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Presencia de lo efímero, de David Cortés Cabán

lunes 4 de abril de 2022
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“Presencia de lo efímero”, de David Cortés Cabán
Presencia de lo efímero, de David Cortés Cabán (Ediciones Boán, 2021).

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La fugacidad se desplaza, muchas veces, con lentitud. Se deja ver. Se deja extrañar. Es tan instante que se hace pasajera en la hora de un día. Pasa el tiempo y la vida no se entera. El diccionario encara el significado: lo que tiene corta duración, lo que dura un día, un segundo, un parpadeo, lo fugaz, lo breve.

Su presencia es tan innegable como su ausencia. ¿Cuánto dura lo que no es? ¿Y cuánto lo que habrá de ser? ¿Cuánto lo que es?

La premura del tiempo desvanece las respuestas.

Un texto efímero es una suerte de símil. Es como la agonía de un insecto. La advertencia que le hace el tiempo a la existencia es tan próxima a la muerte que también desvanece el instante: todo lo que se piensa es tiempo. Dentro de él, lo que se recuerda y luego se olvida por la brevedad del ensueño. La realidad —esa cosa que perdura mientras es nombrada— es también efímera. Más dura lo que la contiene: el tiempo es su amenaza.

Un axioma de lo breve: rebelarse contra el tiempo. Ser una demostración de eternidad. Un poema, un relato se extiende mientras dura su presencia. Es decir, el vacío de su ausencia.

Un poema, un cuento: ambos breves ausentan lo efímero. Son más que eso: el recuento de lo que no está. De lo que habrá de estar en la imaginación: los temas se desarrollan en medio de la amplitud de lo breve. Son todos los temas.

 

David Cortés Cabán es un conocido escritor que tiene lectores en Venezuela. Su recorrido verbal atiende más hacia la lírica.

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El libro, como lo advierte su título, contiene veintiocho poemas en prosa y quince minicuentos que, sin titubeo alguno, se cruzan para ser relatos los primeros y poemas los segundos. Los géneros se intercambian, dicen, glosan y versifican, hacen maromas, cuentan y cantan.

Publicado por Ediciones Boán en la Colección Voces de Abacoa, en Arecibo, Puerto Rico, en el año 2021, Presencia de lo efímero, de David Cortés Cabán, es un recorrido por algunas brevedades, por algunas eternidades cortas, recogidas en un lenguaje que atrapa al lector y lo seduce.

David Cortés Cabán es un conocido escritor que tiene lectores en Venezuela. Su recorrido verbal atiende más hacia la lírica, hacia ese yo que se ha disgregado y convertido en una pluralidad, de allí entonces que conjugue, en este volumen, poesía con cuerpo prosaico para darle fuerza al todo, envuelto en un burbuja de múltiples significados, cuyos referentes están a la vista.

Por eso dice:

Yo estoy fuera de sitio. / ¿Qué sentido tiene marcharse? ¿Qué razón tiene regresar?

Ese ir y venir en medio de las palabras lo consigue sujeto a un instante: el de no tener un sitio para ser o para dejarse estar. Y así como la vida pasa: “La muerte susurra: te amo desde la primera vez”.

Ese ir y venir, constante, se observa en casi todos los textos que Cortés Cabán entrega en este libro:

Si regresas ahora, qué habrás ganado cuando la vida no dé para más.

Aforístico, axiomático, el texto se sigue revelando uno tras otro con la medida de la brevedad, de lo efímero, en presencia de muchas preguntas:

¿Qué expresan las palabras cuando no puedo más?

La poesía, tan de uso diario por el autor, conjuga sus instantes, trasladable:

Miro las nubes y todo desaparece. Intento alejarme, pero estoy en el paisaje sin poder regresar.

Por eso habrá suficiente lugar para el retorno. Siempre habrá un retorno, el mito eterno de estar en el mismo sitio sin estarlo:

Ha pasado el tiempo. Si regresas, despiértame para olvidar el comienzo, para recuperar el final.

Principio y fin. La primera y la última bocanada verbal o de tierra recorrida.

 

La palabra persiste en repetirse: alejarse, regresar, volver, estar.

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Hay un cuerpo agregado. Un resumen carnal. Una voz que se calca ella misma desde un alguien invisible. El poema no se agota en el silencio:

Tu espalda es un eco si te aleja. Si alguna vez regresas… ¿Oirás mi eco?

Ida y vuelta. La lejanía, lo extremo. La presencia.

“Mi corazón tiembla cuando se alejan”, habla de los árboles como seres movibles, desplazables.

La palabra persiste en repetirse: alejarse, regresar, volver, estar.

La oveja también sigue / sin regresar, sigue allá fuera esperando.

Estar es efímero. Estar es sólo un instante. Ir o venir forman parte de ese momento, de esa brevedad.

 

4

La segunda parte del libro es una pregunta: “¿Cuál es el orden?”, y se responde con una oración rotunda: “¡Todo esto es tan gracioso!”.

Los minicuentos que aquí se leen hablan de perros y gatos, de un gallo mientras ocurre el exilio, el amor como tenencia, las ciudades vividas en destierro, una mirada a la historia universal, un paseo por la imaginación de Alicia y su país maravilloso como una alegoría. Y así, los tantos imperios: lo efímero como un paseo que forma parte de la vida trasegada.

Alberto Hernández

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