelante la venganza, porque el primer criminal se vengó de Dios por favorecer al inocente Abel. Hoy, mientras otros caínes matan a otros abeles, no hemos podido establecer un motivo forense que haya llevado a Caín a matar a su hermano por el hecho de ser favorecido por quien los creó. En todo caso, más allá de las motivaciones, circunstancias y consecuencias, hubo un hecho criminal que podría calificarse como venganza.
Todo acto criminal, al parecer, contiene ese ingrediente. De modo que la venganza es una herramienta que sirve para descargar pasados, tiempo que se acumula en el presente y abre la posibilidad de un futuro más escabroso, en el que el vengador pasa a ser reo y el vengado, un tributo, mientras que el sacrificado se convierte en la víctima propiciatoria del tiempo que habrá de cobijarlo como objeto para el castigo. La vida y la muerte se la juegan en esta balanza de tensiones.
La literatura de todas las épocas destaca el tema: desde la fundación del mundo, desde los griegos, latinos. Desde el ayer, el hoy y lo que vendrá, la venganza es una fórmula para seguir creando ángeles y demonios. Víctimas y victimarios y futuros victimarios cuya raíz está en la primera víctima. La tradición de la venganza forma parte de muchas culturas, unas olvidadas y otras que el presente nos la muestra con toda su saña.
Habría que nombrar a algunos personajes de la literatura universal para poder comprender el interés de un autor por relatar su historia, llevado por la imaginación, por la ficción o por la experiencia de haber sido testigo de un evento que haya suscitado su curiosidad para llevar adelante la venganza de escribir acerca de la venganza.
En todos los géneros está la venganza. En el odio y en el amor.
Y así, nos encontramos con el ya mencionado hecho criminal de los hermanos del Génesis, pero también en el mismo libro con “ojo por ojo, diente por diente”, en el que el mismo Jehová es el que se revela vengador. La cultura griega nos trae a Némesis, la patrona del castigo o la venganza, diosa que no perdona. Las Euménides, Medea, Electra. Y así, más cercano a nuestras venganzas, Hamlet de Shakespeare, El Conde de Montecristo de Dumas, Moby Dick de Melville, en nuestro pasado remoto y reciente, padres de la modernidad como lo han sido las novelas clásicas y las “negras”, las policiales, etc. Es una larga lista imposible de mencionar en pocas líneas.
En todos los géneros está la venganza. En el odio y en el amor.
¿Qué pasa en esta novela de Fonseca?
2
Un niño de trece años, hijo de una familia pudiente, preña a la muchacha de servicio mucho mayor que él. Vista la difícil situación, y como ha ocurrido en muchas ocasiones, la muchacha es despedida y desaparecida del mapa familiar. Pasados todos los años, el muchacho, ya hombre, empresario y muy rico, es secuestrado. El lector no ha percibido aún que quien secuestra al hombre es la hija de la otrora muchacha que fue preñada por el niño casi adolescente.
Pero la venganza de la hija bastarda se basa en hacer sufrir al hombre. Lo mantiene en cautiverio en una casa escondida en un bosque donde nadie pasa por el lugar. Le lleva bastimento cada cierto tiempo mientras lo mantiene encadenado. Puede alcanzar la cocina, el baño, pero no puede ni asomarse a la ventana. El espacio es muy reducido. El hombre es un prisionero y no se imagina la razón por la cual esa mujer lo mantiene preso. Pregunta y recibe como respuesta que trate de recordar el daño que les hizo a su madre y a la familia. A ella misma.
El secuestrado no logra recordar. Nunca lo logra.
Paralelo a este relato va el del pasado cuando el joven preña a la mujer.
Cada pregunta del cautivo lleva a la secuestradora a recordar que su madre le ha pedido que no lo mate. Pero la intención no es matarlo sino hacerlo sufrir hasta que recuerde lo que hizo. No pudo hacerlo.
Podría afirmarse que se trata de un secuestro fallido. La venganza, como personaje es cruel, saca a la mujer del juego por su empecinamiento, por su manía.
El pasado como enemigo vertido en un presente inútil.
La venganza como fracaso. Como acción fallida, como vacío.
Podría tratarse de un lugar común, pero cuando la venganza fracasa, el vengador deja de ser y el vengado se desdibuja, en este caso la madre es sólo un referente: Ella es la otra muerte.
Cabe destacar la libertad del autor al querer reunir sus impresiones y darle un carácter más amplio a su oficio.
3
Los otros textos
La segunda parte de este volumen contiene, como ya hemos dicho, varios artículos de opinión publicados en el diario Tal Cual, donde Fonseca expone sus criterios sobre variados temas, entre los que destacan su cercanía a Borges, entre otros tantos que tienen que ver con el mundo de la creación, sin dejar de tocar el aspecto político.
Son textos bien hilvanados que le ofrecen al lector informaciones que nos conducen a reflexionar sobre los temas que maneja nuestro autor.
El lector podía llegar a preguntarse por qué una novela se hace acompañar de unos textos que no tienen nada que ver con la ficción ya consumida. Podría parecer un yerro; sin embargo, también cabe destacar la libertad del autor al querer reunir sus impresiones y darle un carácter más amplio a su oficio: se pasea por la imaginación y la vuelca luego en la realidad, que a la larga se podría convertir en ficción.
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