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Dos poemas de Alberto José Pérez

miércoles 15 de noviembre de 2017
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Versos para Fidel Flores

Siempre he pensado que si el poeta Fidel Flores
Hubiese nacido en la Ciudad de México
En El Nula
O en Nueva York
Hubiese sido campeón mundial de peso completo

La pegada y la estatura la tiene
El color
El peso y la voz también
Y por si fuera poco los amigos para el coro de crónicas justas y bellas
Que Cassius “el bocazas” Clay
La envidia lo hubiera noqueao

Pero como siempre hay un pero
Nació en Pueblo Nuevo del Caris
Y nunca pudimos gritar
Con el oído pegado al radio
Estremecidos con la voz de Delio Amado León
Remátalo
Remátalo
Suelta la derecha
La izquierda y tal

Cuenta la leyenda
Que su señora madre una vez lo vio en el patio hablando con las estrellas
Se hizo la santa cruz y dijo en voz baja
Este como que me salió poeta

Pasado un tiempo nada ni nadie
Lo animó a que estudiara para doctor
Y en la familia todo se derrumbó
Como la canción de Emmanuel
Un pana mexicano que anduvo por aquí
Haciendo real con los versos de otro

Son cosas de la vida en vida
De los que pierden el camino
Y de los que andan en él
Lo bueno de todo ese derrumbe
Es su poesía y su amistad
Ni más ni menos.

 

Casi una carta para el doctor Blas Enrique Perozo Naveda

Hace pocos días mi nariz parecía una isla del río Apure en julio
Agua por todas partes
Era un llanto emocionado
Por el privilegio de volver a leer sus novelas
Y para mayor alegría
En un volumen obsequiado por usted
Mismísimamente
Por usted
Sí señor
Cualquier cosa parecida es imitación

Quiero que sepa doctor
Que ahora forma parte de mi legión de héroes de la novela venezolana
Cómo le parece
Rómulo Gallegos
Renato Rodríguez
Adriano González León
Salvador Garmendia
Arturo Croce
Y el doctor Blas Enrique Perozo Naveda
Que es usted
Son mis héroes
Recuerde doctor que los hombres necesitamos héroes
Lo dijo Carlyle y ya yo tengo los míos
Los de novela
Porque de la poesía son otros y usted no estará en la lista
Si no me consigue algo que le voy a pedir más adelante

Sabía su mercé que Renato Rodríguez también vino de París
Pero no doctor como usted
Todo luces
Completicamente

Bayardo Vera y Orlando Flores Menesini
Una tarde me contaron en Las Tienditas del Chama

Donde usted vivió
Que las luces de París las pasó por la aduana de Maracaibo
En un bolso goajiro de los que usaban las feministas de Ruptura
Porque las bonitas compraban sus bolsos revolucionarios en Medellín
Bueno pero eso es sal de otra salina

Esta casi carta se la enviaré desde El Samán de Apure
Río abajo
Con cambio de valija en Ciudad Bolívar
Porque de ahí sí que viajan a la city del lago
Y los navegantes son diestros en el manejo del agua
No tiran al Orinoco las cosas del correo
Fíjese usted doctor Perozo Naveda
Cuando el agua cambia de dulce a salada
Ya está
Tuercen a la izquierda
Y cantan pa Maracaibo me voy como si fueran Cheo García y la billos caracas boys

Esos navegantes saben mucho
Y no son doctores qué tal si lo fueran

La mayoría de mis amigos novelistas
Ya no me quieren por culpa suya
Aunque usted no lo crea
Nunca soportaron ver en la sala de mi casa
Cuando tenía
En una mesita bien cuchi
Su novela Maracaibo City
Paraíta
Como una santa familiar
Eso no les gustó y se ofendieron tanto
Que me decían hijo de mi madre
Yo aliviaba mi disgusto con el de quién más podría ser
Pero los conjuraba
Tomaba en mis manos su novela
Van de retro satanases
Y polvo los convertía
No se crea tengo mis artes

Yo sé que a usted lo quiere mucha gente
Más que a mí
Por ejemplo
Por ejemplo

En Maracaibo
Lo quiere a veces un tal Alberto Áñez
Usted entiende
Cosas de la envidia
Qué otra cosa puede ser
No lo sé
No existe

En Caracas Ibsen Martínez pero ya no está ahí
Lo quiere desde Bogotá
Más fino

En Barquisimeto
A lo mejor el poeta Barrios
Porque Rosángela y Orlando se marcharon

En Falcón
César Seco
Su mujer
Y Gabriel Elisio si anda por allá
Ellos saben querer
Son poetas

En Trujillo
El Negro Alfonzo y Gregorio Riveros
Espero no estar equivocado

En el Táchira
El loco Oropeza
Porque es loco y más peligroso que un bar con rocola

En Mérida
Tres cuartas cuartas partes de la ciudad se mueren de amor por usted
Pero no se atreven a decírselo
Por las intrigas
Las intrigas
Se acuerda de aquellos de la vieja facultad
Unos pocos pero fueron y son culpables

En El Samán de Apure
Mi tía Belén
Mi primo Bime
Víctor Padrino
Y Albertico Pérez que soy yo
Lo queremos
Créamelo
Un comunista de centro izquierda como yo
Es un hombre serio
No miente

En Barcelona
La de aquí
Fidelito Flores lo quiere
Parece mentira pero lo quiere
Y lo admira tanto como yo

Y en Barinas
Mi compadre Arnulfo Quintero
Avilmark Franco y yo que también soy de aquí
Lo queremos
Un lujo doctor

Pero vamos a lo verdaderamente importante
Francia doctor
París lo quiere
París ama a sus doctores
Y pide a Dios y a usted
—más vale que crea en Dios—
Que atrase el viaje más allá de sus zapatos
Que todavía no les deje el corazón hecho un rastrojo
Que está a sus pies como la canción de Charles Aznavour
Que no se agote tanto con la escritura
Que tres novelas son suficientes para la gloria eterna
Obedezca a los deseos de París

Pero aquí entre nos
Doctor Perozo Naveda
—se lo dije al principio de esta casi carta—
Yo sé que usted es del gobierno
Consígame una beca diplomática
Usted puede
Hable con el hombre
Arauca puede ser mi destino
Eso sí con un adelanto de sueldo para comprar corbatas
Dicen que las corbatas abren puertas
Y en la calle 27 de la ciudad de Umberto Amaya
Que también lo quiere porque él quiere a todo el mundo
Me pueden abrir una o varias puertas

Bueno doctor
Me despido
Espero por mi beca y no un madrazo
¡Carajo!
Se me olvidaba
Lo invito al cumpleaños de mi compadre Arnulfo.

Alberto José Pérez
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