Estas conversaciones con la tía abuela Julia me parecen de lo más excelente y fresco. Las considero como un reconocimiento a la sabiduría de personas de la tercera edad; pero sobre todo a esa solidaridad por la ingrimitud que sufre el ser humano en esta etapa de su vida, y en que el diálogo con ellos debería ser consuetudinario, como terapia para terminar de hacerles sobrellevar su ocaso por quienes se desgataron por nosotros. Pero asimismo estos diálogos nos trasmiten conocimiento.

Responder