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Caprichos en lo verde

lunes 19 de junio de 2017
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Caprichos en lo verde, por Wilfredo Carrizales
Dibujo: Wilfredo Carrizales
Textos y dibujo: Wilfredo Carrizales

1

Durante la simpleza del verde, la mujer manifiesta su desnudez, verdeante en el verdor. La bestia verdiseca la desea y comerla quiere en ensalada. Piensa en verdolaga, vainas y semillas y una erección le vuelve tierna la savia. La cortada de la mujer es todavía la humedad y ella se aplica al animal y lo torna su teniente. El bosque conviene y un intercalado orgasmo vuela con plumas de verderol.

 

2

Completamente esmeraldas que cuelgan de un árbol de botellas. Se agregan al follaje y la luz deja de ser blanca y enverdece aún más lo crudo del ámbito. Se intuyen mariposas hiladas horizontalmente, pero no se ven y son carnosas e influenciadas por los verdinos.

 

3

Con referencia a las hierbas y no se dejan marchitar. Glaucas mañanas campean en los brotes. Por oposición, se asientan los verdes que llegan a ser. ¿Cuántas inmadureces han alcanzado su grado de promoción? Para sentarse en el verdegay se rumia y se tiñe la tierra de no desacreditados perejiles.

 

4

No se pierde el color verde con la edad. En los comienzos, inclinaciones hacia el cobre. Luego manchas por frotamiento y verdejos que recuerdan mares olvidados o lagos promulgados tras las historias escritas al vaivén de cortinas que se cierran con anillas de verdales.

 

5

Espacios de lo verde. Muros que infieren aquel color. Lozanas leñas que niegan la vejez. Y la severidad de un forraje que se desplaza con discos más allá de las empalizadas. Y un verdinal que se viste y descansa entre recipientes cañameros y aderezados. Nuevas pinturas dentro del bolsillo de las tardes reacias a agostarse. Tapete que nos dimos y nos aficionamos a él.

 

6

Demoradas verduras. Comparsas de hojas en agraz. Enteras y más tarde sembradíos, inclinaciones hacia el fresquedal. Un material planeando con verdecillos y lianas que no renuncian a los comentarios sin larguras. Paso libre y palos de vértebras que suenan en los verdeos. Vino alguien y segó y fue vino reprendido, fugaz y tendido en su verdete.

 

7

Virtud y vestigios de verdascas. Sazón reciente, con reciedumbre. Verdor para tomarlo y no callar. Ojos tragados por lo verde, por lo inasible de su causa. Aprendices de los parentescos en los alrededores de lo que brota con exuberancia y beneplácito. Aullidos que se conservan dentro de vejigas y mayormente parecen lo que podrían ser.

 

8

De rejillas acumuladas y siempre verdes y otras especies y aun más verdes. Retazos de papel que no vegetan y que vigorizan lo que ulteriormente se guisará, a sabiendas. Entre tanto una doncella se inclina y oye el fragor del verdusco y con referencia se agita en el interior del verdacho y enseguida eclosiona.

 

9

Gregarismo y lo novicio que se apacigua entre lo verde, entre la sustancia que lo favorece. Acto de verdear con el pensamiento puesto sobre las texturas harto impertinentes. Debemos congratularnos, sin alterar la verdad del verdor, sin palpar las supuestas molestias que dejan los retoños de los paradigmas.

 

10

Tragos de verdulerías y andar velozmente lento. Plantas en los epítetos que van habiendo, cuando entran y no se dejan salir y apadrinan veranos como si de primaveras se tratara. Y así no ocasionan verdugos y suceden placeres de hartura y verdecido heno bajo los ramajes de junio.

 

11

Llevarlo a cabalidad, en el sitio instituido por el yerbal y su pasto. Capítulos de hombres alechugados, sumidos en lo corto, dichos de saciedad y viernes de zarcillos y junturas. Verdades en remojo para agramarse y estarse con imaginarias frutas balanceándose frente a los ojos lerdos y legañosos. Angostos los caminos y el verdor amplía sus ventanas con la pureza de la clorofila.

 

12

Venir con la ventaja del verde. Casarse con la oclusión de su canal que conduce al origen de lo remoto vibrante. Saturación que no llora. Ánimo que se hace humo de pimpollos y ventura se emprende. Sobre la hazaña del verdecimiento los copetes sajados de la floresta. ¿No veis cómo llueve con engrandecidos cerollos? Las malangas no acarreaban sus mortajas por inexistentes. Empero lo común fue recogido y muchos verdegales clarearon junto a las verbenas tempranas.

 

13

Ver y confiar en las prebendas de todos los verdes. Adelante las revistas de hojas y el espectáculo que define al amarillo que traicionó. No se detienen las raíces ni se aloman en la umbría. Ahí se revierte el reino que se frota con sus verdinas y se exulta y advierte en las esbozadas lagunas las prendas que son verdor. Y si la coyunda continúa ampliándose con su edad, sobrarán lustres y en los árboles un sayal se apercibirá con la buena calidad de su merced viril.

Wilfredo Carrizales
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