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Ednodio Quintero, fotógrafo
(Los rostros ocultos de un narrador)

lunes 17 de septiembre de 2018
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Ednodio Quintero

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Es y no es un libro. Es un libro y no es pero sí porque tiene un contenido y es un continente de rostros, de paisajes detrás de los personajes que lo habitan y una presentación de Gregory Zambrano y unas leyendas de las fotos que en él hay con la firma del autor, Ednodio, y ya sabemos que es Quintero, nacido en Las Mesitas, estado Trujillo. Y el autor es cuentista (aunque se dejó de eso) y novelista, ejercicio que sí hace en estos sus tiempos y los nuestros. También ha escrito libros sobre autores japoneses, prevalido de su cara de nipón criollo y de su envidiable talento para construir historias e indagar en otras, las ajenas y las propias. Amén de ser un paciente observador de los giros del planeta.

Pero Ednodio Quintero también es fotógrafo. Y muy bueno. La demostración de este oficio de nuestro autor la tenemos en el trabajo titulado “Ednodio Quintero: los rostros ocultos de un narrador”, publicado por la Universidad de los Andes, a través de su Dirección General de Cultura y Extensión, así como también a través del diseño de Amate (Asesoría en Medios, Arte y Trabajos Editoriales), donde Silvia González y Gregory trabajaron como hormiguitas. Gráficas Portatítulo tiene también responsabilidad en esta edición.

La firma, el trazo a mano del nombre de Ednodio, se muestra como parte del arte que los editores forjaron con un exquisito gusto visual. La portada nos espera con el rostro en primer plano del autor y la inmensa cara de un dragón detrás del escritor trujillano.

 

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Un recorrido por cada foto nos permite familiarizarnos con nombres muy cercanos al fotógrafo. Son rostros, gestos, miradas, texturas epidérmicas, personajes en soledad o en grupo. Se trata de una publicación donde la familia y los amigos se encuentran, donde se favorecen el afecto y la calidad humana. Nombres y apelativos y hasta referencias ambientales como los de Marcos Bastidas, “El señor de la montaña”; un close-up del escritor japonés Ryukichi Terao, “Mi cercano aliado del Lejano Oriente”; “Mi amada Yocley”; mi madre y su nieta María Betania “en el corredor con ruido de loros al fondo”; María José y María Isabel, “las hermanitas Cordero en la terraza”; Micha, Martín y Vasco Szinetar, “una memorable tarde en el T’Café”; Vila-Matas “en el exilio merideño medita en torno a Robert Walser y el arte de desaparecer”; Victoria de Stefano, “la gran dama de la literatura venezolana”; César Aira, “la esfinge lo interroga”; Darío Jaramillo Agudelo, “de punta en blanco, bendecido por Gardel”; Miguel Ángel Campos, “un señor muy pensativo después de una batalla contra la insensatez”; Héctor Abad Faciolince “leyendo en mi chinchorro de moriche”; Sergio Pitol “a toda máquina rumbo al Cervantes”; “¿En qué piensa Antonio López Ortega? Un enigma para armar”; Paco Robles, “paseo feliz por el Maresma Catalán”; Juan Villoro, “el insomne en los últimos rounds de El testigo”; Gerardo, Argenis y Ednodio, “los hermanos Quintero” (selfie); “Con mi gran amigo Alejandro Padrón” (selfie), y así, entre otras.

 

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El poeta y editor Gregory Zambrano escribió:

Ednodio Quintero, la mirada:

Ednodio Quintero, el escritor, nos ofrece en este libro de rostros y gestos una manera distinta de ver la realidad. Ya no se trata de la palabra que se hace cómplice de una anécdota, sino la traza de una mirada furtiva y un juego de claroscuros que captan la expresión. El hacedor de mundos posibles recorta la realidad. Así como el relato ha creado todo un micro universo de personajes solitarios, abúlicos o expectantes, a veces fantasmales y encantatorios, también sus ciudades son difusas y enigmáticas. Ahora estamos frente a otro de sus lenguajes, la mirada que recorta un fragmento de vida y apropia la historia que subyace en cada rostro. Sus fotografías tienen la sintaxis de los sueños, esos donde no hacen falta las palabras. Sus retratos, sin tiempo y sin espacio, son otra forma de alimentar en el silencio las Visiones de un narrador.

Alberto Hernández

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