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Al menudeo

lunes 31 de julio de 2017
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Textos y fotografías: Wilfredo Carrizales

1

Al menudeo, por Wilfredo Carrizales
Fotografía: Wilfredo Carrizales

Aun cuando me procuro no me alcanzo. Ya que soy equivalente aporto sutileza, astucia, perspicacia… Atiendo mis ventajas y cuido los provechos. Inexhausto, disfruto de lo indefectible. Doy forma a lo que me concierne. Revelo adquisiciones; procuro discernimientos; descubro consecuciones. Vigilo la superioridad del pedazo de cielo que me posee.

 

2

Averiguo el adiestramiento de las causas. Todo me atañe; todo me incumbe. No obstante, interpreto, significativamente, el alivio del desalojo.

Adrede, el desasosiego me separa del centro de los rasgos más conspicuos. Discierno lo embrionario de lo dañino y a uno u otro mezquino lo desprecio con el impulso del fuego.

 

3

El corazón supone. Quema su sustancia. Expresamente suelta la catapulta y golpea el fondo de la evidencia.

Subordinado a la inquietud, desprendo un aspecto que me considera.

 

4

De tal o cual modo, me agrando en el conocimiento. Provechosamente, acaso. Meditabundo, me encarezco. Así realzo la evidencia que alivia y, por ende, determino el curso bajo o poco profundo.

 

5

Al menudeo, por Wilfredo Carrizales
Fotografía: Wilfredo Carrizales

Allí dentro, en el infinito, me torno dúctil, pero no me rebajo en grado o clase. Ningún artificio se fija a mi figura. Me cierro y me abro para evaluar.

Me echo a un lado para repicar con la idea de la campana. Cuidadoso, cuento mis pisadas para demostrar que soy huésped del vigor.

 

6

Paso por alto el dolor o lo depongo. En conformidad con mi genio convengo en no ser apacible.

Entro en el encubrimiento. Me asumo explorador de los presagios. Luego forro lo inanimado y me voy al oírse el empeño del odio.

 

7

Sin configuración, el saber se aleja de la familiaridad. Inquiero por las apariciones adaptadas a las malas noches. No hay garantía de que las asechanzas ya no estén montadas.

Reflexiono y me reflejo en lo que tiene voz. Sondeo las trampas arrojadas  sobre las calles. Celo los pronósticos para que no caigan dondequiera.

 

8

Me volteo hacia el secreto de donde viene el relámpago. Doy vuelta a las señales que se sonsacan. La garantía de mi proximidad la traigo conmigo.

Un desliz y se juntan los linderos. Diestramente me asigno una conducta para la infalibilidad.

 

9

Lo dilatado se separa y se ciñe a la descripción que se menciona en viejos papeles. Infiero que existe una ocultación de señales.

Si el fracaso me sale al paso le doy buen trato y encajo en mi seno una ardid de empeño.

De antemano, me adelanto a lo que la distancia anuncia para mí.

 

10

Al menudeo, por Wilfredo Carrizales
Fotografía: Wilfredo Carrizales

En la brecha se detiene una araña de jardín. Su presencia trae a colación la ligazón entre ella y mi necesidad persuasiva.

Subo mi disputa hasta los hilos colgantes y allí permanece ensanchándose con avidez.

 

11

De lejos, despedazo el encono. La posteridad de mi decisión formula un estado de quietud que, por instantes, me sorprende.

Sin embargo, me hago el indiferente y dejo marcharse a las adherencias que me involucran. Si dependiera de mí, voltearía la vida hasta sonsacarle el mayor arcano.

 

12

Un sesgo y las cosas se hallan por cálculo. En el contorno de las cerraduras se resuelven adivinanzas por cuenta de seres anónimos.

Persisto en lo sobrante e ignoro si vale la pena. Empero, me asiento con pocos yerros y muchas aclaraciones.

 

13

No me abrumo en insignificancias. Echo abajo los enganches de la comodidad. Lucho por convertirme en registrador del tiempo, aunque menguo en la emoción.

Aprieto los tornillos y me sujeto a ellos con complicidad de excusa. Anhelante, me pellizco los párpados y distingo el alcance de mis facultades.

 

14

Padezco de un santo y seña cuyo origen hasta ahora desconozco. Accidentes van y vienen. Las palabras se tuercen y por largo periodo se escuchan sus quejidos.

Un juez me presenta una querella simplemente porque el lugar que ocupo le inspira desconfianza. Me sublevo y duplico mi discordia.

 

15

Al menudeo, por Wilfredo Carrizales
Fotografía: Wilfredo Carrizales

Me ramifico en locuras de texturas bruscas. No reacciono lógicamente y no pido perdón. Mi sonrisa es una feria de fin de mes.

Remacho un clavo de corteza cenicienta. He sido marginado por pretender crear acólitos libertarios. Los abucheos cayeron dentro de la fosa común.

Wilfredo Carrizales
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