
1
Toda obra literaria encierra un contenido político, si entendemos que la política es organización crítica, si entendemos que la política, como la ética o la estética, forman parte de esa organización, de esa crítica, que habrá de conformar una sociedad. En este sentido, una novela policial se sustenta sobre la base de un juicio o análisis al mundo que invoca, al universo social que usa para desarrollarse como constructo sin dejar de ser una “realidad”. La ficción es el costado más creíble de esa realidad cuando la novela o el cuento funcionan como herramientas críticas. Y en la novela negra la crítica es la base que sostiene su existencia. No hay novela policial que no refleje la historia del momento, los fenómenos políticos o sociológicos de la época cuando le tocó ser escrita.
La casa del mal, de María Fihman, es una novela negra, policial, por ende, abiertamente política, porque desnuda una realidad histórica, en su caso, en progreso, es decir, en presente. En un presente real, continuo, que en la novela se evidencia sin duda alguna.
Es una novela sobre la política venezolana, secuestrada por una dictadura donde la sociedad vive en constante sobresalto. Por eso, los personajes que en ella actúan investigan, son detectives especializados que se encargan de hurgar en lo que la realidad vive como una ficción (muchos lectores de la realidad aún creen en las bondades de esa realidad), pero que la ficción convierte en una realidad (muchos lectores de esa ficción creen que la realidad no se puede sustituir).
Así, Venezuela parece una pesadilla.
La casa del mal es un país azotado por la delincuencia política, que ha permitido todo tipo de delitos, tan visibles que parte de la misma población ha sido sometida por ellos o forma parte directa o indirecta de acciones contrarias a las leyes. La casa del mal es un país convertido en un vertedero de perversiones, crímenes, negocios oscuros, secuestros: corrupción generalizada.
No cabe en esta novela un análisis estético. Es más, el análisis sobrepasa lo que en ella se lee: es una novela donde no es necesario convertirse en analista para saber que se trata de una pieza ideológica, que revela el carácter crítico del narrador como indagador, como propiciador de esa crítica, mientras los personajes ejecutan las acciones que habrán de hacerlos responsables de sus complicidades o descubrimientos: los primeros como delincuentes y los segundos como detectives, investigadores.
Esta es una novela policial que hurga en la corrupción política.
La casa del mal es una novela que abre puertas a juicios en los que no se puede ser imparcial.
2
Los personajes se tejen con las anécdotas. Ellos, por supuesto, son construidos desde un narrador testigo que suele colarse como omnisciente en algunos pasajes, pero el protagonismo no deja de estar presente, toda vez que el lector se lee en la trama donde la realidad, la que ocurre en un país convulsionado por la violencia y la corrupción, se convierte en la fuerza que protagoniza la ficción, tan verosímil que calca la que vive o ha vivido el lector cuando se hace partícipe de las noticias que se cuelan por las redes sociales.
Es una novela intensa: mantiene en vilo a quien entra en ella y llega a conocer cada paso o tropiezo de quien en sus páginas respira. Es una novela que abre puertas a juicios en los que no se puede ser imparcial.
3
En esta novela la dictadura muestra su rostro y la resistencia de quienes creen que se puede derrotar al exponerla.
Una vez más, se trata de una novela policial porque una novela, como toda novela negra, es indagadora de los secretos de la sociedad donde se escribe y muestra sus ronchas, desnuda sus crímenes y a sus criminales, delitos y acciones oscuras del poder.
Cuatro personas se encargan de exponer la podredumbre de un régimen corrompido, agresor, violador de todos los derechos humanos, narcotraficante, prostituyente.
Aquí, como en toda obra de este género, el criminal es el objetivo a perseguir, a anular, a descubrir sus vicios y crímenes y hacerlo pagar por ellos.
La casa del mal sigue en pie.
- La niña del ingenio, de Georgina Licea - sábado 2 de diciembre de 2023
- Espejos rotos, de Héctor De Alcántara - viernes 1 de diciembre de 2023
- La caída natural, de Graciela Yáñez Vicentini - lunes 27 de noviembre de 2023