La mano derecha muestra su perfil y aparece una luz que la hace germinar mientras escribe. Su sangre no es un asunto que oscurezca, pero puede inducir al error. El reconocimiento de su carácter acontece entre los componentes de las vibraciones del aire. A veces, la mano liba con los espíritus que la representan. En esas ocasiones, dos mitades gráficas se reparten las estrías para manejar mejor los impulsos de los dedos.
La mano derecha se ilustra con las señales de la luna diurna y entonces un número la divide.
2
La mano izquierda oculta su perfil y en vez de una primitiva razón, expone una distinción sobre la superficie más adecuada. De esta mano derivan innumerables malentendidos. Por ejemplo, si ella se posa lánguidamente sobre una ventana semeja una paloma cabeceando un sueño casi veraz.
La mano izquierda frecuentemente se contrae para pasar desapercibida. Envejece por momentos, pero después rejuvenece tanto que hasta se vuelve frágil. Si participa en algún debate extiende su nobleza y más tarde se la clasifica como de alta condición.
3
La mano de frente anuncia un alto en el avance o una advertencia para cierta abreviación. Como ella no sabe suprimir sus deseos se aferra a la primera reja con la que se tope. Allí se está horas y horas reducida a una forma indefinible, mas harto curiosa. Puede pensarse que se simplifica, empero sucede todo lo contrario: se torna sumamente compleja y radicaliza sus trazos y sus interrogantes.
De frente, la mano no se exaspera, sino que administra mejor su talante y lo distribuye entre los orígenes del rocío.
4
La mano tumbada parece falsa, pero es más bien emborronada. Su piel se hace infinitamente antigua, tan antigua que puede palpar los meandros de todos los misterios.
La mano tumbada se analiza, coincide con la serie de eventos en las cubiertas de las pulsaciones. Sus venas se hinchan para adscribirse a los sucesos del post-mañana en su fluidez.
Cuando la mano se tumba, un ruido leve y seco queda aprisionado en el margen de la dirección que se atisba temprano.
5
Las dos manos colgando como derivadas de un racimo de bananos lánguidos. Manos en que aparecen las exterioridades de los remanentes de los pinceles. Manos que semejan charlar acerca de la relatividad de las figuraciones.
Las dos manos que penden para observarse y mantener la disposición para no combarse. Manos que quieren alcanzar el pneuma de la madera y luego gravitar hasta pasmarse en lo extraordinario. Manos sin resabios, casi liadas por el principio de la domesticable inercia o el edicto que suspende las cosas en haz.
6
Las dos manos levantadas juegan a una extraña amistad forjada en tiempos impenetrables. Ellas no siempre actúan de consuno y frecuentemente tienen desavenencias por asuntos fútiles. Encuentran pronto razones para cooperar y olvidan a conveniencia la causa de sus diferencias.
Las dos manos elevadas quisieran tocar las nubes, los pájaros en vuelo y los aviones migrantes. Su anhelo se ve truncado por la actividad de los vientos feraces.
Las dos manos en alto recuerdan alguna escena de vieja película de bandoleros.
Escritor, sinólogo, traductor, fotógrafo y artista visual venezolano (Cagua, Aragua, 1951). Estudió chino moderno y clásico, así como historia de la cultura china, en la Universidad de Peking (1977-1982). De septiembre de 2001 a septiembre de 2008 fue agregado cultural de la Embajada de Venezuela en China. Textos suyos han aparecido en diversos medios de comunicación de Venezuela y China, entre otros países. También ha publicado los poemarios Ideogramas (Maracay, Venezuela, 1992) y Mudanzas, el hábito (Pekín, China, 2003), el libro de cuentos Calma final (Maracay, 1995), los libros de prosa poética Textos de las estaciones (Editorial Letralia, 2003; edición bilingüe español-chino con fotografías, Editorial La Lagartija Erudita; Peking, 2006), Postales (Corporación Cultural Beijing Xingsuo, Pekín, 2004), La casa que me habita (edición ilustrada; Editorial La Lagartija Erudita, Peking, 2004; versión en chino de Chang Shiru, Editorial de las Nacionalidades, 2006; Editorial Letralia, 2006), Vestigios en la arena (Editorial La Lagartija Erudita, Peking, 2007) y Claves lanzadas al espacio o a las aguas (con fotografías del autor; Editorial Letralia, 2015); el libro de brevedades Desde el Cinabrio (Editorial La Lagartija Erudita, Peking, 2005), la antología digital de poesía y fotografía Intromisiones, radiogramas y telegramas (Editorial Cinosargo, 2008) y diez traducciones del chino al castellano, entre las que se cuentan Libro del amor, de Feng Menglong (bid & co. editor, 2008) y Lo que no dijo el maestro (selección), de Yuan Mei (bid & co. editor, 2015), además de la selección de cuentos largos Ocho escritoras chinas; vida cotidiana en la China de hoy, antología de varios traductores (Icaria, Barcelona, España, 1990). La edición digital de su libro La casa que me habita recibió el IV Premio Nacional del Libro 2006 para la Región Centro Occidental de Venezuela en la mención “Libros con nuevos soportes” de la categoría C, “Libros, revistas, catálogos, afiches y sitios electrónicos”.