
ChatGPT me emociona, sin ser devoto del ángel que nos convoca más allá de nuestra imaginación, que nace, surge de la aparente nada y trae respuestas a la mesa de quienes lo consultan, consultamos, se dejan, nos dejamos llevar por la velocidad mágica de sus respuestas. Nos hace vivir, esta inocente herramienta de la inteligencia artificial generativa que nos permite crear nuevos y originales contenidos, aventuras a través de la palabra, música e imágenes.
En mi más reciente averiguación, puse el nombre de uno de mis libros de poesía: Entre paréntesis, amor, y el resultado fue sorprendente, inesperado. Nos lleva a descubrir el ingenio de ChatGPT, pequeño bribonzuelo de la inteligencia artificial, que pone en jaque el derecho de autor, porque no pareciera tener límites en su invasivo radio de acción, que ha puesto a temblar a los más creativos de los creativos. ChatGPT por ahora responde a sus propias reglas, avanza en el trillado camino humano del ensayo-error, al parecer.
En fin, los ejemplos, las especulaciones sobran y han despertado aprehensiones, dudas, críticas, las más diversas opiniones que reclaman la aplicación de reglas para ChatGPT, que en sus propias palabras dice ser “un modelo de lenguaje natural basado en inteligencia artificial que utiliza el aprendizaje profundo para generar respuestas en conversaciones de chat”.
Volviendo a nuestro tema de fondo, porque uno también se pierde en digresiones para precisar ideas, al hacer la consulta que motiva esta nota, la respuesta fue del tenor como sigue: “La obra de Gabrielli, aunque no estoy seguro de a cuál Gabrielli te refieres, generalmente transmite mensajes sobre el amor y las relaciones humanas de una manera única y personal. El mensaje puede variar según el autor y la obra específica”.
ChatGPT de un plumazo te dice, oye, no eres el único, ni tan importante para saber quién eres. Pero deja caer una opinión próxima a las intenciones temáticas del autor, a sus intereses, cuando afirma de manera contundente, guiado seguramente por el título, que el Gabrielli no identificado “transmite mensajes sobre el amor”.
Donde no atina es cuando se refiere al género literario, porque lanza la quimérica expresión de “la novela Entre paréntesis, amor, de Gabrielli, trata sobre la historia de amor entre dos jóvenes que se conocen en una librería y que luchan contra los obstáculos para estar juntos”. En el azar del algoritmo que confunde los géneros desde un inicio, retoma un camino ficcionador donde algunos elementos pueden llegar a ser reales y al mismo tiempo le otorga un romanticismo encantador, que no es más que el reflejo del deseo, tal vez. Conocerse en una librería tiene la magia de los libros y del encuentro, que puede dar paso a una aventura sin límites. A veces, los protagonistas no son tan jóvenes en la realidad, pero el amor no tiene tiempo. Los obstáculos suelen ser parte de los grandes amores y de la pasión que puede llegar a superar a los propios protagonistas. Con tan pocas palabras se puede crear una gran historia, que hasta el amor suele agradecer.
Sin conocer del todo esta historia de amor, te invito, querido lector, a leer el libro Entre paréntesis, amor.
La inteligencia artificial es la nueva religión, la bruja que le ve la mano al futuro.
Del epilogar sin artificio
La inteligencia artificial es la nueva religión, la bruja que le ve la mano al futuro, porque ella misma es una suerte de cajita de Pandora donde pareciera estar todo lo que no se ve. He querido ser riguroso con este encuentro casual y permitirme asombrarme, dejar espacio y lugar para la posibilidad. Un escritor no debe ser sólo cauteloso, sino espléndidamente transparente y abierto a toda experiencia inédita que pueda señalarle un nuevo camino o al menos ser guía en una feria de juegos infantiles. La IA va mucho más allá que de acá. De alguna manera su interpretación de la pregunta en el buscador tiene una cobertura que no es tangible para quienes no conocen de los trasfondos que suelen tener los escritores y sus libros. Pueden ser sitios imaginarios work in progress, en estado embrional inclusive avanzado, pero que ya cuentan con un relato en curso. Ciertamente el libro en mención no era una novela, pero sí está traspasado por una historia de amor no lineal, que por momentos pareciera viajar en el expreso de medianoche en una ruta sin un fin prestablecido con pasajeros cada uno de los cuales tiene su propio itinerario.
ChatGPT, si bien no acertó en su respuesta a la pregunta, de alguna manera abrió otras puertas de la imaginación para instalarse en el género novela, que sí existe por parte del autor y relata la historia de amor, aunque no comience en una librería, escenario que le otorga un emblemático respaldo romántico. No obstante, para abonar a este mundo de la especulación, donde la realidad también tiene su lugar, porque la ficción es una acumulación de realidades, la novela existe, el amor en que se basa también y los obstáculos, obviamente, porque forman parte de cualquier historia por simple y edulcorada que sea.
Que nos sirva de experiencia; la inteligencia artificial ya está sentada en nuestra mesa o recogida a los pies de la cama ronroneando como un felino a la deriva de nuestros sueños.
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