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Más allá del diluvio
Chile despertó: no podemos cerrar más los ojos

miércoles 22 de enero de 2020
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Chile
Chile en sus 4.300 kilómetros de extensión no cesa de protestar por más de noventa días, más que en el diluvio. La “marcha del millón”, realizada el viernes 25 de octubre de 2019.

Chileno

Chileno,
no críes cuervos,
te sacarán
los ojos.

Rolando Gabrielli

Chile abrió su caja de Pandora. El infierno sintió escalofrío. El mundo se asombró. Lihn lo había dicho: “el horroroso Chile”; nadie aparentemente le creyó, pero los que sí sabían, no podían hablar. Chile, país de poetas vaticinadores, empresarios, políticos y gobernantes sordos. Condorito, un personaje emblemático de las tiras cómicas chilenas, por alguna razón siempre terminaba diciendo: “¡Exijo una explicación!”. Nadie se explicaba, el pueblo por lo menos, que las autoridades fueran tan insensibles al clamor de las necesidades básicas de los excluidos.

88 por ciento de los chilenos tienen desconfianza en el sistema. Un número importante para no tomar en cuenta.

La prensa conservadora, alejada de su compromiso de informar a la comunidad, reflejar los hechos, asumir responsablemente y con transparencia lo que ocurría verdaderamente en Chile, logró engatusar por décadas a quienes no hacen un esfuerzo por buscar distintas fuentes para un mismo asunto e informarse con mayor certeza y aproximación a la realidad.

Para alcanzar el abismo, se requería dar un paso. Chile se había transformado en una colonia penal del capitalismo salvaje. Un modelo depredador del alma y el bolsillo, en toda regla. País de empresarios usureros, modelo de la ley del embudo. Una autopista para velocistas especuladores que se manejan bajo las reglas del juego truculento de la mano invisible del mercado. ¿La gran democracia protegida?

¿Sociedad del maltrato y del malestar? ¿Sociedad del abuso? Lenguaje algo sofisticado para calificar o interrogarse sobre una crisis estructural de un modelo cruel. ¿Qué estarán pensando los filósofos, intelectuales, psicólogos, sociólogos, educadores, políticos, empresarios? Los más sensibles, estudiosos, atentos a la realidad, ya tenían un diagnóstico, sin duda. Lo que no sabían era la respuesta espontánea que algún día daría el pueblo de Chile y una marea humana cruzaría toda la geografía nacional exigiendo justicia y atención a sus múltiples demandas. Una cifra, dada a conocer los primeros días de estos disturbios, ejemplifica el malestar: 88 por ciento de los chilenos tienen desconfianza en el sistema. Un número importante para no tomar en cuenta o hacerse el desentendido por más de tres décadas, para no ir al origen del problema: casi medio siglo.

Los jóvenes se hicieron viejos y las jubilaciones cuelgan del hilo más delgado de la economía, como la vida de casi tres millones de los llamados adultos mayores que tienen menos derechos que en su época de infancia.

La seguridad social es un perro flaco sin hueso para sus “beneficiarios”.

De punta a punta, dijo Borges, se encendió la milonga. Chile en sus 4.300 kilómetros de extensión no cesa de protestar por más de noventa días, más que en el diluvio, pero el Arca no llega aún a puerto. Un territorio tan largo como un remo, dice la metáfora benévola de la Mistral, el largo pétalo de Neruda o quizás sea más parecido que a la poesía, una prosa dura y seca como el desierto y la cordillera o al filo extenso e intenso de una espada. La historia está marcada de eventos sangrientos desde la conquista española. Nada ha sido gratis para el pueblo chileno. Aún las manos de Galvarino se alzan para clamar justicia; pareciera una exageración, pero han pasado varios siglos.

La frase de esta jornada histórica, insurrección civil espontánea, es: Chile despertó. La palabra huele a nuevo amanecer, un principio distinto, es algo alejada a la continuidad o a más de lo mismo. El statu quo es una mala palabra, como normalidad, porque ese era el problema de origen.

El modelo ejercía su hipnosis autoritaria, anclaba en sus totalitarias formas, y fue diseñado para la asfixia, ese ejercicio encaminado a la agonía del diario vivir, con fuertes dosis de frustración, que a pesar del esfuerzo que se hiciera, se permanecía en el mismo lugar.

En Chile se produjo la tormenta perfecta, las causas caminan por las calles de todo el país, niños, jóvenes, mujeres, hombres, ancianos.

En estas semanas he sido acribillado textualmente a preguntas, cuestionamientos, acusaciones, como si hubiese engañado a miles de personas desconocidas y dependiera de mí informarlas. La gente se siente sorprendida, defraudada, engañada, porque los medios importantes, influyentes, serios, decían otra cosa, que contrastó finalmente con lo que era la realidad.

La gente está entretenida, vive whasapeando el aire que respira, mira hacia cualquier lugar menos a sus pies que pisan el aire de una fantasía banal: se está mejor en el confort de la nube digital.

Fueron conquistados como peces en una red. Si los medios de comunicación dieran un seguimiento a la realidad, sabríamos por qué se levanta un pueblo entero tan airado. No es un grupo, ni un partido, ni una tendencia, es una sociedad. Es el rostro de la humillación el que dio la cara. En Chile se produjo la tormenta perfecta, las causas caminan por las calles de todo el país, niños, jóvenes, mujeres, hombres, ancianos.

Es cierto, la vida te da sorpresas, dice algo así la canción, y el modelo, al parecer, tenía algunas grietas que conducían al abismo.

Un premio nobel ensalzó el modelo más allá de toda realidad posible; hoy está buscando, seguramente, una explicación a este exceso verbal, calificativo de los tigres de América, el jaguar del neoliberalismo, ¿por lo salvaje del sistema?

El chileno de a pie recorre las calles de Chile, su geografía, protesta, hace memoria, respira la asfixia del sistema, pierde los ojos, la vida, es humillado, vejado, violado, busca respuestas, exige, demanda equidad, justicia, oportunidades, fin a un modelo arbitrario, depredador, abusivo.

 

Chile bíblico

Ojo por ojo,
Chile mira
con optimismo
el futuro.

 

Los muros de Chile

Me hipnotiza
el viento nuevo
de la historia.
Las palabras escritas
en los muros de la ciudad
hablan y cuentan
historias desconocidas,
serán leyendas
algún día,
sabrán que fueron contadas
palabra por palabra
y en silencio repetidas
por multitudes
en las plazas de Chile,
aclamadas por combativas,
verdaderas.

 

Chile 2019

La poesía
es una larga
y angosta
faja de tierra,
rebelde,
heroica,
valiente.
Recorre,
de norte a sur,
su voz,
una geografía,
quebrada, montañosa,
marítima, volcánica,
antártica, altiva,
tan gallarda
y famosa.

 

1973-2019

Todos somos la multitud,
la voz de la primavera de Chile,
abriendo, transitando, libres,
las grandes Alamedas.

 

El despertar de Chile

El cadáver de Chile no ha muerto,
se sacude las balas y limpia la sangre,
el norte vuelve a ser el norte
y el sur el sur,
sus cuatro puntos cardinales
llenan de oxígeno sus pulmones,
millones se ponen de pie,
su alma vuelve al cuerpo,
recorren su querida geografía
árida, fértil, accidentada
y alzan a Chile por los hombros,
en silencio, son los valientes
que vuelven a las calles
en la definitiva primavera de Chile
y todo Chile les ovaciona,
les pide que den una vuelta olímpica
por la angosta faja de tierra
hasta que retorne
la verdadera democracia y libertad,
un país de oportunidades para todos.

 

La victoria de Chile

¿De dónde viene el hombre?
¿Por qué esta multitud?
Se ha vaciado el mar
El desierto ha quedado solo
De los cerros bajan como hormigas
De los valles soleados
La multitud está frente al mar,
a las montañas de Chile
De todos los territorios
tutelan la geografía
El tiempo supo esperar,
el tiempo de Chile
La multitud abraza el futuro,
la victoria,
en primavera.

 

La multitud y el río

La multitud y el río
forman parte de la ciudad,
el río se baña una y mil veces,
siempre sobre sus aguas,
la multitud permanece impasible,
con sus pies camina
y mañana volverá al mismo lugar.
La multitud hace historia,
el río seguirá siendo paisaje,
juntos escribirán nuevas páginas,
harán historia,
son la ciudad.

 

Chile

La Resistencia
resiste,
su Arte
es resistir
más allá de la palabra
Convoca voces,
levanta puños,
se planta
en cualquier lugar.
No tiene tiempo,
resiste, aguanta, avanza,
queda en pie,
cada día escribe
una página limpia,
nueva.

 

La Multitud

La Multitud permanece en silencio
en la plaza pública,
pareciera orar por el sagrado lugar
de su presencia infinita
al saber de su fuerza invencible.
La Multitud alza los brazos,
late su gran corazón y sonríe,
está viva, dispuesta a convertir
sus sueños en realidad.
La Multitud crece con el correr de las horas,
nadie se inquieta ni piensa abandonar
el lugar, ni a la Multitud.
Todos son la Multitud,
expresión de un movimiento
a punto de estallar en un gran,
inmenso grito,
que nunca superará
la fuerza del silencio
de la inconmovible Multitud.

Rolando Gabrielli
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