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Interrogaciones

lunes 7 de septiembre de 2020
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Textos y collage: Wilfredo Carrizales
Interrogaciones, por Wilfredo Carrizales
Collage: Wilfredo Carrizales

1

¿En las venas de la basílica se pueden encontrar células berrendas, con estridencia y precipitación, a pesar de que están sometidas a direcciones marcadas por escuadras y con intenciones de querer a otro cielo donde no ocurra nada y donde haya recargo de adornos y detalles, aunque como es debido, existirá concordancia entre los despojos y los ensanches o un turno de feridad?

 

2

¿Cómo han venido a parar las muchedumbres, de cualquier manera repantigadas, sin cohesión, en bultos de andanzas, carentes de aparato y seducción, y que sólo ocupan espacios para la contusión y la desceñidura y que se guindan de las oportunidades cual rebaños de simios que se retuercen?

 

3

¿En las mesas de platos dormidos alguien se mete las manos dentro de los bolsillos y comienza a cenar un pan con manchas de la pared o un gracioso, con lunares en las mejillas, trata de hacer lugar al material que esconde dentro de su opulencia o el hombre que une a las estaciones sólo con mirarlas, invierte los sigilos y, con simultaneidad, traspasa los fiambres que aún no han sido presentados y que, por lo tanto, debiera restringirse y morderse la lengua incompleta y sucia?

 

4

¿Cuál mujer de insólita y autorizada belleza vale más que su circunstancia y que se expresa de sus vestidos como trapos y no le añade virtudes a su nombre, porque las transfiere a las propiedades de los galantes y no existiendo en el rostro de ella ninguna señal de alcurnia, sin embargo cuaja en su tez una fruta que no pasa inadvertida, pero que nadie osa mencionar ni mucho menos señalar?

 

5

¿Se arrojan contra las esquinas los proyectiles de los lugares altos, debido a una razón de beneficencia o parangón de caridad, cuando estaban antes otros objetivos más seductores que servían para establecer la enseñanza del asesinato del prójimo, con recurrencia al hábito?

 

6

¿Cuántos días nos quedan para terminar siendo descuartizados por los carniceros de sonrisas bobaliconas que han venido de donde criaban aves de rapiña y que cuanto antes desean nuestras muertes porque requieren ganar las apuestas que han pactado con los hematófagos reciclados?

 

7

¿Mueven los ojos al compás de los pies (o la cabeza ajustada a las nalgas) los inventores de émbolos, los agitados por las bolas, los empecinados del viento, los meneadores de bancos, los incitadores de estupro, los violentos de metralla fácil, los ruidosos de los trastos, los torpes del titubeo…?

 

8

¿Qué interinato es aquél que manazas trae para robar? ¿Qué dinero viste y escondiste? ¿Qué años tiene ya la patrología del dolo? ¿Qué nos cansa, nos quebranta, nos hace llagar el habla, ensartar los intestinos, anochecer de gritos, peligros y sustos? ¿Qué es qué y sitio sin almohada, sin hipótesis?

 

9

¿Coge miedo la carne ante las tenazas o denota en su atavío un tembleque sin callejón? ¿Nos acercamos al tráfico de cadáveres en ausencia de leyes de tránsito y fiscales sin boletas? ¿El embotamiento paga su guerra a distancia o en las cercanías del mercado de valores? ¿Las charnelas se hacen grotescas con los chirridos que producen las puertas de hierro carcelarias que no giran?

 

10

¿Por qué nos sujetamos a la cosa? ¿Para darnos fuerzas y compensar los gemidos, las lágrimas, los alaridos emitidos en las madrugadas sin término, cuando los hematomas hablan por nosotros? ¿Las delitescencias se esfuman con el reparto de las brisas, con los ejercicios de enjabonamiento por encima? ¿En un momento de cólera el arma de fuego barre nuestro suelo o mana flujo mortal?

 

11

¿Se echa el enfado para no desdecirnos y la culpa corre a su cuarto y se destempla la aventura y se exagera la atribución del ruedo y se voltea el coleto para que reciba más tragos de licor y se destina lo sucio a otros compromisos menores y se tiran los hornos para que divulguen las noticias quemadas y se ahuyentan los capotes para no gastar en agujeros y se bordan los atributos sin dedal?

 

12

¿Aunque la miseria cumpla su misión trascendental dándole golpes de gracia a los enemigos de la robustez, seguimos impulsándonos hacia la visión autónoma de la tacañería, impelidos por el acicate de la elevación, empapados de mirra y morrones, mientras los sudarios suplantan a la necrosis en su función de ostentar los olores de antigualla que, de modo novedoso, define su predominio?

 

13

¿Aparece el archivo de las fiebres, muy usado en tiempos de crisis y debates sin estorbos, en los ámbitos donde no se requieren salvoconductos, sino derecho de fenecimiento, por delante del cual nada es superior a él ni asunto alguno lo rebasa, sea estación seca o crujiente o pasadura con resbalones incluidos para poder colegir el tipo de perplejidad que suscita o provoca olfateo?

 

14

¿Las quejas se fermentan y uno se queda entre ventolera y pasmo, cual un apócope de anormalidad, bien desalimentado en sus retrocesos de viandas, recabado y sin tributos a la vista, recitado de saburra y teñidura, a la usanza de los antiguos trastajos, impedido de compensar los enredos, porque las vaharadas vagan de súbito y amelonan nuestros rostros para que sean pábulo de moscas?

 

15

¿No hay monedas que venzan a la elipsis del desahucio, de la uñarada, de la merma sustanciada? ¿De veras vamos con visión de águila urdidora o trasvolamos a guisa de urracas, picando apremios y defecando falsos diagnósticos? ¿Gules y gandules bajo una misma banderola de latrocinios y extorsiones? ¿Caen las tardes y las aves de las marianas tragan luces sin focos, con especificaciones de esperma y con malignidades de lobo? ¿Oscila lo óseo, a tientas, con su calcio impreciso y un hollejo que va rumbo a la calígine? ¿Entienden los piojos de oratoria y picaresca? ¿Tregua suena?

 

16

¿El espectáculo anunciaba explosión, pues los prudentes eran numerosísimos, desde que las corruptelas se habían convertido en apasionado estilo de lucimiento, como si la infamia estuviese asaz lejana del agravio y los fastidios no desembocasen nunca en la publicación de un libro que todos amasen y se reconociesen en sus páginas y diera de comer a los arrojados, a los temerarios?

 

17

¿No sería agradable que se apareciesen los apaleados y acuñasen el querer sin desear, el suplicar sin mentir, en momentos en que la totalidad devendría inútil por causales impuestas desde los agobios, de suerte que las afiliaciones conducirían a las mazmorras y los pedazos de uñas se irían dejando a discreción, semejantes a señalizaciones para los que vengan después, detrás y a remolque?

 

18

¿Ínsulas para los cohechos, de modo que los sobornadores puedan disfrutar de las playas, las putas núbiles, las langostas, los yates y sean capaces de inventarse panoplias y juguetes sexuales, con los cuales ir directo al meollo de la imaginación y el embrujo, a la vez que acordados militares los custodian para que discurran las historias según los libretos con suficiente anterioridad esbozados?

 

19

¿Callan el cáspita y encarecen las joyas y los mulos de privación y, acaso, los ovillos resultan de sus extensas madejas de relaciones internacionales allende los océanos, aquende las cordilleras nevadas, hasta las puertas mismas vaticanas, exentas de barbarismos y telarañas, tácitamente impersonales, gananciosas de pasividad y olorosas a pedofilia y manoseos de eunucos sin celos?

 

20

¿Contra nosotros exterminios y asolamientos, por el solo hecho de custodiar decoro y dignidad frente a la manada de canes rabiosos y pestilentes y amenazas de lanzarnos por despeñaderos, según las cláusulas de la instancia de muerte estadal y que los enemigos aporten más enemigos para que cundan las hemorragias por decreto y que les provoquen gracias danzantes a los desmembradores solícitos y oficiales y que razones tienen, como siempre, y que sus esfuerzos y valentías serán reconocidos con magnificencia y fastos patrios y levantarán nuestros cuerpos, ya cadáveres, para alzar sus fortalezas, sus cuarteles, sus búnkeres y el paraíso de la negrura será nuestro para enrojecernos, a plenitud, de hemofilia y gangrena y huyendo, la cobardía se irá amilanando con sus correas y sus traspasos de exequias y morgues y entonces las trompetas mudarán en pitos y los tambores en panderetas y la salud se trabará entre sí, serpentina?

Wilfredo Carrizales
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