Una ciudad, muchas ciudades en todos los personajes que habitan sus calles, patios, estadios, apartamentos, aventuras, enredos. Estamos ante una novela que habla en muchos tiempos. Pero no en los tiempos verbales. Habla en los tiempos de los personajes. En los tiempos cuando éstos, los actantes, combinan sus representaciones: el narrador se permite jugar con el lector toda vez que lo traslada de un sitio a otro sin contemplación alguna. Es una novela de novelas porque multiplica la lectura: se pasa de un personaje a otro sin ningún esfuerzo: el esfuerzo lo tiene que hacer el lector.
Así, la ciudad: ella es un encuentro de boxeo, narrado por un sujeto que engola la voz como en la radio, pero es el lector quien imagina ese engolamiento. También hay un muchacho que es autista pero que es genial. Y un cuento de vaqueros. Es decir, aquí quien se arriesga termina a veces perdido en el laberinto de la ciudad, porque el lector se convierte en calle, avenida, callejón, ring de boxeo, pradera de jinetes. Quien lea no se cansará de imaginar que es quien está, precisamente, al lado de un sujeto que narra con mucho desparpajo.
La libertad y el desenfreno narrativos, podríamos decir, constituyen la poética de este libro de 391 páginas donde nada está quieto. Todo se mueve desde la imperturbable sacudida que ofrece el ritmo de esta obra del italiano Alessandro Baricco (Turín, 1958).
Quien lea esta novela corre un grave riesgo: o la deja o se enferma. Pero se trata de una enfermedad saludable, toda vez que la novela nos conduce a pensar como piensa un desatado, un esquizofrénico, un hombre que no para de contar sujeto a una trama elaborada por quien guía la voz del que relata, un personaje oculto que se disfraza de narrador: una suerte de laberinto sin fin.
Es un libro de gente, de calles… Es un libro incontenible. Una prosa cabalgante. Un tupido tejido de voces.
Poeta, narrador, periodista y pedagogo venezolano (Calabozo, 1952). Reside en Maracay, Aragua. En 2020 fue designado miembro correspondiente de la Academia Venezolana de la Lengua por el estado Aragua. Tiene un posgrado en literatura latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar (USB) y fue fundador de la revista Umbra. Ha publicado, entre otros títulos, los poemarios La mofa del musgo (1980), Amazonia (1981), Última instancia (1989), Párpado de insolación (1989), Ojos de afuera (1989), Nortes (1991), Intentos y el exilio (1996), Bestias de superficie (1998), Poética del desatino (2001), En boca ajena: antología poética 1980-2001 (2001), Tierra de la que soy (2002), El poema de la ciudad (2003), El cielo cotidiano: poesía en tránsito (2008), Puertas de Galina (2010), Los ejercicios de la ofensa (2010), Stravaganza (2012), Ropaje (2012) y 70 poemas burgueses (2014). Además ha publicado los libros de ensayo Nueva crítica de teatro venezolano (1981) y Notas a la liebre (1999); los libros de cuentos Fragmentos de la misma memoria (1994), Cortoletraje (1999), Virginidades y otros desafíos (2000) y Relatos fascistas (2012), la novela La única hora (2016) y los libros de crónicas Valles de Aragua, la comarca visible (1999) y Cambio de sombras (2001). Dirigió el suplemento cultural Contenido, del diario El Periodiquito (Maracay), donde también ejerció como director, secretario de redacción y redactor de la fuente política. Publica regularmente en Crear en Salamanca (España), en Cervantes@MileHighCity (Denver, Estados Unidos) y en diferentes blogs de Venezuela y otros países. Sus ensayos y escritos literarios han sido publicados en los diarios El Nacional, El Universal, Últimas Noticias y El Carabobeño, entre otros. Parte de su obra ha sido traducida al inglés, al italiano, al portugués y al árabe. Con la novela El nervio poético ganó el XVII Premio Transgenérico de la Fundación para la Cultura Urbana (2018).