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Mascarada, de Eduardo Liendo

lunes 3 de mayo de 2021
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Eduardo Liendo
Mascarada, la novela de Eduardo Liendo, podría ser calificada como poética del personaje, o una teoría de conductas, repasa la psique del ser humano. Fotografía: Dagne Cobo Buschbeck
“Mascarada”, de Eduardo Liendo
Mascarada, de Eduardo Liendo (Seleven, 1985).

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Un hombre en busca de un rostro. Sin personalidad. Sin cara definida. Un hombre solo. Rodeado de preguntas. Desamparado. En el entendido de que era un personaje inventado no se podía explicar por qué no tenía sombra. No se sabía quién era. No sabía quién era. No sabía qué significaba ser un hombre. No sabía lo que era. Buscó nombres para saberse alguien. Pero no quiso ser esos nombres, hasta que descubrió un baúl en una “extraña casa de fachada sobria y descuidada”, donde había varias caretas. Era el local de la Concha Acústica.

Desde el fondo del baúl lo miraron simultáneamente innumerables máscaras con todas las expresiones. Máscaras con extremos contrastes de colores que se enfrentaban entre sí, y máscaras de matices semejantes armonizando por analogía…

Prudencio se llama el personaje. Es tan vivo que siempre estará en presente en esta crónica, porque cada quien carga la suya, la máscara. O las máscaras, porque somos muchas… “cínicas, amables, iracundas, tímidas, pícaras, lujuriosas, vengativas, apacibles, asesinas, cordiales, indiscretas, demenciales, desconfiadas, dulces, astutas, generosas, pensativas, fatuas, graciosas, leales, aburridas, pendencieras, despóticas, simpáticas, perezosas, traicioneras, silenciosas, cursis, imbéciles, amorosas, diabólicas. Todas formaban una sola máscara indefinible”.

Y la historia sigue.

 

2

Esta novela de Liendo, que podría ser calificada como poética del personaje, o una teoría de conductas, repasa la psique del ser humano. Están todos sus rostros, que son todas sus almas, porque el ser humano no es uno en sí mismo sino varios en uno.

El temor del sujeto es su no existencia. “A media mañana, con el pesar de la primera desilusión, lo asaltó una duda: ¿será que no existo todavía?”.

Un ataque sorpresivo le dio a entender que no tenía imagen, pero le gritaban improperios, como si fuese un dirigente político en el poder. No sabía lo que era una imagen. Su imagen. En vista de esta terrible realidad, fue hasta el baúl y buscó una máscara para poder tener imagen: se hizo dependiente de una tienda. Pero fueron tantos los desajustes que decidió ir de nuevo al baúl.

Y así, se hizo del rostro del cínico, de diablo, de vengador, de lujurioso, de tímido, de hombre con experiencia. Repasó todos los papeles. Fue y dejó de ser… hasta que:

Así comprendió que el reverso de la máscara de la experiencia era la nada.

 

3

Usó luego la máscara de la vanidad. Había pasado por todas las representaciones, hasta que el teatro, el gran teatro de la realidad, lo hizo bajar “del tablado y abandonó la Concha Acústica dispuesto a no regresar más (…). Su rostro desnudo tenía la serenidad de aquel que ha regresado de todos los espejismos…”.

Finalmente, se hizo invisible.

Este libro de Eduardo Liendo es una cruda biografía del ser humano. Un retrato de nuestra sicología. Un estudio de los ocultamientos, de las sombras y luces de personajes que habitan la tierra, de todos esos que ambulan por calles y túneles sin aliciente alguno. O plenos de vanidad, altanería y malos pensamientos.

No hay moraleja. No es una fábula. Es un relato donde el lector podrá verse a cuerpo entero. Con todas sus facciones.

Mascarada es un experimento narrativo, un estadio fantástico en el que la realidad se sostiene porque los personajes son de ficción, es decir, son más reales de lo que el lector se imagina.

Somos las máscaras que a diario usamos. Las que a diario nos cambiamos.

Alberto Hernández
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