
1
El número dice algo: son siete: 7 y las estrellas. Voz cabalística, un entramado de luces que el ojo distingue pero el alma explica. Voz del misterio y de la poesía. Voz del arriba que cuenta las veces y las tantas idas y venidas del ser. Voz de un libro que jamás termina de leerse, como el cielo mismo y sus habitantes luminosos, llevados a la Tierra hasta la carne humana, hasta el adentro que respira en el deseo, en la fibrilación del espacio y sus augurios, pero un poco más acá, en lo más humano, no lejos de la fe: un encuentro afortunado, inesperado: la alineación de los astros y la frecuencia sensible de quien mira hacia arriba y se reencuentra.
Desnudo el misterio, queda el cuerpo y en un recodo, el espíritu, asomado como una roca celeste, como un círculo que inunda a quien no deja de sorprenderse. Y allí la sensación de ser, de estar próximo al otro, al que sabe que el misterio es compartido.
La palabra “fortuito” alude lo inesperado, lo accidental, lo casual, y desde esos ecos, el encuentro: el cielo se abre como un alborozo, mientras quien cuenta el número de luces se hace más humano, más deseo, más cuerpo y más adentro.
2
Son siete los poemas de esta plaquette de Victoria Benarroch. Siete que circundan una búsqueda, un inesperado encuentro.
Por eso escribe al comienzo:
Si su sonrisa…..de nuevo
y el aire de los astros
nos circundadesandaré los caminos
llegaré
hasta los años
donde el beso….es el desafío de la piel
¿Tienen algo que ver estrellas con el roce de labios, con la humedad humana?
Nos previene la iluminación, una metáfora. O un descuido intemporal, la eternidad tantas veces cantada desde el cielo y desde la profundidad de lo infinito, donde no hay un “espacio deshabitado”, porque desde allá se “nos entrega una ilusión blanca // llena de ternuras / que no saben a dónde ir // ni cómo cobijarse del dolor del tiempo”.
Tiempo humanizado, tiempo que duele, que se deteriora por la fuerza del cuerpo físico, el que anda bajo la repisa de lo alto y conmina a estar “en el exacto silencio del deseo…”.
Desde todas las paradojas, búsquedas o extravíos, “En la sombra de un secreto / burlamos el olvido”, pero siempre habrá un encuentro, tan fortuito como el hecho de que la poesía es esa cuantiosa peregrinación hacia la ternura, hacia la sacralidad, hacia el humano ser más anónimo, hacia el todo.
(Estos poemas de Victoria Benarroch fueron publicados por la Editorial Petalurgia, en su Colección Versalia, con bellas fotografías de Slavkina Zupcic, en España, 2021).
- Símil de bisagra, de Wilfredo Carrizales:
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