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Pre-textos, de Rafael Victorino Muñoz

lunes 29 de agosto de 2022
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“Pre-textos”, de Rafael Victorino Muñoz
Pre-textos, de Rafael Victorino Muñoz (Ediciones de la UC, 1996).

1

Existe un texto antes del texto: el silencio. O una justificación para que el silencio sea tomado como texto y leído mientras éste, el silencio, alimenta la historia que habrá de escribirse.

Un relato es un juego de voces. También podríamos afirmar que el silencio contenido en el texto es el mismo texto convertido en simulacro, en ironía, en juego de ecos, en revelaciones.

Escribir desde la brevedad es una de las aventuras más formidables del escritor. Se puede escribir una novela en diez líneas, siempre y cuando esas diez líneas sepan que se trata de una novela y que el lector se promueva como lector de novelas cortas, lo que es mucho decir si éste, el lector como creador, no sucumbe ante la informalidad o la síntesis en que el mundo fue convertido.

Todo texto tiene origen en el silencio. Es más, es silencio contenido.

 

2

Rafael Victorino Muñoz ha escrito un libro de silencios. Es decir, un libro de historias donde priva la brevedad y se hace visible y audible el roce de las acciones con la mirada o la respiración de quien está al frente de unas líneas capaces de emerger de la página y escribirse en la conciencia del curioso, es decir, del lector, atrapado en su silencio.

Pre-Textos fue publicado por la Dirección de Literatura dependiente de la Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo, en Valencia, Venezuela, en 1996, en la colección Separata.

El título que recoge estos Pre-Textos, “Historias de una página”, reúne cuarenta breves y brevísimas historias donde los temas se multiplican. Se trata de maniobras verbales que demuestran la capacidad del autor para crear, inventar o imaginar situaciones, representaciones que provocan diversas reacciones en el lector.

Es un libro —para decirlo en criollo— sabroso desde su multisápida intención: sus ficciones escuecen pero también animan. Dejan un buen sabor de boca en tanto calidad y capacidad para hacer del extraño visitante, es decir, del que se acerque a sus líneas, una víctima o un victimario: será capaz de convertirse en personaje y deshacerse como un recuerdo, como un recuerdo que aparece y desaparece.

 

3

Van unos para disfrutarlos:

La guitarra

Me despertó el sonido de mi guitarra, alguien la tocaba en la sala. Cuando fui a encender la luz, me di cuenta de que no tenía manos.

 

Los fantasmas

Dos sujetos se topan frente a frente en un oscuro callejón:

—Me asustó —dijo uno—, yo creí que era un fantasma.

—Yo también lo creí —dijo el otro.

Luego desaparecieron los dos.

 

La silla

Estaba solo en su casa; por eso no entendía por qué, cuando fue a sentarse en la silla, había terminado sentado en el suelo. Desde allí miró a la silla que parecía estar burlándose de él.

 

Recuerdos

Un hombre, al cumplir los treinta años, consagró su vida a borrar toda huella que hubiera podido dejar su paso por esta vida; no quería ser recordado por nadie. Lo habría logrado de no ser por este relato.

 

Otro suicida

El arnés podía colocarse debajo de la camisa. Luego la cuerda saliendo por detrás, una vuelta falsa en el cuello y visto de frente parecía que se había ahorcado. Así quiso jugarle una broma a Pina; así se la jugó. Ella gritó al verlo así, cayó al suelo llorando. Fue tan hermoso su dolor que él, para no echarlo a perder, dejó de respirar.

Alberto Hernández

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