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En mi haber

lunes 13 de julio de 2020
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Textos y dibujo-collage: Wilfredo Carrizales
En mi haber, por Wilfredo Carrizales
Dibujo-collage: Wilfredo Carrizales

1

En mi haber recurro a julio y descargo el ascenso del caudal. Una entidad en la capital y un conjunto de bancos asoleados, solitarios y silenciosos. Pago la data con los emolumentos del constante regreso. A la salida me siento empleado y para retribuirme me sueldo a mi sombra caminera. Tengo a mi favor el interés por la fidelidad. Los pocos méritos compensan la vida en general. Todo lo habido y por haber se gana dentro de una judía. (Un háber me enseñará la ley mosaica, mientras me deslizo por la inferioridad del macadam).

 

2

Ha en mi poder una ristra del hálito de los halcones. Mi hado se describe sin adagios ni halos. Hacia las antorchas solía hacer señales del pulimiento. Otras elucubraciones inflamables  las aportaban haraganes en harapos. Hasta las conservas se alteran con el saldo de los rebaños.  Me crío entre  hayas rememoradas en antiguos trasiegos meridionales. Me hieren los influjos de las heredades. Escojo a mis cofrades entre los herméticos para no tropezar contra lo ferruginoso de los agarres.

 

3

Apto para habitar en el vestido de la casa primero ojeo dando palmadas. Lo tardío canta en extremoso habitáculo, mientras tanto la trementina se cura de su roña y desgaja turrones. (He de lograr todos los premios literarios si mis relacionados forman parte de los jurados). Me hinco sobre el mojón fronterizo por la vía culta que se sale de madre. Debajo de mis costillas falsas albergo un hipocampo de la hipnosis y así no desaparezco ni me distancio. (Mis huellas horadan los honores).

 

4

Me lo he dicho: ya había llegado yo cuando no partí. (Son frases que no tendrían cuidado, sino repeticiones). Ha de conjugarse el reproche más gustoso. El arrepentimiento abreva en un río que se reseca. Siempre las acciones envuelven quejas en los ijares. Siempre las llamadas se acostumbran con desenvoltura. Siempre el saque de banda tras la censura. (Hay que darse prisa para colectar las falencias de los escoltados). Todavía la defecación alega sus razones y al acharar, poco cuajar.

 

5

Hube cinco dedos como hijos naturales. Aún los siento encontrados, habilidosos. Los danzantes no han sido habidos, tal vez a causa de las cifras del calor. ¡Quienes han atentado en contra del hambre morirán de sed de justicia! Los que han de dignidad y orgullo que no los glosen al descuido. ¡Bien haya donde se halle! Luengas semanas ha desde los boleros que amilanaban. ¿Vivir como habitud?

 

6

Anteayer hubo maneras y procederes de los cuentistas sobre las cuerdas. Algo habrá con esas conducencias. Son ladinos como hay pocos y los granujas les siguen en cualidades. Los cohabitantes relatan y relatan sin garantías; los abotargados recogen y recogen del piso las conchas de ajo. ¡Hurgan que hurgan los fogoneros!  ¡Etcétera y etcétera de lo más etcétera!

 

7

De lo que no hay se huele al no encontrarlo. Nos las habemos con ruines que arruinan todo a su paso. Malhablados estamos con constancia, sin prerrequisitos. Honduras para los peripuestos; llanezas para los feos. Con horror contemplamos las horquillas con longanizas. El maíz se criba bajo las órdenes de las hormigas. (Si me hostigan mucho reparto hostias a granel y los imbéciles que se encarguen de incensar). Humo de los iconos: ¡venid a mi ventana de encajes e ilusiones!

 

8

Haberse hecho de asunciones no implica discernir. Cortejan los fulanos y las fulanitas a quienes enarbolan los mandobles. Cada una de las charreteras vale un clavo con agujeros. Hablan con atropello quienes escupen  calumnias. De aquellos incidentes se derivaron azabaches con cabezas de zamuros. Hace penumbra  el arraigo de la cartilla para embrutecerse. En sazón, el hastío.

 

9

No hay como los mugrientos dentro de una jofaina de cristal. En el horizonte la astronomía se moldea con harina de trigo y secreciones a la husma. Por extensión, la voluntad esponja los huevos y luego diseca los pollitos. Entre las cejas reculan los argumentos. Alguien concibe un vocerío en medio de la hojalata. Gusta en demasía la canela por su semejanza con la candidez. Un hombre había con epítetos del hurto y después trepó a un avión para firmar por sus horas opulentas.

 

10

¿Qué hubo? Auxiliares para la cohibición. El patoso se hace el zurdo y muñequea dentro de las arcas. Cada gesto: una figura de asco. Las muletillas sólo sirven hasta la mitad de la pierna. Otro oro se nos escapará por los bolsillos de la precesión. La pesadumbre aplasta a los famélicos, mientras bostezan los parlamentarios en los discursos de pala y pulso. ¿Por dónde el eje de las curules? ¿Adónde los trajes para los campeones? Traquetea el velamen de la nave retorcida. ¿Las ratas sabrán nadar?

 

11

¡Si las hay (las fortunas) que las muestren! Llegaremos a pie hasta las rondas de cenizas. De modo que  ¡adiós a los calzados! Aquellas rentas porque no las quieren y desesperan los sin dientes. Debía operarse un amargor dulce, pero en las mismas canastas escasean los atributos. (En cuanto salgan, ¡nalgas!). Según aconsejan los adalides en refugio, los presos indican y los asesinos cercenan. ¡Los ciegos no ven mentiras! Con cuerdas o sin ellas las afiliaciones se dan en talón de igualdad. Desde donde habitaban los conversos se fomentaban las riquezas de familia. Ora se olfatean; ora se garbean. Aunque remiendos sobran en las mansiones de desechos, los perros cagan con insolencia.

 

12

Habíamos de transgredir los hoyos, mas se movían grandes y tan grandes. La admiración se escuchaba con una lúcida lástima. Se implementaron dentaduras postizas y flores de parásitos rojos.

¡Qué celos entre aquellos que no lamían las mañanas con miel! De tales recuerdos depende la salubridad nacional. Murmuraciones hubiere, si subieran las moscas a las azoteas pensiles y engalanadas. Habiendo temido, seguiremos temiendo. En fin, amaren los cobardes.

 

13

El que no ha divisas, no es de los señores. Habremos en las bebidas el necesario duelo y nunca la ocasión fue más aleve. ¡Perfectísima eternidad de los misterios! Algo nuevo se nos diera, si nos echásemos a reír. Empero las carnes rugen cual carbones de locomotora. Más negros que los enigmas de la noche son los cabeceos de las revueltas. Antes se marcharon los de nadie; ahora retornan los escuchados por ninguno. ¡Ah, de la techumbre con sus lagartos de cartón!

 

14

La habían harta repugnancia, con sus moñitos de utilería y sus pistolas ufanas. ¡Pierda el santo y la seña y la clave para ingresar al paraíso! (¿Cuando florezcan las adormideras núbiles?). Dirían (dirán, dicen): los relámpagos amanecieron resfriados y siendo ésa su índole, pues la pasividad es grato anuncio. Esotro potencial jamás fuera de la cama. Y veamos lo que sabríamos. Barbas teñidas y muy sufridas y doquiera obligativo hasta dos décadas.  ¡Tiempo de los escribientes que ya no compran en los mercados! Expresamos y avisamos: ¡no nos matarán!

 

15

Haya lo amado defectivo en su basural. Hubiésemos podido  subordinarnos al frío, a las puertas en todo momento clausuradas. Ahí estaríamos, prestos como entonces, excepto que con menos cópulas. Despacito nos van descuartizando y nosotros puja que puja para permanecer contentos y con los labios llenos de mostaza. Conque, so color de las mortajas, enrumbamos hacia el atolladero de la Historia y además hielos secos para chupar y pesos de las imágenes de asnos y barbaridades y sentencias y ojalá redoble la adversidad de once a doce, cada día de la ley.

Wilfredo Carrizales
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